El otro lado del smishing: el peligro detrás de lo cotidiano

El otro lado del smishing: el peligro detrás de lo cotidiano

El smishing se está convirtiendo en una amenaza creciente en el mundo digital, aprovechando la confianza que tenemos en algo tan cotidiano como los mensajes de texto. 


Cuando hablamos de ciberseguridad, es fácil centrarnos en la parte técnica, del envío de los mensajes pero ¿qué ocurre con los aspectos menos obvios? El smishing, más allá de ser solo una forma sofisticada de phishing vía SMS, explota algo profundamente humano: la confianza implícita en lo que consideramos familiar.

Mientras los correos electrónicos llevan años etiquetados como "potencialmente peligrosos", los mensajes de texto son una herramienta de comunicación considerada como más íntima y directa. Cada mensaje de "Urgente: tu cuenta ha sido bloqueada" o “Ingresa y recibe tu oferta exclusiva” juega con nuestro sentido de urgencia y nuestra tendencia a reaccionar antes de razonar.

Transformemos la narrativa: 

El primer paso para prevenir el smishing está en reconocer lo no obvio. Entender cómo y por qué caemos en estas trampas es la clave para evitar caer en estas trampas. Es importante reconocer que no somos inmunes. Las trampas del smishing no solo engañan porque son técnicamente avanzadas, sino porque explotan nuestras emociones, hábitos y confianza en canales aparentemente seguros como los SMS. 

La ingeniería social detrás del smishing

El smishing trasciende la esfera tecnológica porque no se trata únicamente de vulnerabilidades en sistemas o dispositivos, sino de cómo los ciberdelincuentes manipulan nuestras emociones y rutinas. Es un problema de psicología humana, ya que explota patrones de comportamiento comunes y universales.

¿Qué aprovechan los ciberdelincuentes?

  1. Patrones culturales: En cada región, los atacantes observan cómo funcionan las relaciones de confianza. Por ejemplo, en América Latina, donde muchas personas confían ciegamente en mensajes relacionados con bancos o promociones especiales, los ciberdelincuentes adaptan su estrategia para parecer mensajes legítimos y urgentes.
  2. Rutinas cotidianas: Los mensajes se integran fácilmente en actividades diarias. Alguien que espera un paquete, por ejemplo, no dudará en hacer clic en un enlace que parece venir de un servicio de mensajería, especialmente si el mensaje advierte un problema con la entrega.
  3. Emociones como motor: Los estafadores saben que el miedo a perder algo (acceso a tu cuenta bancaria, un paquete, o una oportunidad) y la urgencia de resolverlo rápidamente generan impulsos automáticos. Esto reduce nuestra capacidad de analizar la situación con calma y nos hace más propensos a caer.
  4. Lenguaje familiar: Los mensajes imitan el tono de comunicación de bancos, tiendas o empresas conocidas, usando frases y estilos que las víctimas ya asocian con estas instituciones. Esto refuerza la confianza y minimiza las dudas.

La trampa del “esto no me pasará a mí”

Muchos piensan que no caerían en este tipo de fraudes porque creen reconocer señales obvias. Sin embargo, las cifras cuentan otra historia: en América Latina, estas estafas crecieron un 140% en el último año. No es casualidad; el smishing opera en la delgada línea entre lo cotidiano y lo inesperado, convirtiéndose en un arma difícil de ignorar.

Cómo podemos hackear el smishing

La solución no es solo técnica, sino también cultural:

  1. Normaliza la desconfianza activa: Así como aprendimos a desconfiar del "Príncipe nigeriano" en correos electrónicos, debemos incorporar el hábito de cuestionar todo SMS que implique urgencia. Aprende a reconocer las señales más comunes en los mensajes fraudulentos, como errores gramaticales, enlaces extraños o promesas irreales. Con el tiempo, esto se convierte en una habilidad automática.
  2. Protegernos con conocimiento: Las empresas, bancos e instituciones constantemente están educando y recordando por qué jamás solicitarán datos sensibles por mensaje de texto. También, es muy importante hablar sobre el smishing con amigos y familiares, especialmente con personas que no estén familiarizadas con este tipo de estafas. La prevención colectiva es más efectiva.
  3. Confirma antes de actuar: Si recibes un mensaje inesperado, verifica el número con los contactos oficiales, evita abrir enlaces directamente y revisa la información en la app o página oficial de la institución. Tómate un momento para reflexionar antes de responder o tomar cualquier acción.

En Cobre, entendemos que la seguridad no se trata solo de contraseñas y firewalls, sino de una mentalidad que protege desde lo básico. Al automatizar procesos y minimizar errores humanos en las operaciones financieras, buscamos eliminar oportunidades para que tácticas como el smishing prosperen.

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