El reparto de papeles en la empresa

En cada post trato de hablar de aquellos asuntos que, considero, son importantes para la buena marcha de una empresa.

Hemos hablado de la importancia de cuidar a las personas, de fichar talento, de poner al cliente por encima de todo lo demás, de estrategias de digitalización, de variables clave que van a determinar la marcha del negocio…

Todo eso está muy bien. Pero luego hay que llevar esos conceptos a la práctica. El éxito de una empresa se va a basar, sin duda, en la habilidad de la Dirección para hacer realidad todo lo definido en el papel.

Para hacer las cosas bien es fundamental definir, desde un primer momento, el reparto de papeles, de responsabilidades, entre las diferentes personas que forman una organización.

Estableceremos, por lo tanto, una primera separación entre:

1. Gobierno (poder)
2. Dirección (mando)

El gobierno corresponde a la propiedad de la empresa. En una compañía grande, recaería en el consejo de administración. En las medianas y pequeñas, en sus dueños (que son los que normalmente ocupan los puestos del consejo de administración).

El gobierno de una organización tiene dos funciones fundamentales:

• Definir y actualizar el proyecto de empresa (es decir, definir los dos triángulos y realizar la reflexión estratégica).
• Poner y quitar a la dirección.

De acuerdo a lo anteriormente enunciado, corresponden a la dirección las demás funciones ejecutivas, entre las que se incluye el compartir con el resto de la organización el proyecto de empresa definido por el gobierno.

En muchas pymes (y sobre todo en las microempresas y sociedades unipersonales), ambas responsabilidades recaen, lógicamente, en las mismas personas. En estos casos, es muy importante saber cuándo hay que utilizar el «sombrero» del gobierno, y cuando el de dirección.

Dedicar tiempo a la función de gobierno es la mejor «inversión» que pueden realizar las pymes para que su actividad diaria sea menos «alocada».

Y es importante hacer esta separación porque, de lo contrario, alguien de la organización será “juez y parte”. La gran perjudicada va a ser la propia empresa.

Lo veremos con un ejemplo. Está terminando la temporada futbolística. La noticia de esta semana es que el Real Madrid no va a conquistar ninguno de los grandes trofeos (Liga, Copa del Rey y Champions). Y en la prensa es unánime la opinión de que los días del entrenador (Ancelotti) están contados. Si sigue será porque Florentino Pérez no ha encontrado nada mejor.

¿Cómo se deberían hacer las cosas de acuerdo al modelo que propongo? Florentino Pérez nombraría un entrenador que sería el encargado de confeccionar la plantilla con la que disputar la temporada. Ese entrenador podría tener la ayuda de un Director Deportivo u otro tipo de personal cualificado. Al final de cada sesión se haría la correspondiente evaluación de resultados, y en función de lo obtenido, se tomarían las decisiones correspondientes.

Las cosas, sin embargo, no ocurren así. Florentino es quien ficha en función de una serie de criterios que no son, necesariamente, los adecuados para la entidad que preside. No solo eso. Obliga al entrenador a alinear a los jugadores más caros, para que no pierdan “valor”, sin tener en cuenta si su estado de forma es el mejor o si vienen otros futbolistas haciendo méritos para entrar en el once titular.

Pero cuando llega la hora de evaluar los resultados y asumir responsabilidades, todas recaen sobre el entrenador, que ha estado fuertemente condicionado a la hora de realizar su labor.

En sus 12 años de mandato, Florentino ha tenido 9 entrenadores. ¿Te imaginas una empresa que tenga 9 Directores Generales en 12 años? Sería inviable.

Si el Real Madrid sigue en los puestos de cabeza de aquellas competiciones que disputa es porque dispone de un presupuesto infinitamente mayor que el de la mayoría de sus rivales. Pero los resultados deportivos son muy pobres. Solo ha ganado 1 de las 7 últimas ligas. En Europa no le ha ido mucho mejor (1 Champions de las últimas 10). Estamos hablando del club con mayor presupuesto del mundo.

Está claro que el problema del Real Madrid es Florentino Pérez. ¿Cuándo va a asumir sus responsabilidades?

Este comportamiento, por desgracia, es muy habitual en el mundo de la empresa, especialmente en España. Las grandes compañías del IBEX35 se han caracterizado por tener “presidentes ejecutivos”. En los últimos años han empezado a nombrar Consejeros Delegados por la presión de los grandes fondos de inversión extranjeros poseedores de grandes paquetes accionariales. Pero la separación de poderes no se lleva a cabo en la forma que sería necesaria.

En el mundo de la pequeña y mediana empresa ocurre algo parecido, sobre todo en las compañías familiares. Profesionales externos contratados para dirigirlas sufren auténticos calvarios al estar muy condicionados en su gestión (normalmente por tener que admitir tener a su mando a familiares que no están capacitados para desempeñar las funciones asignadas pero a quienes no se les puede aplicar las mismas reglas del juego que a las demás personas).

La separación de poderes es necesaria y fundamental para el éxito de la empresa. Y ello nos lleva, una vez más, a hablar de confianza. Como ves, tener claro unos pocos conceptos (y aplicándolos de verdad) hace que dirigir empresas sea bastante más fácil de lo que parece.

¿Te suena de algo toda esta historia?

@jbasagoiti

(Este documento va dirigido por igual a mujeres y hombres, hombres y mujeres. Utilizo el masculino como genérico para hacer más fluida su lectura).

Julen Basagoiti es empresario. Creador de la "Escuela de Inteligencia Directiva" y autor de "¡Así son las empresas que crean riqueza!"