El renacer como elemento constitutivo en la evolución del pensamiento
Innumerables lenguas suelen murmurar constantemente que existe una relación, quizás un tanto mitificada, entre el avance del pensamiento humano hilvanado a sucesos de profunda introspección, lo que es cierto es que esos momentos claves suelen conducir de manera indefectible a nuevas perspectivas. Estas visiones incipientes suelen tomar la forma de un renacimiento de aspecto intelectual.
Uno de los ejemplos un tanto olvidados es la del sociólogo Auguste Comte, se cuenta que su alma se encontraba conturbada por distintas aflicciones, ya sea por la incertidumbre de la estabilidad económica por no poder conseguir una plaza estable dentro del École o por la relación distante entre él y su padre, esto lo llevaría a tratar de suicidarse en el río Sena, dejando sin terminar su Curso de filosofía positiva.
No obstante, antes de dejarse caer en su tristeza y terminar con su vida un impulso de esperanza le hizo retractarse y continuar con aquella obra que le inmortalizaría, fruto (fama) que jamás conoció en vida, pero que seguramente le daría una satisfacción enorme. Otro punto de inflexión de aquel hombre es la aparición de Clotilde de Vaux, mujer abandonada por su esposo, que a Comte cautivó y cuya compañía revitalizó sus ganas de continuar con la doctrina positiva.
Numerosas cartas se han encontrado en las que nuestro filósofo-sociólogo expresaba su profunda devoción por aquella mujer, incluso fue el motor de la concepción del positivismo religioso y consecuentemente de la publicación de la última parte del Sistema de política positiva. Es curioso que el contacto entre ambos fuese muy breve, no superior a un año, debido a la pronta muerte de Clotilde el 5 de abril de 1846, debido a la tuberculosis, pero para Comte significaría un renacer de su teoría que le acompañaría hasta el fin de sus días (incluso yendo a su lugar de sepulcro cada miércoles a partir de su muerte a rezarle), probablemente hasta más significativo que el impacto que tuvo el conde de Saint-Simone en su enfoque social.
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Curioso resulta el hecho de que Comte tuvo correspondencia con el filósofo-economista John Stuart Mill, pero existió otro francés que también mantuvo correspondencia con Mill, su nombre era Alexis de Tocqueville. Tocqueville al igual que nuestro sociólogo nunca se vio interesado por la filosofía, para él leer a Kant, Hegel o a Schelling no resultaría más que un ejercicio de ocio infructuoso, pero sus aportes a la filosofía de la historia y a la filosofía política son pilares indelebles en los procesos de exégesis institucionales actuales. La leyenda nos remite a un Tocqueville que no se encontraba satisfecho tras haber estudiado la carrera de Derecho, un poco molesto y defraudado por sólo poder encontrar trabajo como magistrado suplente se embarcaría junto a su amigo Gustave de Beaumont rumbo a los Estados Unidos de América, con el fin de estudiar las instituciones y los proceso penales de aquel país, a su regreso ambos se verían con la ilusión de crear en conjunto la obra titulada del sistema penitenciario en Estados Unidos y su aplicación en Francia, posteriormente ambos regresarían a los Estados Unidos donde a través de cartas a sus allegados expresaban su interés por crear nuevas obras sobre aquel lugar, que a su vez pudiesen ser complementarias. Después de que ambos amigos volviesen totalmente renovados su empresa se vería en marcha, dando como resultado La democracia en América por parte de Tocqueville y una novela bajo el nombre de Marie ou l'Esclavage aux Etats -Unis por parte de Beaumont. La obra de Tocqueville perduraría a través de la historia, mientras que la de su amigo sería algo olvidada en espera de que por alguna razón sea importante otra vez, dentro del ámbito internacional. No hay duda de que tras ese primer viaje existió un cambio tan grande que nos resultaría ridículo asemejar a ambos a sus versiones previas a la travesía.
Como los ejemplos anteriores existen un sin número más, pero para fines prácticos mencionaremos sólo al filósofo marxista León Trotsky, que veía un renacimiento del proletariado a través de la revolución, Trostky creía (junto a Lenin) que el proletariado se uniría junto al campesinado, el primero guiando al segundo a través de la revolución contra la burguesía, tomando la democracia (arma creada por la burguesía) para utilizarla en contra de ella y así llegar a la dictadura del proletariado, reconfigurando y resignificando su realidad como clase oprimida.
Fernando Mendoza Juárez