El valor de la Libertad
A lo largo de mi vida, he estudiado y aprendido los pormenores de las principales guerras de la humanidad.
Su conocimiento nunca me perturbó aún cuando tengo ancestros que fueron parte de la zona “politicamente no correcta” de las dos guerras mundiales.
En cambio hice carne el aprendizaje de lo sucedido con la vergüenza nacional de mi país Uruguay al haber sido obligado a participar de la Guerra de la Triple Alianza (1864), donde aun cuando no fuera la intención específica, se llegó al casi exterminio de facto de la población de hombres y niños del Paraguay. Al menos Uruguay tuvo el atisbo de dignidad de devolver las preseas de guerra al finalizar esta. Y el Paraguay tuvo la grandeza de agradecer y mantener un vínculo de fraternidad hasta nuestros días. De ello soy testigo fiel.
Más allá de ello, nunca me sentí conmovido fuera de lo razonable por conocer las noticias en tiempo real que aprendimos a vivir a partir de las Guerras de Vietnam y Camboya.
La capacidad de análisis y experimentación hermenéutica de los hechos globales de nuestra generación, por fortuna no fueron cultivadas en el la materia orgánica de la resaca de la era postmoderna, que se manifiesta masivamente en nuestra era actual. Donde la propagación de la noticia instantánea y concreta prevalece sobre el origen, evolución y destino de los fenómenos que la generan. Donde lo que sucedió antes del nacimiento del observador, “no existe”.
Quizás somos nosotros los culpables de tal involución en aprovechamiento frívolo e ineficiente de la tecnología que creció desde las primigenias iniciativas generacionales de creación de redes y sobre todo haber creado internet “sin internet”. A lo mejor se observó pasivamente como nuevas olas generacionales crecen a velocidades vertiginosas, alejándose en modo geométrico formando por consiguiente, una brecha generacional intelectual y cultural.
Esta situación es la base para la emergencia de la falta de libertad en un contexto de exacerbación de la libertad, donde el concepto popular de libertad es la capacidad de decir y hacer lo que se le plazca a cualquier persona sin hacerse cargo de las consecuencias de esos dichos o hechos. La libertad que es hoy “políticamente correcta” o “popularmente difundida” paradójicamente genera la real falta de libertad, que es la incapacidad de elaborar juicios y conceptos propios como resultado de la observacion analitica de los fenomenos y de la búsqueda de las raíces epistémicas de los mismos, para crear los propios epistemas y actuar en consecuencia, con Libertad Responsable.
Los abominables hechos acaecidos en el marco de la guerra de Ucrania, me afectaron particularmente. Más allá de las otras atrocidades que simultáneamente ocurren en el mundo, ejercidas por los mismos actores globales y de los dobles discursos de intereses espurios de todos los bandos, donde el único que paga es la población civil, ha tenido una característica diferencial observada por quienes hemos intentado entender otros conflictos históricos.
Si bien, como ocurre con todas las guerras a través de los tiempos, los pródromos, motivos expuestos y excusas imposible de enmascarar, esta no es la excepción. Sin embargo, hay una o dos o quizás tres situaciones que marcan una diferencia muy importante, exclusiva de esta guerra y época, que me provoca un estado de alerta como ciudadano libre pensador y responsable civicamente e intelectualmente.
Como prodromo numero uno, debemos contabilizar a la pandemia SARS cov 2 (COVID 19).
Por los orígenes no demostrados científicamente; los efectos, su morbilidad y propagación global, tuvo un efecto paralizador de la economía del mundo, que fue mucho más deletéreo que el efecto sanitario directo, sin perjuicio de los lamentables costos humanos en mortalidad y deterioro de la salud de los afectados que saturaron las instalaciones médicas y suministros homónimos sin precedentes.
En más de una oportunidad he comentado que si fuera esta un arma biológica, seria la ideal porque paraliza a los países sin masacrar las poblaciones, en comparación con otras enfermedades como ébola o la propia gripe, que causan estragos biologicos en los enfermos pero de alguna forma son autolimitantes.
El caso del Coronavirus, su capacidad formidable de mutación incluso intra hospedero, sumando a la baja mortalidad pero elevada transmisibilidad y morbilidad, lo hacen omnipresente y sempiterno, desviando los planes de gobiernos, económicos, sociales y la atención general de los estados a las acciones habituales que en otros contextos serían muy diferentes.
El otro pródromo, esta vez mas tradicional, es la desidia y latencia en la “zona de confort de occidente” que no ha parado de crecer económicamente con poco o ningún esfuerzo, observando plácidamente el declive de USA y la implosión del sistema sovietico en los 80 que devengo en una clásica oleada de corrupción y decadencia con deslave de la “orgia” liberal irresponsable de la seudo libertad a la que llegaban, donde el consumismo occidental era tomado con tanta intensidad como irresponsabilidad, mientras su capacidad de generación de conocimiento y desarrollo sustentable se iba deteriorando logarítmicamente, ante los ojos descansados de occidente que se regodeaba de su triunfo de la guerra fría.
Hoy escuchamos palabras y sustantivos inconcebibles en el enunciado ideológico que hoy continúan esgrimiendo en el mundo: hablamos de las Oligarquías rusas como algo natural que siempre hubiera existido y todo el mundo lo toma con naturalidad. Nadie se pregunta por los enunciados históricos de la lucha de clases, de la caída de las oligarquías … Hoy tenemos una neo aristocracia bastarda, con mucho poder y dinero. Su provada falaz ideologia, quedó como un residuo.
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En cambio China que ya tenía experiencia de algún tiempo atrás, cuando en épocas de Confucio, (551 - 479 AC), supo tener el conocimiento del mundo y dominarlo, pero cometió el error de pensar que nada en el mundo exterior podía superar su sabiduría, experiencias y riqueza de su pueblo y territorio, mientras que Europa se despedazaba entre la barbarie y solo el Imperio Romano, heredero de los antiguos Griegos y desarrolladores sin parangón absoluto, lentamente emergía para terminar dominando al mundo conocido y el nuevo.
Con esta milenaria experiencia, China ha aprendido muy bien su lección ancestral e histórica, que se repitió en los siglos XIX y XX donde Japon invadio y domino a su antojo al gigante asiatico milenario, incluyendo Ingleses y alemanes.
El aislamiento que sufrió a partir de la ascensión de Mao Tze Tung, obligó a este estado, a concebir y producir desde un lápiz, hasta las naves espaciales que hoy tienen.
A diferencia del gigante ruso, que tras implosionar en su propio fracaso ideológico, China fue silenciosamente creciendo y aprendiendo, a expensas de la falta de libertad de sus habitantes, pero sin ser un participante activo en la guerra fría de los 60. Con paciencia y sabiduria creció y se preparó.
Con la caída del “coloso de pies de barro siberiano”, China se adhirió al concepto de Capitalismo salvaje y depredador al mejor estilo USA de los años 50/60, contando con un factor no previsto por la comunidad global: su estado no ejerce la libertad para sus ciudadanos que nunca la conocieron de hecho. Al no tener libertad, los ciudadanos no son libres de elegir, comprar o vender o expresarse o actuar. El estado usa entonces las ventajas del capitalismo sin ninguna de las dificultades de la libertad y competencia o libre albedrío de sus pobladores que además son nada más ni nada menos que el 25 % de la población mundial como mercado interno. China crea magnates empresarios, compradores y vendedores, así como una clase media a la medida de sus necesidades de comercio. … Esto fue virtualmente un golpe muy grave a todo occidente.
Ahora no se puede controlar militarmente al nuevo líder mundial y tampoco comercialmente o científicamente.
Por su parte, el nuevo y bastardeado territorio de los otrora zares, necesita desesperadamente levantarse para no ser absorbido por la polvareda y desaparecer entre los escombros de la desidia y corrupción de la condición de la masa humana no pensante e irresponsable. Caldo de cultivo y terreno fértil para la propagación de la mediocridad en las sociedades del mundo que han perdido sus identidades y capacidad de aprender y enseñar, donde el conocimiento es una reliquia deformada a la que se la aborda con un criterio arqueológico en el mejor de los casos.
Como siempre sucede, las minorías han conservado el hilo conductor del conocimiento y su propagación formando filamentos que hacen redes quasi invisibles, responsables de la conservación del conocimiento desde el clasicismo grecorromano y el renacimiento hasta hoy.
Esta es una humilde reflexión a la que me avoco cada final de semana de búsqueda y tránsito por los caminos del emprendimiento, la promoción de sinergia y el descubrimiento en nuestro propio entorno.
La libertad, como motivo de esta reflexión, es el valor y tesoro que debemos rescatar y se basa exclusivamente en el conocimiento y el ejercicio de la reflexión responsable e ilustrada por parte de cada uno.
Para ser libre, se DEBE ser minimamente ilustrado.
Eduardo Terranova, VTMD.