Emociones y rendimiento
Un adecuado relación con las emociones favorece el desempeño óptimo.
La perseguida Inteligencia emocional.
Más que "controlar" deberíamos utilizar el verbo manejar, o lo que es mejor relacionar.
Relacionarnos con nuestras emociones de una manera consciente.
En ocasiones el error es intentar reprimir, encerrar o bloquear nuestra expresión emocional, pero debemos ser conscientes de que las emociones responden a una respuesta natural ante una modificación en el contexto.
En otras ocasiones el error consiste en perpetuar, alimentar y engrandecer las emociones hasta convertirlas en un monstruo que afecta al rendimiento. Anclarse a la emoción.
Lo correcto es permitir que las emociones se manifiesten y dejarlas ir, relacionarse amable y conscientemente con ellas.
Probablemente es más fácil decirlo o recomendarlo que llevarlo a cabo.
El mindfulness es una poderosa herramienta para llegar a esa relación consciente.
Practicar técnicas de meditación o de respiración consciente nos acercan a ella.
A la Inteligencia Emocional.
Vivir las emociones saludablemente y favorecer nuestro rendimiento sí que es posible.