"EL REY SIN CORONA"
“EL REY SIN CORONA…”
Octubre, 1968. Estadio Olímpico de México. Hacía más de una hora MAMO WOLDE de Etiopía, había ganado la maratón olímpica y se había hecho merecedor a la medalla de oro. La ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos había concluido. De repente, los espectadores escuchan sorprendidos el ulular de los autos de la policía y numerosas motocicletas con los faros encendidos, escoltando el discurrir al último atleta que se dirige al estadio olímpico.
De repente, la gente cercana al túnel del estadio empieza a ovacionar al atleta que lleva el dorsal 36. JOHN AKHWARI, de Tanzania, apareció en la oscuridad, con muestras de dolor, su pierna mal vendada con unos pañuelos, sangraba y con un brazo inmóvil. Estaba exhausto, acalambrado, deshidratado y desorientado. La respuesta del público fue sobrecogedora. En cuanto cruzó la línea, cayó en brazos del personal médico, inmediatamente fue trasladado al hospital.
Al día siguiente, atendió a los periodistas. AKHWARI, explicó que se había caído en el Km. 19, golpeándose la rodilla, dislocándose un hombro. Uno de los periodistas le preguntó “¿POR QUÉ DESPUÉS DE LA CAÍDA, CON EL DOLOR QUE SENTÍA, Y SABIENDO QUE NO TENÍA OPCIONES DE ALCANZAR UNA POSICIÓN DESTACADA, DECIDIÓ SEGUIR Y ACABAR?”. Akhwari le contestó, “Mi país NO me envió a México a iniciar la carrera. Me envió a TERMINARLA”.
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Dios tiene para cada uno de nosotros la salida para cada problema, una luz para cada sombra, un remedio para cada dolor, un alivio para cada tristeza y un plan nuevo para cada día. Cuando los demás nos defraudan, abandonen, no crean en nosotros, miremos hacia arriba, porque, fiel es Dios, por medio de quien fuimos llamados a la comunión de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
“Por lo cual, queridos amigos, mientras esperan que estas cosas ocurran, hagan todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacífica que es pura e intachable a los ojos de Dios” 2 Pedro 3:14.
Pr. Elías Bermúdez Guillén.