El secreto para maximizar la productividad y energía diaria
Recuerda esos momentos del día en que te sientes conectado, concentrado y lleno de energía para hacer tu trabajo. Tienes claridad para tomar decisiones; eres optimista y creativo frente a los retos que enfrentas, y sientes que tu mente y cuerpo trabajan en sincronía para expresar lo mejor de ti.
Existen otros momentos en los que sientes agotada la batería, tus pensamientos son lentos y tus ideas no fluyen con claridad. En esos momentos te cuesta trabajo pensar, te distraes con facilidad y te sientes demasiado cansado para hacer las tareas más simples.
Y finalmente, tienes momentos en los que necesitas relajarte y desconectarte para recuperar tu energía física, mental, emocional y espiritual. Es importante que honres y cuides esos espacios de descanso, dándote suficiente tiempo para recargar tus niveles de energía.
Al administrar tu tiempo muchas veces asumes que tu energía y productividad son los mismos a lo largo del día, aunque los picos y valles que experimentas te demuestran que no lo son. Por ejemplo: tus niveles de atención y energía son unos al comenzar la mañana, y otros muy distintos después de almorzar o al terminar el día.
Los puntos altos y bajos de energía durante el día son muy distintos para cada persona. Si prestas atención puedes identificar aquellos momentos en que te sientes más energizado.
¿Qué puede ocasionar tu falta de energía durante el día? Entre las principales causas están:
- El sueño insuficiente o inadecuado.
- Los desequilibrios nutricionales o bioquímicos.
- Los desequilibrios psicológicos que se manifiestan a través de un excesivo estrés, ansiedad, miedo, etc.
- O el excesivo esfuerzo físico, emocional o mental sin recuperación.
El recurso más importante para el desempeño humano no es el tiempo, sino los niveles de energía. La clave del éxito es saber cómo cuidar y crear la energía, e identificar esos momentos de mayor presencia, ánimo y dinamismo para enfrentar las tareas y desafíos diarios. Si te haces cargo de las acciones y decisiones claves en esos momentos en que te sientes más energizado físicamente, tranquilo emocionalmente, conectado mentalmente y alineado espiritualmente, puedes vibrar en estados de alta intensidad que te permiten rendir al máximo y lograr cosas extraordinarias.
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La clave para la eficiencia y productividad es programar las tareas no en torno a bloques de tiempo sino de acuerdo con tus niveles de energía. Identifica las cosas más difíciles e importantes que debes hacer, organízalas y dales prioridad en los momentos del día en que tiendes a tener más energía.
Planifica y prioriza lo que debes hacer en el día según tus niveles de energía.
En los momentos de alta energía enfócate en el trabajo creativo, el aprendizaje, la toma de decisiones difíciles o de alto riesgo, la planificación a mediano y largo plazo, el entrenamiento físico y a aquellas tareas que mayor incidencia tienen en tu rendimiento y productividad. Hacer 30 minutos de trabajo creativo en un nivel de alta energía será tan efectivo como intentar hacer el mismo trabajo en 2 horas cuando tienes menos energía. Elimina las distracciones en tus tiempos de alta energía, y tómate el tiempo para concentrarte y sumergirte por completo en lo que estás haciendo.
En los momentos de baja energía trabaja en las cosas operativas y rutinarias. Cosas que tienen metas y procesos claros, responder llamadas o correos electrónicos, ordenar o limpiar tu espacio de trabajo, etc. El trabajo duro y desgastante se puede hacer en momentos de menor energía, siempre que las tareas no requieran mucha concentración o esfuerzo físico.
Los momentos de relajación o recuperación son los espacios para meditar, comer, dormir, hacer actividades al aire libre, relacionarte con tus seres queridos, ver películas, hacer compras, etc. Lo que haces en los momentos de descanso y desconexión determina la facilidad con la que puedes comenzar otras tareas con altos niveles de energía. El sueño, la alimentación consciente, el descanso y la meditación contribuyen a generar y extender tus espacios de energía elevada.
Presta atención a tu reloj biológico y descubre cómo te sientes en diferentes momentos del día, de forma que puedas planificar tus actividades y trabajo diario en consecuencia. Lo más importante es escucharte y hacerte cargo de ti mismo en el proceso.
Cuando comienzas a ubicar las tareas en los niveles de energía adecuados, comenzarás a ver un aumento de tu eficiencia y productividad. De esta manera podrás organizar y diferenciar lo que es importante y lo que no, para lograr mejores resultados en menos tiempo.
La mejor manera de definir un día productivo es haber completado 3 tareas importantes que te acerquen a tu objetivo, y haber tenido espacios de autocuidado que te permitan crear o recargar tus niveles de energía. Es preferible hacer pocas cosas bien hechas que te permitan avanzar a hacer muchas cosas que no te mueven hacia donde realmente quieres estar.