El significado más profundo de la luz de la janukiá
Tres ideas inspiradoras para iluminar tu Janucá.
1. Contempla la luz de la janukiá
No puedes obtener ningún beneficio personal de las luces de Janucá. No puedes usarlas para leer, para ver mejor ni para que te brinden calor. Todo lo que puedes hacer es mirarlas. ¿Qué sentido tiene?
Se te pide que dejes todo lo que estás haciendo y prestes atención a la luz de tu vida. Al vivir en un mundo acelerado y lleno de presiones, ¿con qué frecuencia das un paso atrás y tomas nota de tus bendiciones?
Abrumados por el trabajo y la rutina diaria, es fácil pasar por alto las maravillas, la majestuosidad y los pequeños momentos de amor y amistad.
Janucá es el "Día de Acción de Gracias" judío, Recibes una oportunidad para pensar sobre tus milagros personales y la gente que te da alegría. Cada vez que respiramos es algo espectacular. La vida misma es el mayor regalo. Contempla las velas, aléjate de lo que te tira hacia abajo y permite que las llamas bailarinas te eleven.
Este Janucá, contempla las velas de tu janukiá. Observa lo que es bueno. Di gracias. Celebra todo lo que te han dado. Deja de pensar en lo que crees que te falta. Viaja de un lugar de oscuridad a otro de alegría. Dile sí a la vida. Vive con gratitud. Porque una persona agradecida es una persona feliz. Nutre tu luz interior.
2. Sólo una vela
Cada noche de Janucá agregas otra vela a la janukiá. En la superficie, estás conmemorando un gran milagro. Los griegos profanaron el Templo, haciendo que fuera imposible encender la menorá de oro que estaba en Jerusalem. Cuando los judíos liberaron el Templo de los griegos, quisieron traer nuevamente al mundo la luz de la menorá. Pero los griegos impurificaron todas las vasijas de aceite de oliva puro que eran necesarias para encender la menorá. Los judíos finalmente encontraron una sola vasija de aceite, suficiente para que la menorá estuviera encendida durante una noche. Milagrosamente, la luz de la menorá se negó a apagarse. La menorá ardió durante ocho días. Por eso comenzamos encendiendo una vela y vamos agregando cada día una más, hasta llegar a ocho, para celebrar el milagro de las velas que continuaron ardiendo.
Pero aquí hay un significado más profundo. Cada persona es comparada con la llama de una vela. Como escribió el rey Salomón: "La vela de Dios es el alma del hombre" (Proverbios)
Tú eres esa única vela. Puede que creas que estás en la oscuridad. Puede que te sientas cansado o abrumado por los desafíos que enfrentas. Al fin y al cabo, sólo eres una persona. ¿Qué puedes hacer?
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Janucá te recuerda que nunca debes menospreciar el poder de uno. Así como una vela puede iluminar una habitación oscura, también tú puedes iluminar un mundo que parece abrumadoramente negativo. Te han dado un alma que nunca puede ser extinguida. No dejes de creer en ti mismo; siente cómo esa llama sagrada está viva.
Este Janucá, pregúntate qué puedes hacer para iluminar tu mundo. Vuelve a encender tu chispa. Dar a los demás reaviva tu alma. Conectarte con los demás trae alegría. En esta época de regalos, los mejores regalos son los regalos del alma. Una persona puede iluminar la oscuridad en la que se encuentra otra persona. Tu sonrisa, una palabra amable, pueden sanar un mundo fracturado.
3. Comparte tu luz con orgullo
La janukiá se enciende cerca de una ventana que de a la calle para que quienes pasen por allí puedan ver tus llamas, publicitando el milagro y declarando el orgullo que sientes por tu identidad judía. Las luces de la janukiá representan la llama eterna del pueblo judío.
Los judíos son una nación pequeña, una minúscula fracción de la población mundial. Han sido exiliados de los cuatro rincones del mundo, soportado toda clase de persecuciones. Los Templos fueron destruidos. Enfrentaron las cruzadas, la inquisición, calumnias de sangre y un rabioso antisemitismo. Los metieron en vagones de ganado, los golpearon, los quemaron en crematorios, los fusilaron y los gasearon. Enfrentaron misiles mortíferos, drones, ataques terroristas y la barbárica masacre del 7 de octubre mientras el mundo glorificaba a los terroristas y se mantenía callado ante su dolor y su sufrimiento.
Sin embargo, el pueblo judío sigue desafiante.
La luz de los judíos no se apagará.
Los judíos no sólo han sobrevivido, sino que han triunfado sobre el mal y bendijeron al mundo con una sabiduría y valores eternos que conforman los cimientos de la civilización occidental.
Este Janucá, siéntete orgulloso de ser judío. Viste tu judaísmo con honor. Tu janukiá relata la milagrosa historia de tu pueblo, cuya llama se niega a morir.
Fuente: Slovie Jungreis-Wolff / AishLatino.com