El Silencio
“Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos”[1]
El silencio, comúnmente subestimado con respecto al poder que transmite y también a su propia complejidad, es una presencia omnipresente y transversal a nuestra propia rutina cotidiana. Aunque se le asocia a la carencia de sonido, se puede decir que el silencio es mucho más que eso; es un impulso, una fuerza reveladora y también reflexiva. Considerando que estamos en un entorno donde el ruido es una constante, el silencio llega a surgir como un refugio, dado que proporciona un espacio que permite la contemplación, entendimiento y conexión con uno mismo y también con los demás.
El silencio se manifiesta no solamente en la ausencia del habla, sino también en la tranquilidad de la propia naturaleza, en los espacios vacíos dentro de las notas musicales y también en las pausas que llegan a enriquecer las interacciones entre las personas.
En el presente artículo, procuraré ir más allá de las definiciones convencionales y de la historia propia del silencio, brindando principalmente mis conocimientos particulares con el fin de contribuir, enriquecer e influenciar en su desarrollo personal.
El Silencio, palabra tan poderosa que no significa callar o evitar emitir ruido alguno, puesto que esa situación implicaría solo la omisión de sonidos, tiende a ser mucho más que eso, envuelve el escuchar, es decir, interiorizar y comprender los mensajes y enseñanzas de los demás y allí una gran diferencia con la palabra “oír” la cual solo es un hecho fisiológico que no conlleva mayor empatía comunicacional con los demás. El Silencio significa también cuestionarse y asimilar las ideas de los otros, no necesariamente compartirlas, considerando que es parte de nuestra libertad no pensar igual, pero sí entender que cada uno se expresa desde sus propias creencias o paradigmas y que ello conlleva a opinar desde su propia posición.
El silencio también permite ingresar a un nivel de autoconocimiento importante, y ayuda a controlar nuestros impulsos, naturales o no, ante sucesos o expresiones que pueden causar cierto nivel de incomodidad o disconformidad, permitiéndonos actuar de una manera más sabia y ayudándonos incluso, a evitar conflictos que pudieran surgir producto de un impulso o reacción defensiva, lo que me lleva a preguntar ¿ Cuantos conflictos han surgido en la historia de la humanidad como consecuencia de no haber guardado un silencio “prudente” en su debido momento?.
El silencio también significa humildad, esto es, que el conocimiento que pueda llegar a obtener una persona producto de sus estudios, experiencias, logros y fracasos, debe enseñarle también a utilizar y aplicar el silencio con sabiduría, en mi opinión he podido notar que a veces en ciertas personas se aplica el dicho “a mayor conocimiento, mayor ignorancia”, valga decir, hay una idea errónea de que “su verdad” es absoluta y en lugar de aplicar el silencio para comprender el punto de vista de los demás, simplemente opta por rechazar otras formas de pensar y tratar de imponer sus propios paradigmas (considero importante mencionar que esta es una explicación más no un juicio o calificativo hacia dichas personas).
Se puede hablar de un silencio mostrado hacia los demás (silencio externo) y otro silencio introspectivo, el primero se basa principalmente en no emitir sonido alguno hacia el exterior, en prestar atención a lo que dicen los demás desde una perspectiva objetiva y respetuosa, mientras que el segundo implica paz, tomarse el gusto y privilegio de brindarse una tranquilidad interna que le permita alcanzar autoconocimiento y relajación, liberándolo de todo el caos que puede estar viviendo tanto él como su entorno y dándose un espacio en el cual uno es dueño de su propia calma. Desde la meditación hasta la creatividad, puedo decir también que el silencio actúa como un catalizador para la comprensión y la interiorización.
Por otro lado, en mi experiencia como Coach aplico el silencio continuamente ya que constituye, a mi parecer, la base del proceso de Coaching, en vista que para mantener una escucha activa es necesario prestar atención y mantenerse en silencio mientras el cliente(o coacheé) cuenta su problema, ello con la finalidad de demostrar interés, intencionalidad por comprender lo que dice, poder formular las denominadas “preguntas poderosas” y acompañarlo en el proceso de búsqueda de soluciones a sus problemas.
He aprendido que también hay silencios tensos o que denotan stress y ansiedad, los cuales se presentan en los momentos de discrepancias entre los participantes, expectativas por un resultado o ante algún suceso que emocionalmente no puede ser controlado por una de las partes (o por ambas) , también hay silencios que transmiten calma, y que provienen de personas con características y cualidades particulares como por ejemplo: la confianza, la integridad, la empatía, entre otras; tales virtudes deberían ser desarrollados y practicados de corazón, por todos.
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La tranquilidad que concede el silencio, le permite a la persona la posibilidad de reflexionar acerca de los sucesos que acontecen en su entorno. Durante estas reflexiones, hallará discernimientos que le otorgarán la capacidad de tomar decisiones con completa libertad, sintonizar con la voz de su conciencia y encontrar respuestas razonables para expresarse frente a los demás.
El silencio por defecto es un lenguaje propio, capaz de transmitir emociones, misterios y verdades profundas que se pierden en la monotonía del mundo moderno. Tiene una belleza sutil que permite enriquecer el espíritu desde la propia experiencia, pues proporciona un contraste importante ante el bullicio cotidiano de la vida diaria.
El silencio brinda el privilegio de tener un espacio para la reflexión, pudiendo examinar nuestras emociones con una mayor claridad, es una forma poderosa de comunicación no verbal que nos permite generar una conexión más autentica con los demás y ante un mundo tan cambiante y dinámico, actúa como una especie de cura para nuestra alma y mente, reduciendo el nivel de estrés y renovando nuestra propia energía interna.
También podemos encontrar en el silencio la esencia de nuestra propia vida, comparándola con el autodescubrimiento, donde nos revelamos internamente con una claridad que irónicamente las palabras no pueden expresar.
Es en este reino de tranquilidad y quietud, donde descubrimos que la ausencia de sonido no es únicamente un vacío, sino también un universo lleno de potencial, es decir un espacio predominantemente individual donde la propia verdad se encuentra con la introspección.
Concluyendo, puedo decir que en el silencio, amigos míos, hallamos no solo la pausa entre las diferentes melodías, sino la sinfonía completa de nuestra existencia.
Jose Alberto Guevara Tirado Coach y Consultor en Gestión Humana
[1] Quinto Curcio Rufo, historiador romano el siglo I.