El ransomware: un riesgo latente para las organizaciones
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El ransomware: un riesgo latente para las organizaciones

por Víctor Ruiz, fundador de SILIKN, mentor del Centro de Ciberseguridad 05000 e instructor certificado en ciberseguridad — CSCT™

Cada vez observamos con mayor frecuencia ataques de ransomware, contra diferentes empresas, de diversos tamaños, en diferentes lugares y de diferentes sectores. No hay sector económico libre de este tipo de amenazas.

En mayo de 2021, el oleoducto estadounidense Colonial Pipeline sufrió un importante ataque de ransomware que interrumpió la producción a lo largo de la costa este de Estados Unidos y afectó los precios del petróleo en todo el mundo. Colonial Pipeline reveló que pagaron $4.4 millones de dólares en Bitcoin para restaurar archivos porque de otra manera no podrían recuperarse lo suficientemente rápido.

El ransomware es letal porque un solo ataque puede paralizar una empresa que no tiene los controles adecuados. No estar preparado da como resultado consecuencias que van desde interrupciones del servicio, hasta la pérdida de información confidencial y archivos críticos e, incluso, el cierre por completo de la organización.

Si no hay copias de seguridad disponibles, el peor escenario no es tener que pagar enormes sumas de rescate, sino confiar en que los ciberdelincuentes devolverán todos los datos. Hay varias verdades igualmente preocupantes sobre el ransomware, pero también hay buenas noticias: las organizaciones pueden hacer algo al respecto.

De acuerdo con un estudio realizado por la unidad de investigación de SILIKN, los ataques de ransomware aumentaron un 162.9% en América del Norte y un 71.8% en todo el mundo entre 2019 y 2020. De acuerdo con el mismo estudio, se produce un ataque de ransomware cada 10 segundos. Incluso la primera mitad de 2021 vio un aumento del 95.5% en los ataques de ransomware en el mismo periodo en 2020. Este aumento hace que el ransomware sea una grave amenaza para todas las organizaciones, por lo que la preparación y la defensa son cruciales. Las empresas deben dejar de preocuparse por si serán atacadas y mejor planificar qué medidas se deben tomar cuando ocurra un ataque.

Parte de lo que impulsa al ransomware es la rentabilidad de cada ataque y el riesgo relativamente bajo de llevarlo a cabo. El rescate promedio es de aproximadamente $220 mil dólares, y algunas organizaciones pagan más de $1.5 millones de dólares en rescate. Como ataque de relativamente bajo esfuerzo por parte de los ciberdelincuentes, esta es una cantidad considerable por un solo ataque. La mala noticia es que, sin mucha dificultad, ese ataque se puede repetir varias veces al año, aumentando el botín.

Un punto a considerar es que incluso si se paga el rescate esto no garantiza la recuperación de los datos. Si bien el 41.2% de las víctimas terminan pagando el rescate, solo recuperan en promedio el 60.8% de sus datos. Inclusive, después de realizar un pago, las probabilidades de recuperar los datos están lejos de estar garantizadas. Además, los atacantes pueden hacer más de una demanda, dobles o triples extorsiones. Por ejemplo, pueden descifrar datos por un precio y cobrar un rescate adicional por no divulgarlos al público.

Adicionalmente, algunos atacantes están adoptando un modelo de ransomware como servicio (RaaS), alquilando variantes de ransomware o kits de RaaS a otros grupos cibercriminales. Al igual que las empresas de suscripción de software, estos kits se comercializan y, a menudo, vienen completos con soporte 24 horas al día, 7 días a la semana. Esto permite a los desarrolladores del código escalar su negocio y que otros atacantes puedan lanzar ransomware sin el trabajo o esfuerzo de desarrollar y soportar sus propias creaciones de malware. Desafortunadamente, más ciberdelincuentes están adoptando estos modelos de negocios modernos, lo que hace que los ataques de ransomware sean fáciles y rentables de ejecutar, con mucho retorno de la inversión para todos.

El precio del rescate está lejos de ser el único costo; el costo total promedio para recuperarse del ransomware es de $2.9 millones de dólares. El costo de recuperación incluye pérdida de productividad, planes de remediación y sanciones relacionadas con la privacidad. De hecho, el tiempo de inactividad promedio para las organizaciones afectadas con ransomware es de 21 días, con hasta $10,000 dólares por hora en pérdida de productividad. Eso sin contar las multas y demandas. Entonces, incluso después de pagar el rescate, los costos adicionales continúan acumulándose a medida que una organización se recupera y trabaja para evitar un nuevo ataque.

Algo importante es que por más aterradores que parezcan estos números, no significa que las organizaciones sean víctimas impotentes que esperan ser afectadas por los cibercriminales. Las medidas preventivas y la preparación proactiva son la mejor defensa contra el crecimiento y avance de los ciberdelincuentes. Tomar algunos pasos simples puede reducir drásticamente el riesgo que representa el ransomware.

Una de las formas más sencillas de proteger su entorno es asegurarse de que exista una solución actualizada para endpoints, como un antivirus avanzados, en todos los activos de la organización. Esta no es una solución perfecta, pero esta primera línea de defensa es vital. Las diferentes soluciones de endpoints ofrecen distintos tipos de protección. Aún así, al trabajar en conjunto con otras líneas de defensa, previenen muchos ataques que tienen como objetivo el camino de menor resistencia.

La siguiente fase de protección es la detección activa de amenazas. Esto es esencial para detectar los primeros signos de un ataque, lo que permite a las organizaciones tomar medidas rápidas y decisivas antes de que los ciberdelincuentes ingresen al sistema. Al identificar signos de comportamiento que indican atacantes o infecciones de malware, los productos inteligencia señalan comportamientos de riesgo e intervienen antes, interrumpiendo la cadena de ataque. Los productos avanzados de inteligencia pueden tomar medidas proactivas para cortar el acceso y aislar los activos, reduciendo el alcance del daño. Esto evita que las infecciones de ransomware se propaguen por toda su organización.

Los respaldos son la última línea de defensa porque no importa cuán buena sea la protección, siempre existe la posibilidad de que los atacantes atraviesen sus defensas. Tener copias de seguridad probadas y confiables ayuda a recuperar el control. Un cronograma de respaldo sólido equipa a una organización con una herramienta de recuperación primaria, lo que quita poder a los delincuentes al negar la necesidad de pagar el rescate. Las copias de seguridad deben aprovechar la nube y almacenar varias instancias de copias de seguridad durante semanas o meses, creando múltiples puntos de restauración. Por lo tanto, si se ha incrustado malware en los sistemas, sin que se note a lo largo del tiempo, la restauración puede revertirse antes de que ocurriera la infección inicial.

Y otro punto fundamental: entrenamiento y campañas de concientización para todo el personal de su organización. Esto debe ser continuo y en constante actualización para poder conocer y hacer frente a las ciberamenazas más recientes.

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