Elogio sentimental del profesor universitario. Vivat academia, vivant professores.

Elogio sentimental del profesor universitario. Vivat academia, vivant professores.

He tomado el título, y el tono, del texto de Pio Baroja, "Elogio sentimental del acordeón". Os recomiendo leerlo, os guste o no el instrumento.

Por una vez me voy a olvidar de los alumnos y voy a dejar de decir que son lo mas importante de la Universidad. No me lo creo del todo, la verdad. Creo que tanto énfasis en la "experiencia del alumno", especialmente en las Universidades privadas, está apartando a los profesores de su verdadero valor. Además, con tanta sobrecarga de marketing, corremos el riesgo de convertir las universidades y sus campus en parques temáticos y a los profesores en monitores de tiempo libre. Basta con ver las webs de algunos centros, muchas fotos de alumnos felices por el campus y pocas de alumnos aprendiendo en las aulas.

Como digo, solo por hoy, voy a olvidarme de los alumnos. Los aprecio sinceramente y hacen que mi trabajo cobre sentido y me sienta útil, pero hoy quiero poner en valor nuestro trabajo. Creo que lo mas sencillo es que enumere los motivos por los que los profesores merecemos este elogio sentimental. Por sentimental seguramente sea también subjetivo y algo triste, pero me importa poco y solo será por hoy.

  • Nuestra motivación es solo trascendente. No nos queda otro remedio. El sueldo base de un profesor de universidad privada, según el convenio, ronda los 30.000€ brutos anuales. Es verdad que puede llegar a los 35.000€ en categorías superiores y según los complementos. Imposible que esto nos aporte ninguna motivación extrínseca. Nos gusta nuestro trabajo y se podría pensar que nos aporta motivación intrínseca, pero lo cierto es que aunque nos gusta nuestro trabajo no siempre nos gusta dar clase. Cada vez es mas difícil captar la atención de los alumnos y cada vez se valora menos nuestros trabajo en el aula. Ya lo he dicho, el protagonista es el alumno. Faltos de otras motivaciones solo nos queda la motivación trascendente, la seguridad de que, de alguna manera misteriosa, estamos contribuyendo a crear un mundo mejor. No faltan los alumnos, y sobre todo alumni, que nos lo confirman.
  • Nuestra carrera profesional no puede parar nunca. La de profesor es la única profesión en la que tienes que superarte de manera constante. Cuando crees que con hacer el doctorado es suficiente, descubres que ahora hay que acreditarse por la ANECA o por el organismo local que corresponda. Si no lo haces te quedas atrás en el equipo. Una vez acreditado tampoco basta, es necesario ir subiendo en categorías hasta ser catedrático o incluso el alter ego del mismísimo Unamuno, el Rector por antonomasia. No son cosas que te motiven especialmente, tal vez solo por afán de superación, pero son necesarias para subir el prestigio de la Universidad. Quizá muchos no sepan que los méritos para esta carrera no son tanto lo bien que demos clase sino los artículos que hayamos publicado. Poco importa su interés, lo relevante es el ranking en el que se posicione la revista en la que publicas. Tanta es la presión que tenemos, que algunos están dispuestos a pagar por que te publiquen los artículos. No creo que ninguna otra profesión tenga tanta presión y coste, económico y humano, por el desarrollo.
  • Nos echan en cara que tenemos 3 meses de vacaciones. Y no es exactamente así. Tenemos tres meses libres de clase, es cierto, pero si crees que el trabajo del profesor es solo dar clase es que no sabes lo que es un profesor. La alta carga docente durante 9 meses hace difícil la investigación y la actualización de conocimientos. Debemos dedicar el verano a leer y escribir para disfrute de nuestra profesión y, sobre todo, para ascenso en la carrera descrita en el punto anterior. Pero da igual, el caso es que nuestro entorno seguirá pensando que estamos siempre de vacaciones...
  • Somos carne de reuniones interminables. Esto para mi siempre ha sido un misterio. Desde mi mas larga experiencia como Director de RRHH nunca he entendido la afición desmedida que el entorno académico tiene a las reuniones. Además, como no sabemos reunirnos ni jugar a las empresas, al final algunas son eternas y, desgraciadamente, inútiles. Creo que se debe a que tenemos tanta necesidad de que alguien nos reconozca que usamos estas reuniones para buscar el amor que nos falta en otros ámbitos del trabajo.
  • Tenemos un riesgo constante de caer en la ansiedad y la depresión. Imaginad que tuvierais que estar expuestos entre 4 y 6 horas diarias a la aprobación de una audiencia. Que tuvierais que pasar ese tiempo subidos a un escenario. O, en clave de empresa, que tuvierais que presentar durante dos horas diarias un trabajo ante un comité de dirección. En esto pueden convertirse las clases que damos cada día si no las preparamos bien y no somos capaces de captar la atención de los alumnos. Nos gusta tanto nuestro trabajo que nos duele mas que a otros profesionales que no se valore. Si no gestionamos bien nuestras emociones y nos dejamos llevar por lo que parecen pensar los alumnos de nuestro trabajo, estamos perdidos. Afortunadamente tenemos el apoyo de nuestros compañeros y la motivación del primer punto.
  • Somos muy difíciles de gestionar como equipo. Un compañero me dijo que dirigir profesores es como pastorear un rebaño de gatos. Lo he padecido como Director de Grado. Al final lo asumes y en el fondo es mucho mas fácil de lo que parece. Sobre todo si usas la empatía y te pones en el lugar de cada uno. Pensaréis que esto no debería ser algo malo para nosotros. Si lo es. Especialmente cuando caemos en manos de malos jefes. Los jefes con tendencia autoritaria o arrogante se desesperan con nosotros porque al final hacemos lo que nos da la gana. Normal considerando todo lo anterior. La desesperación de un mal jefe termina en un liderazgo tóxico que no aprecia nuestro trabajo ni considera nuestras penalidades. Al final somos tontos y así nos lo hacen ver.

Dicho todo esto debo concluir diciendo que estoy orgulloso de ser profesor. Después de 20 años vagando como Ulises por guerras de Troya y naufragios en la empresa creo que en la Universidad he encontrado por fin mi Ítaca, aunque los pretendientes estén resultando mucho mas molestos de lo que esperaba.

Vivat academia, vivant professores!

Ignacio Carnicero Plaza, PhD

Profesor doctor de grado, postgrado e in company. Consultor de Estrategia. Orientador de estudiantes y jóvenes profesionales. Experiencia en dirección general.

1 mes

Totalmente de acuerdo contigo, Jose María Peláez Marqués, PhD . Que pena que la motivación transcendente no llene la nevera!

Fernando Martínez López, PhD

Adicto a la innovación y a enseñar con humor. Educación con propósito. Sexenio activo de investigación.

1 mes

La mejor profesión del mundo!!!! Ojalá también fuera reconocida... ya sería la bomba!!!

Laura Bujalance, Ph.D.

Faculty Member, PAD, Universidad Rey Juan Carlos

1 mes

Poniendo una foto de Adiós Mr. Chips, no pude hacer otra cosa que leerlo. Me ha encantado

Óscar Del Moral Queipo

Chief Revenue Officer | Marketing, Ventas y Experiencia del Alumno

1 mes

Acertado y preciso .... (como casi siempre)

Ignacio Urrutia de Hoyos

Director del Grado International Business Management

1 mes

!!!Que razón tienes y lo mucho que disfrutas enseñando!!!!

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Jose María Peláez Marqués, PhD

Otros usuarios han visto

Ver temas