Emociones y el trabajo del futuro
Si, la inteligencia emocional lleva de moda más de una década. Casi todos ahora estamos de acuerdo con Daniel Goleman, en que no solo basta con un solo un gran coeficiente intelectual, o con solamente destreza técnica, es necesario una gestión adecuada de las emociones para progresar en casi todas las facetas de la vida!!
Pero, según creo, la realidad aún está muy alejada de esto, es muy difícil cambiar de la noche a la mañana el comportamiento de represión emocional en situaciones laborales que arrastramos, desde hace muchos…¿ años, décadas, siglos, quizás milenios?
Y esto se debe a que el trabajo siempre se ha asociado con ese espacio donde el ser humano se viste con el uniforme de combate para ganarse el pan, es decir, donde ponemos nuestros instintos de supervivencia y en el que aparecen recurrentemente las emociones asociadas a esta finalidad.
Un indicador de que esto sigue siendo así, es la presencia del estrés "del malo" en nuestra vida laboral, principalmente debido a las condiciones de mayor competitividad y exigencia del mercado, con lo cual se activan las emociones que nos "ayudan" en estos casos, como la frustración, la ira, el miedo, la inseguridad e incertidumbre entre otras.
Una de las consecuencias objetivas de este hecho, es que cada vez más personas persiguen la búsqueda de situaciones garantizadas, que minimicen esas emociones tan incómodas. Por ejemplo, nunca ha habido tanta gente optando a oposiciones para conseguir empleo público, o apostantes a loterías, incluso se observa una gran proliferación de centros de apuestas y también un aumento de proyectos empresariales en la búsqueda de “pelotazos económicos”.
Todas son fórmulas para conseguir una garantía vital de seguridad económica, fenómeno que ocurre por la propia visión que tenemos del trabajo, muy asociado con el estrés negativo que estamos arrastrando. Y como sabemos del efecto negativo que supone el permanecer en "estrés", buscamos evitar las emociones que lo desencadenan y de las que esta sociedad en general trata de huir. Y sabiendo que en otras épocas, estas mismas emociones han sido útiles para el progreso de la especie humana, y las tenemos mucho que agradecer, es el momento de reducir su intensidad y frecuencia.
Yo opino que aquí es donde está el reto de las organizaciones, poder aportar a las personas que las conformen espacios donde poder desarrollar esas otras emociones que nos gusta sentir, como por ejemplo la seguridad, diversión, alegría, aprecio, y entre otras porque pedir a cada persona, en un ambiente caótico y cambiante que gestione ella sola esas emociones es una tarea muy compleja, y por eso muy poca gente exhibe esa "inteligencia emocional" tan reclamada, y es que es muy complicado sentir tranquilidad, alegría y creatividad si ves un tigre rondando alrededor de tu tienda de campaña.
Las nuevas compañías tecnológicas empezaron a mostrar este tipo de "guiños" a nuestras emociones predilectas, y a nadie nos es ajeno la imagen de, por ejemplo, Google con sus sofás, videojuegos, mesas de ping-pong y el gran atractivo que supone para muchos jóvenes, y no tan jóvenes, (quizás mucho más que los buenos ingresos que también acompañan a estas compañías).
En cualquier caso, el tener una mesa de ping-pong, o unos sofás, o espacios atractivos para tomar café o para merendar, no garantiza que sean lugares donde poder desarrollar esas emociones que han estado tanto tiempo reprimidas en los ámbitos laborales. Conseguir esto es una tarea muy ardua y compleja, que requiere mucha metodología, tecnología y mucha capacidad de liderazgo y de aprendizaje continuo y que, a decir verdad, yo he visto muy pocas veces que esto se dé de manera sistemática en las organizaciones.
Cito una de las reflexiones recogidas en el informe de Accenture de 2018 sobre tendencias: "Para la empresa inteligente, este nivel de conexión y este grado de confianza requieren un nuevo tipo de relación. No es solo negocios. Es personal. Y así es como los líderes redefinirán su compañía en función de la compañía que conservan."
Pero bueno, al menos conocemos la teoría, y damos por hecho que la inteligencia emocional y la combinación de emociones y energía laboral o estrés positivo pueden tener mucha importancia para el futuro. Yo me temo que queda muchísimo por hacer, porque es un campo en el cual todavía nos sentimos incómodos, no es nada sencillo combinar jerarquías, con objetivos, con plazos, con incertidumbre, con cambios en el mercado, con una constante competitividad, con lo cual, es tarea muy complicada mantener a raya (porque también sabemos que erradicarlas del todo tampoco es positivo) a esas otras emociones de las que huye la mayoría de las sociedades occidentales que buscan la creatividad y talento como elemento de supervivencia para el futuro.
Lo que parece evidente es que aquellas organizaciones que consigan desarrollar entornos donde surjan las emociones menos relacionadas con la supervivencia y más con las de la seguridad y reconocimiento (tal y como decía Maslow hace ya algunos años) van a tener muchas más posibilidades de persistir, sobre todo, porque parece que está demostrado que la creatividad es la palanca de la competitividad del futuro, y que suele estar reñida con las emociones más ligadas a la supervivencia inmediata, que se basa más emociones de impulso y de reacción.
Pero el reto no es nada fácil, porque en un entorno cambiante, en pleno proceso de trnasformación digital, es muy complicado contener las emociones ligadas a la supervivencia, y por eso, el esfuerzo de las organizaciones será el hacer un efecto de parapeto, para conseguir estados anímicos en sus miembros que les fidelice, les de un sentido a su actividad y les permita desplegar todo su potencial humano.
Mi opinión es que se deben poner muchos medios e intención estratégica para trabajar en este camino, y que toda ayuda es poca. La tecnología nos puede ayudar mucho, y se atestigua con la irrupción de las redes sociales como ejemplo claro del aprovechamiento del capital emocional. Por nuestra parte, llevamos años pensando en como ayudar a mejorar la colaboración y el desarrollo de grandes colectivos y hemos desarrollado TheGlocal.network para intentar apoyar a las organizaciones en la consecución de espacios donde aprovechar el potencial humano en los ámbitos laborales o de colaboración, y tras unos años observando resultados, vemos que es un camino con posibilidades para poder converger hacia esos estados emocionales que van a ser (o están siendo ya) tan necesarios.
Dirección Grupo Urbegi
6 añosGracias David, además de lo que apuntas y de lo importante que es para cada uno de nosotros de forma individual, creo será un factor de competitividad para las organizaciones, asi que, la organización que invierta en capital emocional, va a tener ventaja sobre el resto.
Engineering Director and QA Manager in Pivotree
6 añosMuy buen artículo! y totalmente de acuerdo. Deberíamos perder el miedo que muchas veces nos inmoviliza y buscar un trabajo en el que sentirnos como describes. Somos mucho mas productivos cuando nos sentimos felices en el trabajo. Pasamos casi tanto tiempo en el trabajo como en casa, con los que nosotros elegimos, por eso es tan importante sentirse a gusto en el trabajo, y con tus compañeros.
Dirección Grupo Urbegi
6 añosGracias Susana y Luis. Ciertamente parece que por fin, cuando los robots comienzan a aparecer en escena, es cuando empezamos a darnos cuenta de el potencial de nuestras emociones.
Activista de Bienestar. Ayudo a las organizaciones a aumentar su impacto positivo dentro y fuera de la organización: Planes de bienestar, Responsabilidad Social Corporativa, Gobernanza participativa. #Mindfulness
6 añosTotalmente de acuerdo Pablo! Nuevas estructuras organizaciones menos rígidas, más amables, que dejen que el talento fluya. El cambio debe empezar por nosotr@s mism@s: mayor conciencia de nuestras propias rigideces y amabilidad con las de las demás personas.
SENIOR EXECUTIVE
6 añosMuy bueno.