EL LIDERAZGO «MESSY»

La pandemia modificó las formas de relacionarnos, la vida que conocíamos hasta el momento y no fue algo ajeno en el ámbito laboral, en donde adaptarse a la virtualidad fue un desafío para todos.

Los equipos y líderes de los mismos se vieron bajo la necesidad de generar nuevas formas de motivación, comunicación y relación.

En este contexto, la consultora BTS realizó un estudio que buscaba conocer cuál es el camino que dirigía a los líderes de diversas organizaciones para prácticas más efectivas. Con ello, entrevistaron a más de 40 directores, en su mayoría de formación y talento, con el objetivo de entender los nuevos desafíos que debían afrontar dentro del «nuevo mundo» y cómo proyectar los años siguientes.

Los resultados del estudio arrojaron que los líderes deben convivir con la realidad de que algunas estrategias que funcionaban en el pasado ya no rinden: quienes logren adaptarse a los nuevos tiempos, inciertos y tumultuosos, son quienes podrán posicionarse como buenos líderes.

Dicho estudio concluye que hay cinco cualidades que debe reunir un buen líder y estos 5 atributos conforman lo que se denominó como  «Liderazgo Desordenado» o «Liderazgo Messy»:

1. M- Multiplicando perspectivas. El objetivo es ser un líder diverso, inclusivo y que sepa generar un sentimiento de tarea compartida con su equipo de trabajo.
2. E- Conexión emocional. Una buena relación emocional acerca a las partes y cierra la distancia consecuente del trabajo remoto e híbrido.
3. S- Sacar provecho del momento. Es necesario saber aprovechar el cambio y poder adaptarse con facilidad a las situaciones inesperadas del día a día.
4. S- Simular varios futuros. Hay que poder aprender de los errores y saber planificar diversos escenarios posibles.
5. Y- Yo y los demás. La nueva clave de un líder es saber trabajar en equipo, ser humilde y saber que él mismo no tiene todas las respuestas.

Sobre esta nueva perspectiva hay que tener en cuenta que hay nuevas formas de liderar están apareciendo y es necesario poder adaptarlas para el mejor desarrollo posible de las organizaciones. Esto no se trata de dejar de lado todos los procesos que se han utilizado, pero es una oportunidad para sumar y complementar otras formas más dinámicas.

Fuente: El Cronista