El valor de la persistencia

En el verano de 1964, un joven llamado Harrison Ford quien era un completo desconocido y para aquel entonces ni siquiera había logrado terminar la escuela preparatoria, quería, a toda costa, incursionar en el arte de la actuación. Y contando con apenas 22 años, tomó la difícil decisión de mudarse a Hollywood, con el sueño de convertirse en actor.

En sus propias palabras, durante una entrevista había mencionado lo siguiente;

“Pero llegué en un autobús metafórico, lleno de gente igual a mí, que tenía la misma ambición que yo tenía”.

Pero al darse cuenta de que la mayoría de aquellos aspirantes a actores, tenían sueños cortoplacistas y mucha prisa por triunfar y sabiéndose en igualdad de condiciones que cada uno de ellos, Ford ideó y estructuró un plan estratégico que le permitiera diferenciarse del resto de ellos y sobre todo, que le pudiera proporcionar una ventaja comparativa en relación con ellos.

Entonces y como primera medida, decidió “renunciar” a sus ínfulas cortoplacistas a través de las que buscaba el éxito inmediato y asumió una postura más realista y moderada, pero sobre todo perfeccionó su plan estratégico, estableciendo etapas de manejo táctico para consolidar las acciones mas efectivas que le permitieran ingresar en los círculos sociales más visibles de influencia social y actoral para así fabricarse una imagen positiva dentro de ellos e intentar posicionarla en el difícil mundo del Jet Set.

Ford notó que muchos de sus compañeros tenían mucha ansiedad por alcanzar el éxito y a menudo se apresuraban en la toma de decisiones que les permitieran mostrar su potencial y para alcanzar fama, riqueza y prestigio. Él, sin embargo, optó por un enfoque diferente y decidió buscar otras fuentes de ingresos para poder mantenerse, medianamente bien, en el difícil y competitivo mundo de la farándula Hollywoodense. Como lo explicaría el mismo y dicho en sus propias palabras; “Tenía que tener otra fuente de ingresos; entonces rápidamente decidí aprender carpintería y empecé a trabajar en este laborioso oficio”, explicó.

Esta decisión le permitió asumir una actitud más resiliente ante la vida y ante las ínfulas de éxito que tenían los demás y que era muy contagiosa.

“Entonces decidí esperar pacientemente a que terminara el desgaste producido por la despiadada competencia por tratar de conseguir un papel en alguna película. Y entonces empecé a ver los primeros resultados de mí táctica de desgaste, ya que muchos empezaron a darse por vencidos y a renunciar a sus sueños por llegar a las esferas más visibles y prestigiosas de la actuación”.

Ford inicialmente utilizó sus habilidades recién aprendidas de carpintería para poder arreglar su casa que, prácticamente estaba en ruinas y con esto también logró desarrollar su carácter, encontrando también las pautas para fortalecer un proceso meditativo que le permitió mejorar su estabilidad emocional y fortalecer su paciencia. También se convenció de que el trabajar como carpintero en Hollywood podría abrirle las puertas para generar oportunidades que le posibilitaran conectar con el mundo de la actuación.

Esto resultó ser cierto cuando fue contratado para hacer unos arreglos en la casa de Francis Ford Coppola y debido al buen trabajo efectuado, fue también recomendado para hacer otras obras en las mansiones de otras estrellas del momento como; James Caan, Richard Dreyfuss y Joan Didion, llegando a posicionarse como un buen contratista y a ser muy conocido en estos círculos, siendo, en cierto momento, incluso considerado como el "carpintero de las estrellas"

Su oportunidad finalmente llegó cuando, un par de años después de su llegada a Hollywood y debido a su incursión como contratista, el estar desenvolviéndose en este medio le abrió la ocasión propicia de llegar a un momento crucial para su carrera, cuando dada su afición manifiesta por el cine y la actuación, le pidieron que leyera algunas líneas de un guion, con varios otros actores que, para ese entonces, audicionaban para la película “Star Wars”. Esto ocurrió mientras construía una entrada en la oficina de Coppola. Esta oportunidad, bien aprovechada por Ford, resultó en que finalmente fuera elegido para representar el personaje de Han Solo, después de leer sus líneas compitiendo con otros 300 actores. 

El resto ya es historia…

REFLEXIONES;

¿Creen ustedes que Harrison Ford hubiera tenido la oportunidad que tuvo, si primero no hubiese incursionado en su trabajo como carpintero?

El haber generado lazos emocionales de confianza, prestancia y cumplimiento con las personas claves, seguramente fueron determinantes para consolidar lazos de lealtad con sus clientes, para luego haber podido ser elegido como el aspirante más idóneo para representar el papel que lo catapultó al éxito y a la fama, dándole la oportunidad de convertirse en un actor prestigioso y reconocido en el medio.

-Hay que saber generar las oportunidades que permitan alcanzar los objetivos.

-Para ello, es crucial la paciencia y la resiliencia

-Es menester contar con un plan estratégico para la vida el cual deberá ser ajustado en función de las circunstancias y de las variables del entorno.

-Por último, están la constancia, sentido de perseverancia y tenacidad en la búsqueda de los objetivos y metas establecidas.

Lección 1

Harrison Ford eligió la carpintería por su practicidad y las posibles oportunidades de establecer contactos que ofrecía. Su atracción inicial por la carpintería se debió a su naturaleza meditativa y su potencial para conectarlo con los conocedores de Hollywood.

Lección 2

La estrategia de Ford se alinea con el concepto táctico de “ganar mediante el desgaste”, un principio observado en la estrategia militar. El historiador B.H. Liddell Hart señaló que la resistencia, más que los ataques directos, a menudo determinaba el éxito en las guerras importantes. La creencia de Ford en perseverar, en mantenerse fuera de su zona de confort, en alargar sus planes y su cronograma, encarna este principio. Como destacó Ryan Holiday: "El alcanzar tus metas, siempre lleva más tiempo del que crees".

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