Eliminación Impuesto Timbre Fiscal
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El pasado 3 de diciembre hubo un acontecimiento importante en la historia tributaria de Costa Rica con la eliminación del impuesto de timbre fiscal, esta estaba vigente desde 1885.
Este tributo, considerado el más antiguo del país, fue derogado mediante el Decreto Legislativo N.º 10.586, publicado en el Alcance N.º 195 de La Gaceta N.º 227. Asimismo, se suspendió el uso del papel sellado, una práctica en desuso en los últimos años.
¿Qué era el timbre fiscal?
El impuesto de timbre fiscal consistía en un pequeño sello cuadrado obligatorio en contratos privados y actos jurídicos como poderes inscribibles, cesiones de derechos, arrendamientos comerciales y títulos. Su valor, calculado como un porcentaje del monto del contrato según el artículo 170 del Código Fiscal, implicaba costos considerables para los contribuyentes. Más recientemente, su pago se realizaba mediante el Banco de Costa Rica (BCR). La omisión de este impuesto podía generar sanciones y, en algunos casos, invalidar contratos.
¿Qué implicaciones tiene la derogatoria del impuesto de timbre fiscal?
El impuesto de timbre fiscal gravaba una amplia variedad de actos jurídicos, tanto judiciales como extrajudiciales, así como contratos públicos y privados, muchos de los cuales requerían inscripción en entidades como el Registro Nacional o el Registro Civil.
Este tributo era un requisito indispensable para otorgar validez jurídica a ciertos actos y exigir su cumplimiento ante autoridades, como en el caso de contratos de arrendamiento, donde era necesario para proceder con desahucios judiciales. También era exigido para trámites municipales, como la obtención de patentes comerciales de operación.
Además de los costos que este impuesto generaba en los contratos, su régimen de penalidades por incumplimiento lo hacía particularmente oneroso. Los documentos que no cumplían con el pago oportuno del timbre estaban sujetos a sanciones severas: para que tuvieran efectos legales, debían pagar hasta diez veces el valor original del timbre omitido o incompleto.
Esto representaba una contingencia significativa para quienes no cumplían con esta obligación a tiempo, afectando tanto a personas como a empresas en sus gestiones legales y administrativas.
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Simplificación tributaria y modernización
La eliminación del timbre fiscal se enmarca en la iniciativa “Simple” impulsada por el diputado Eli Feinzaig, cuyo objetivo es simplificar el sistema tributario costarricense, compuesto por más de 200 impuestos, de los cuales solo seis generan la mayoría de los ingresos.
Este cambio no solo reduce cargas económicas y administrativas para los contribuyentes, sino que también elimina inseguridades jurídicas al garantizar la validez de contratos que, anteriormente, podían ser anulados por no pagar este impuesto.
En definitiva, la eliminación del impuesto de timbre fiscal representa un paso importante hacia la modernización del sistema tributario costarricense. Aunque su impacto fiscal era marginal, su derogación promueve la eficiencia, reduce la complejidad del sistema y beneficia tanto a los ciudadanos como al sector empresarial.
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