El problema de enterrar los talentos
©Foto: @danny_lincoln

El problema de enterrar los talentos

"Ahora que he visto lo que fui, quiero ver lo que seré." El Nervio Óptico 

Todos tenemos enseñanzas guardadas en nuestro corazón que nos dejaron desde pequeños nuestros papás y que vamos poniendo en práctica mientras crecemos, esas enseñanzas son pequeños faros que nos muestran el camino cuando tenemos dudas y por eso es importante mantenerlas presentes. 

El aprendizaje más grande que tengo es la "parábola de los talentos", para quienes no la conozcan, trata de un señor que manda a llamar a sus siervos y le reparte sus bienes de acuerdo con sus capacidades para que la administren, al primero le da 5 monedas, al segundo le da 2 monedas y al tercero le da 1 moneda. Los primeros dos siervos invierten el dinero y al último le da miedo perder el dinero entregado y lo entierra. 

Después de un tiempo llega el señor a pedirle cuentas a sus siervos, los primeros dos le devuelven el dinero entregado más los frutos que le dio a cada uno dicha inversión, el señor se pone feliz con los resultados y les devuelve lo entregado más lo ganado, cuando llega el tercero, le cuenta a su señor que envés de invertirlo decidió enterrarlo, el señor se puso furioso y decidió quitarle la moneda. Cuando dudábamos de nuestras capacidades, mi mamá siempre nos recordaba esta historia, nos decía que todos nacíamos con talentos y que debíamos aplicarlos, "nada de irlos a enterrar, hay que ponerlos en práctica" y aunque no he sido tan exitosa con eso, cada vez que tengo dudas me acuerdo de mi mamá y lo intento. 

Les cuento esto, porque hace poco terminándome de leer el Nervio Óptico, de María Gainza, me acordé de esta parábola porque la autora cuenta que su papá sufría de "Chiquititis", él era un hombre muy inteligente de muchas capacidades, pero siempre hacía todo en pequeño para no salirse de su zona de confort y con mucha tristeza ella vio como eso terminó oxidando el alma de su papá, transformando ese sentimiento en frustración, definió esa situación como un "talento desperdiciado" y que era de las cosas más tristes que le podía suceder a alguien que había nacido equipado con todo. 

Ese extracto del libro me hizo recordar automáticamente a mi mamá, de la parábola de los talentos y me llevó a reflexionar de lo fácil que es para todos sufrir de "Chiquititis" sin darnos cuenta, de enamorarnos de pequeños proyectos y de excusas para no salir de nuestra zona de confort.  

Esa es la razón, por la que esta semana quiero invitarlos a recordar sus talentos, esas cosas que nos hace tan especiales y distintos a los otros, y que de pronto por miedo hemos dejado de practicar, si después de una sincera reflexión nos damos cuenta de que estamos sufriendo "Chiquititis", es el momento de acordarnos que somos nosotros los que dirigimos nuestra vida y que hoy es el mejor momento para intentar esas cosas que no hemos intentado. Dejemos de lado esos proyectos pequeños que nos quitan tiempo y dediquémonos a esas cosas grandes que nos hacen soñar.

Bueno, y si después del análisis nos damos cuenta que no sufrimos de chiquititis, pero si conocemos a alguien que si lo padezca, invitémoslo a tomar un café y recordémosle todos los talentos que tiene y el por qué debería arriesgarse a hacer cosas más grandes. 

 ¡Feliz semana de descubrir todo lo que podemos hacer y decirle adiós a la chiquititis!

Maria del Pilar Jara Lamas.

Odontólogo U de Chile, Mg. en Educación Universitaria Ccias de la Salud, Master en medicina Estética, Dipl. Vinculación con medio, Directora de Diplomado PRESSE de Armonización Facial USS, CEO Academia Dra.Pilar Jara.

3 años

Excelente!! Esta vida no se trata de reconocer esos miles que viven en nosotros? Ponerlos al servicio de la humanidad de otros de la familia Eso no tiene valor Es estar en el propósito ! De una vida tocar la plenitud

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