El sector logístico en España, a la cabeza de la inversión

El sector logístico en España está en los primeros puestos en cuanto a inversión. Es razonable porque es un sector que está reposicionándose para hacer frente a los enormes retos que tiene ya encima de la mesa. La gestión de la cadena de suministro se ha convertido ya en estratégica en prácticamente todos los sectores empresariales. Esto exige inversiones en tres líneas: inmobiliaria (metros cuadrados), mucho talento (equipos humanos con formación muy especializada) y alta tecnología (herramientas digitales que automaticen y puedan predecir la demanda).

Ya hay muchos datos que ratifican esta circunstancia de que la logística a nivel mundial es un sector que se encuentra en plena efervescencia inversora.

La gestión de la cadena de suministro se ha convertido ya en estratégica en prácticamente todos los sectores empresariales

El sector logístico en España en 2020 levantó 1.400 millones, con una contratación cercana a los 1,8 millones de metros cuadrados de superficie, es decir, un 20% más que el año anterior. Para este mismo año, se prevé que la inversión en el segmento logístico siga en aumento y alcance 2.000 millones de euros, frente a los 1.400 millones de euros registrados en 2020. En términos de empleo, el sector terminó el 2020 como primer empleador, después de la sanidad.

A este crecimiento de la importancia de la logística en nuestra economía se suma el hecho de que España puede convertirse, debido a su situación geoestratégica, en el Silicon Valley del sector o en el Detroit del automóvil de los años 50, es decir, en una de las grandes referencias mundiales.

Las diferentes administraciones públicas se han dado cuenta de ello y lanzan soflamas tratando de convencer de que sus respectivos territorios son perfectos para instalar plantas logísticas. Seguramente todos tienen sus motivos, pero quiero aprovechar para recordar que las inversiones buscan territorios donde van a ser bien tratadas. Y en economía eso se basa en tres conceptos básicos: fiscalidad amable, seguridad institucional y facilidades burocráticas.

España puede convertirse, debido a su situación geoestratégica, en el Silicon Valley del sector o en el Detroit del automóvil de los años 50

El dinero no entiende de dogmatismos ni de ideologías, sólo atiende a criterios de rentabilidad. Le sucede lo mismo que a un pequeño ahorrador que entrega sus depósitos donde le aseguran una buena rentabilidad y pocos recargos, que no habrá sorpresas y donde se lo ponen fácil.

Un reciente informe del Consejo de Economistas y la Cámara de España nos viene a demostrar esta realidad con datos oficiales. La inversión extranjera en España cayó un 0,76% en 2020 respecto a 2019. Sin embargo, la Comunidad de Madrid lideró la atracción de inversión extranjera en España durante 2020 con 17.910 millones de euros, lo que representa el 75,2% del total nacional y un aumento del 23,6% respecto a la cifra de 2019.

Las inversiones buscan fiscalidad amable, seguridad institucional y facilidades burocráticas

Por otra parte, Cataluña aglutinó el 12,5% del total de inversiones con 2.966 millones, lo que supone una caída del 22,71% respecto a 2019, cuando esta cantidad ascendió a 3.838 millones de euros.

Durante la última década, la riqueza económica de Cataluña, desde el inicio del desafío independentista, ha crecido un 63% menos que la de la Comunidad de Madrid en el mismo periodo de tiempo. El PIB de Cataluña ha crecido desde 2010 a 2019 en 19.797,3 millones de euros, mientras que el de Madrid ha subido en la misma década en 32.421,1 millones. En el mismo periodo, con las mismas crisis económicas y los mismos rebrotes, Madrid ha crecido en 12.624 millones más que su competidora por ser la locomotora de España, lo que supone un 63% más que Cataluña. Esto ha permitido a Madrid sobrepasar en PIB a Cataluña en 2019, convirtiéndose en la región con más peso económico del país: 19,88%, Madrid; 19,42%, Cataluña.

Los empresarios de Cataluña tienen que hacer frente a una fiscalidad desbocada que castiga la inversión y eso sólo genera pobreza

Cataluña tiene un formidable tejido productivo constituido por empresarios emprendedores e innovadores y una magnífica posición geográfica para ser un gran referente mundial en la logística, así que no se merece políticas que castiguen la inversión y el desempeño de las empresas. Los empresarios de Cataluña tienen que hacer frente a una fiscalidad desbocada que castiga la inversión y eso sólo genera pobreza. De hecho, Cataluña tiene quince tributos propios, mientras que Madrid sólo tienes tres. Y, a pesar de todo esto, Madrid recauda más.

La desproporcionada presión fiscal existente en Cataluña está disuadiendo tanto la inversión, como la retención de talento, ejes fundamentales de crecimiento del sector y de esto debería tomar nota el nuevo Gobierno porque puede frenar el crecimiento de la logística, un sector con enormes expectativas de generación de riqueza y empleo.