El legado de un artista y la difícil tarea de cuidar.

Desde chica naturalicé vivir en un círculo familiar de artistas plásticos. Lienzos, témperas, trapos sucios, incluso guardapolvos que hoy serían considerados obras de arte por su carácter de "intervenidos" con todo tipo de colores. Para mí era extremadamente común almorzar o merendar en la casa de mis bisabuelos ya que tuve la suerte que hayan participado de mi crianza temprana. Cuando no estabamos jugando generala, burako o pintando, se montaban conversaciones de grandes donde claramente me aburría y me escapaba al taller de mi bisabuelo (cariñosamente y de aquí en adelante el Tati)

Ese lugar me despertaba todo tipo de sensaciones: miedo, interés, y sobre todo, curiosidad. Mi mamá siempre dijo que de chica ponía cara de curiosa, vaya a saber qué significa eso pero en lo que refiere a bebés, acciones y gestos estaba siempre observando todo, como un escáner humano.

Volviendo al taller, lo recuerdo oscuro a pesar de tener una ventana a calle Pueyrredón, pero claro, siempre vi la persiana cerrada. Más allá de eso, era un lugar cálido donde realmente te sentías a gusto. Era grande, tenía un entrepiso con incontables cuadros y caballetes por todos lados. Persiana cerrada... hoy entiendo. Haciendo memoria, yo jamás lo vi pintar, usar la luz natural del día. Solo vi una enorme cantidad de cuadros, presencié muestras y leí notas o artículos. Viví de historias, escuché relatos de viajes de meses al norte del país o a otros países de américa latina. También conocí su vocación de docente, incluso tuve profesoras que fueron alumnas de él.

En este texto quiero contarles una interesante situación (porque no lo considero problema) con la que me he encontrado en mi vida, en varias ocasiones. Cuando hay artistas y creadores siempre hay algún momento final de su carrera profesional. Hay preguntas que no llegué a poder realizarle: ¿Qué pasará con tú obra? ¿Quién se encargará de su conservación, explotación, difusión, protección, gestión, etc? En definitiva, quién se encargará de cuidar todo este legado? Cuando un artista es artista "por amor al arte" estás no son preguntas que resuenan en su cabeza. El Tati pintaba porque era su forma de comunicar, de ser y de estar en el mundo. Su fin nunca fue comercial.

Desde hace años busco herramientas para gestionar todo su material pero no precisamente por su valor económico, sino su valor artístico. Cuidar una obra es mostrarla, visibilizarla, hacer circular y conocer el mundo. Después de mucho estudio y dedicación, me formé y estoy activa, sin embargo las respuestas no son fáciles y menos en una ciudad, o mejor dicho país donde no hay legislación que acompañe. ¿Qué se puede hacer para ordenar todo este patrimonio y abordar eficientemente esta difícil pero interesante tarea?

Las posibilidades son muchas deben pensar ustedes pero realmente no. Normalmente se busca para ello al Estado, municipio u organismo como un museo. Hemos entregado obras a instituciones respetables de la ciudad como ser el Rectorado de la Universidad Nacional de Rosario o la Bolsa de Comercio de Rosario para que ocupen un lugar en tan vistosos edificios. Pero cuando una obra es grande y está compuesta por diversas colecciones, ningún organismo privado con o sin ánimo de lucro, de carácter cultural puede asumir la propiedad, conservación, tenencia, o explotación de un legado artístico .

Con toda esta información, esbocé un proyecto de tesis en la etapa final de la Maestría de Comunicación Digital Interactiva. “Arte y exhibición en ambientes digitales: repensando a los artistas plásticos locales en clave 3.0” donde planteo la nube como la plataforma ideal para la exhibición y publicación de obras de arte, archivos documentales y museográficos, y también como lugar de participación y lectura de este tipo de relatos expuestos. Desconozco aún si este es el comienzo del camino pero se que me acerco un poco a la difícil tarea de cuidar el legado de un artista.