El «peligro» de Día de patriotas
Hago notar que la palabra «peligro» la pongo entre comillas, ya que estamos hablando de una película, no de un arma de destrucción masiva. En concreto me refiero a una «Whalberg-película», es decir, una producción de carácter épico inspirada en hechos reales y protagonizada por el actor Mark Wahlberg. ¿Qué puede tener entonces de «peligroso»? Pues, desde mi punto de vista, esas extrañas ganas que te deja, cuando termina la proyección, de liquidar a cualquier islámico radical que se te cruce por el camino. ¿Cómo es posible que ocurra esto cuando, en una de las secuencias finales, el propio Wahlberg confiese que solo el amor y la solidaridad lograrán vencer los desmanes del yihadismo?
Día de patriotas (Patriots Day, 2016), de Peter Berg, es una película que narra el atentado de la maratón de Boston ocurrido el 15 de abril de 2013. Está planteada como esas clásicas historias de catástrofes de los años 70, que primero te presentaban a los personajes que luego se iban a ver envueltos en el horror, en un intento por mostrar la cara más humana de la tragedia. Berg, todo un especialista en «Whalberg-películas», como demostró con El único superviviente (2013) y Marea negra (2016), busca crear empatía con las víctimas desde el minuto uno, para que luego se te encoja el estómago, sin concesiones, y desarrolles un odio creciente hacia los autores de salvaje acto terrorista, hacia sus ideas extremistas... y ¿hacia sus pueblos?
Es curioso porque, hasta ahora, en este tipo de historias, Hollywood solía colocar como secundario a algún personaje de origen islámico que evitara provocar en el espectador una primaria identificación entre islamista y yihadista. En Día de patriotas, a Berg se le ha olvidado hacerlo. Y, aunque pueda parecer una tontería, creo que le hace perder cierta objetividad. Queda muy claro quiénes son los buenos, la gente de Boston y, por extensión, toda la población de Estados Unidos (preferiblemente blanca). Pero ¿todos los espectadores comprenderán del mismo modo quiénes son los malos? La película desprende cierto aroma propagandístico, de esos que, en pantalla grande, siempre conllevan un cierto peligro.