Supera tu miedo -al fracaso-.
El miedo puede ser desagradable en muchos aspectos pero constituye a la vez un método de supervivencia y defensa.
¿Has sentido miedo? Seguro que si. Incontables veces. El miedo es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza. Es desagradable, y provocado por la percepción de peligro real o supuesto, presente, futuro, o incluso pasado. Justo en este momento quizá desistas de leer este artículo movido por un sentimiento de miedo a descubrir algo que no sea de tu agrado por… ¿inútil tal vez? bajo el argumento de “falta de tiempo”, “poco o nada interesante” o lo que sea que tengamos a la mano. No desistas.
El miedo puede ser desagradable en muchos aspectos pero constituye a la vez un método de supervivencia y defensa que nos permite responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. Esa es la parte positiva. La lista de “miedo a…” puede ser tan extensa como diversa pero no es mi intención hacer una larga explicación de las clases de miedo. Más bien es compartir contigo una pequeña reflexión que deseo nos ayude a pensar sobre uno de los miedos más comunes en la vida: el miedo al fracaso.
Nacemos, crecemos y morimos de miedo en ocasiones. Desde pequeños se nos induce a tener miedo, como una pauta natural de “educación” y supervivencia. Se nos sobreprotegió por temor a causarnos daño y con el tiempo, aprendimos a sobreprotegernos así mismos por miedo a la decepción, a la burla, al engaño, a quedarnos a mitad del camino, al qué dirán, al “no sirvió para nada” o al “no lo logré”. La lista puede ser interminable. Todos tenemos una historia o muchas qué contar en ese sentido. Nadie está exento del miedo al “fracaso”, y lo pongo entre comillas porque el fracaso tiene al menos dos destinos a elegir: uno de ellos es una descendiente al más oscuro y frío de los abismos y la otra, una ascendente hacia una cumbre por conquistar. En el camino, la decisión sobre cual tomar no siempre resulta fácil. Incluso si tomas la ascendente y de pronto te ves rodando hacia abajo, retrocediendo en tu avance y perdiendo ventaja, la bestia cruel del miedo estará presta para devorarte entre sus fauces y robarte la victoria. Esa vocecita que susurrando al oído te dice una y otra vez, “¿ves? te lo dije, que esto no era lo tuyo. Desiste. No tiene caso, no vale la pena”.
Todos los días nos enfrentamos al mismo desafío de muchas maneras. Regresar de nuevo a la misma rutina de una actividad que no nos inspira y sin embargo seguimos en ello, consciente o inconscientemente o tratando de solapar la costumbre de posponer una decisión… por miedo a fracasar, a que no funcione o a que perdamos tiempo o dinero o miedo a reconstruir una relación que ya no es lo que era.
Nada está perdido… recuperarse de una caída no es fácil pero comparado con la sensación de logro, no tiene precio. El secreto está en levantarse y volver a empezar, sin importar la altura o la profundidad donde te encuentres o el número de veces que debas hacerlo, el aprendizaje ya es tuyo, úsalo. El logro es inherente al ser humano aunque suela mostrase tímido ante nosotros.
Cuéntame, cuáles han sido los temores a los que te has sobrepuesto y cómo hiciste para conseguirlo.
Jamás te avergüences de tus fracasos, incorpórate, da un paso adelante y vuelve a intentarlo. Recuerda que…
“El éxito es sobreponerse al fracaso con el entusiasmo intacto.” Wiston Churchil.