El valor de lo cotidiano
Hay quien es feliz con nada, ése es el realmente rico y es que la felicidad responde a una actitud y a una decisión personal; hay quien posee el talento de exponer la propia desgracia con humor.
Esencial resulta la capacidad de juicio, de razonar. La responsabilidad es un aliado de la coherencia personal, pues nos permite ajustar las conductas a las ideas y a las convicciones. Es importante aplicar la ética del amor, es decir, actuar bien, mantenerse alegre y ser prudente.
Hemos de seguir educándonos toda la vida y respetar al máximo a los demás. Acabamos pareciéndonos a lo que imitamos. Ciertamente no es educado ir por la vida de suficientes.
Hemos de elevarnos por encima de nuestras diferencias y apelar a los que nos une desarrollando el arte de hacer amigos. Miremos más allá de las conductas de hoy. Creo que todos en un momento de la vida, fugaz, irrepetible, hemos intuido una luz, una buena idea, que se haberse trabajado hubiera podido ser eficaz, pero quedó en eso, en una idea.
Lo cotidiano permite imaginación y creatividad, también pensar sobre lo vivido. Practiquemos el control interno, pues nuestras capacidades oscilan al compás de nuestras emociones.