El virus que no esperábamos; el reto que tenemos como organizaciones.

Afortunados aquellos que dentro de su plan de negocio o de su estrategia de ejecución para este 2020 contemplaron el riesgo de un virus que se propagara con suma rapidez a lo largo y ancho del planeta; que tuviera el potencial para mandar a la población a encerrarse en sus casas y por lo tanto rompiera con la rutina de la actividad económica tal y como la conocemos hasta el día de hoy.

La mayoría de las empresas seguramente planificaron su ejecución de este año y establecieron metas y objetivos que dependían principalmente de acciones propias; sí evaluando el mercado, la competencia, la evolución tecnológica, el cambio generacional y factores que ya conocemos que hoy impactan el desarrollo de un negocio u organización. Pero difícilmente se contempló el escenario de estar en una situación como la que hoy estamos viviendo: una semi-parálisis económica que no tiene que ver con lo que hicimos o dejamos de hacer como empresa.

El show tiene que continuar y todos aquellos que contribuimos de alguna manera al constante rodar de la economía tenemos la obligación y responsabilidad de encontrar la manera para que el quehacer económico encuentre su cauce y no se detenga a pesar del encierro, de la sana distancia, y de las contingencias.

En México estamos iniciando un periodo que de acuerdo a la información que fluye, durará entre dos y tres meses. Durante este periodo tenemos que habilitar un esquema de trabajo remoto, un paradigma de colaboración que aunque es conocido desde hace varios años, muchos empleadores hoy todavía no tenemos la confianza, la cultura de trabajo o la aceptación como para utilizarlo de manera regular. Hoy no tenemos otra opción y tenemos que hacer que funcione. El éxito en la adopción de este esquema de colaboración dependerá, por un lado, de las políticas y controles que la organización implemente para asegurar que el trabajo se está realizando y por ende se están cumpliendo los objetivos del negocio; por el otro lado y no menos importante, el éxito dependerá de los valores de los miembros de la organización, que al trabajar a la distancia tendrán incentivos para no enfocarse en las responsabilidades laborales, ya sea de manera consciente o inconsciente. Mucho pesará la cultura de la organización y el trabajo que se pudo haber hecho tiempo atrás para permear esos valores que hoy serán un diferenciador importante para sobrevivir esta crisis.

Seguramente hoy comenzaremos a evaluar y aquilatar la importancia del modelo económico en el que vivimos, la importancia de las empresas, de los productos y servicios que éstas ofrecen y venden y de lo que representa tener un empleo y ser parte de un sistema económico. 

Hay que darle pues a lo que nos avecina, primero entender el reto que tenemos enfrente, ajustar la estrategia al menos de este año y encontrar el esquema para que sigamos vendiendo nuestros productos y servicios y podamos mantener la organización que hace posible nuestros negocios.