El mundo de cabeza
Agosto 2020.
Pandemia y el mundo de cabeza.
¡Qué año! El mundo de cabeza, las calles vacías, la naturaleza siguiendo su curso, recuperando lo que le quitamos. En tanto yo: Bella y gastrointestinalmente estable. Todo lo demás estaba mal.
A cuatro años de eso me veo en esta foto y quiero decirme tantas cosas, pero no.
No hablaré a mi yo del pasado, le hablo a mi yo del presente: Por nada del mundo dejaría atrás lo que he vivido, los aprendizajes y todo lo que sé, no dejaría de aprender, de esforzarme y de mostrar quién soy para evitar la envidia, para tratar de encajar, para satisfacer el ego de de otros. Su mediocridad no va a opacarme.
He llegado hasta aquí con tantas heridas, tantas caídas, con tantas piedras en la bolsa y muchas más dejadas en el camino, que me traicionaría si intento disminuirme, no he sido tibia, no he sido dócil, no seré lo que no quiero. La apariencia física es agradable a la vista, pero es un rasgo momentaneo, breve, ilusorio. Y soy más que eso. Soy la experiencia de una vida en la que he vivido muchas vidas.
No me has dado un espíritu de cobardía, mi Dios. Celebraré la vida con un vino, deseando que vengan los mejores años.
¡Salud!