EL REY PRÓFUGO DE PORTUGAL

EL REY PRÓFUGO DE PORTUGAL

Carta del argentino confinado en la prisión de la última bodega.

Excelentísima Majestad Joao VI:  

La oscuridad a la que me ha condenado ha mejorado mucho la claridad de mis ideas. Estoy condenado a escribir desde las primeras letras, que seguramente también, serán las últimas. Con esto, le estoy diciendo amablemente que pase lo que pase, jamás podré abandonar el vil oficio como S.M. tan adecuadamente llama a esta enfermiza forma de la holgazanería que es escribir. Si no me equivoco fue el finado Hobbes (Q.E.P.D) quien se propuso la tarea de expoliar a la política de toda su mitología para tamizar todo lo que restaba de razón al final de la operación. Rechazó las antiguas ideas de un poder delegado por Dios al gobernante como simples fábulas de los tiempos oscuros. No es Dios sino la sociedad humana quien otorga poder al rey como protección contra las injusticias que traman constantemente los más fuertes contra los más débiles; el poder se confiere para garantizar la convivencia humana, el Estado es el responsable de equilibrar la disparidad de fuerzas por medio de la ley. Por eso, la sociedad necesita delegar el conjunto de mandatos en un poder que al principio se concentró en una sola persona, el rey. Posteriormente los hombres entendimos que habíamos caído en una trampa: ¿quién nos aseguraba que el rey no atendería sus propios intereses antes que los de la comunidad?, entonces pensamos en un cuerpo colegiado en el que estuviesen representados todos los sectores de la sociedad y nació la idea de la república, con poderes separados y autónomos. La monarquía es instintiva, la república es reflexiva, S.M. Y, según pude leer, usted conoce las pocas leyes que sigue la Historia en su curso. Una de ellas es que va del pasado al futuro, nunca al revés. Esto significa que, haga lo que haga, su reino está destinado a convertirse en república y su poder será recortado cuando no abolido, como sucedió en la Francia de su pariente El Panadero Luis XVI. Las cortes degeneran en parlamentos; y las cámaras recortan al rey lo que cedieron las cortes. Corte va, recorte viene, su poder terminará reducido a funciones ornamentales si no toma las riendas del asunto y le da alguna salida novedosa. Lejos de ser un ser racional y social, el hombre sólo artificialmente convive con sus semejantes en una relación de mutua desconfianza y recelos; el ‘contrato social’ con el que tanto cacareó el señor J.J.Rousseau es un artificio híbrido, un malabarismo postizo basado en el cálculo deliberado e interesado de los ciudadanos para darse tregua. Ni sueñe que el contrato social es un pacto entre el rey y los súbditos. Nunca ha sido otra cosa que un acuerdo tácito entre vasallos para darse un seguro contra incendios y usted, egregia majestad, es el bombero. No haga lo que los Médicis con Nicoló Maquiavelo: no me archive en una ergástula, a fin de cuentas ni usted es Herodes ni yo el Bautista.                                         

 Alejandro Bovino Maciel.

FRAGMENTO DEL CAPITULO V DE LA NOVELA

A PUBLICARSE EN NOVIEMBRE 2020

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