El niño que se quedó conmigo

El niño que se quedó conmigo

Escribo casi a mis cincuenta años, teóricamente mi infancia la dejé hace más de treinta para pasar a las otras etapas del crecimiento humano, sin embargo, el niño sigue conmigo y aquí se va a quedar. 

Aún me le quedó viendo a las personas que me parecen interesantes, imagino sus historias, sus pensamientos internos. También sueño con salir volando de ciertos lugares, cierro los ojos, me escapo con la mente. No me resisto al pan dulce, a las papas fritas y a un vaso de chocolate frío y espumoso.   

Soy del que camina por las banquetas sin pisar la raya, del que saca la mano por la ventanilla del auto para romper el viento y brincar postes de teléfono. El niño se quedó conmigo, le corro a las inyecciones y lloró en las despedidlas. 

Amo el aroma de los crayones, del cuaderno nuevo, dibujo caritas y nubes felices, es fácil crear mundos, inventar juegos y hacer amigos. El niño no se va ir, tiene más motivos para quedarse que encapsularse en el mundo de los adultos. 

Feliz día, mi niño. Y a todos los niños que vivieron y viven conmigo. 

Gonzalo Jaime

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