Empowerment… ¿Qué diría Paulo Freire?
Este escrito tiene por objetivo presentar las ideas centrales del concepto de Empowerment, según Zimmerman (2000), a la vez de hacer una revisión de estas propuestas bajo la mirada de otros autores cuyos escritos pueden permitirnos percibir nuevos ángulos de lo escrito por este autor. Se culmina con una discusión referida a las consecuencias potenciales de algunas prácticas relacionadas estrechamente con los fundamentos teóricos aquí expuestos.
Marc A. Zimmerman describe en su artículo la teoría del empoderamiento, allí indica que este es tanto una orientación valórica para el trabajo con la comunidad, como un modelo teórico para la comprensión del proceso y las consecuencias de los esfuerzos para obtener control e influencia sobre las decisiones que afectan la vida de uno, el funcionamiento de las organizaciones y la calidad de la vida comunitaria. La orientación valórica del empoderamiento sugiere objetivos, metas, y estrategias para la implementación del cambio, mientras que la teoría del empoderamiento provee principios y un marco de referencia para la organización del conocimiento.
La teoría del empoderamiento debe ser estudiada como proceso y como resultado, en lo primero cabe observar las estrategias que se llevan adelante, mientras que en el segundo se observan los resultados de los intentos de las personas o comunidades para obtener poder. El autor indica que el empoderamiento debe ser también estudiado en los diferentes niveles en que acontece, es así como describe los elementos que han de considerarse al a nivel individual, en el nivel organizacional y en el nivel comunitario.
Al revisar lo expuesto por el autor en lo relativo al empoderamiento en el nivel individual, que hace análogo al empoderamiento psicológico, es posible encontrar al menos tres componentes centrales: creencias acerca de las propias competencias, esfuerzos para ejercer control y comprensión del contexto socio – político. Quisiera detenerme en este último punto.
La comprensión del ambiente socio – político, o conciencia crítica, refiere –según el autor- a la capacidad de analizar y entender la situación social y política de uno. Identificando quién “tiene el poder” (o tiene poder), sus recursos, entre otros aspectos. Hasta aquí puede resultar sensata la propuesta, pero al darle una perspectiva de “poder” los sencillos e inocentes postulados de Zimmerman pueden adquirir formas insospechadas.
La Psicología comunitaria no puede obviar el tema del poder, por cuanto la nuestra es una disciplina que está involucrada con el cambio social (Serrano-García & López, 1994; Roth, 2000; Montero 2003, 2004). En la literatura científica se encuentran diversidad de conceptualizaciones de “poder”, sin embargo es posible encontrar dos categorías que enmarcan el concepto, estas son la simetría y la capacidad. La simetría está asociada a la concepción del poder como una posesión u objeto, la cual se distribuye asimétricamente, con posibilidad de cambio. Las bases del poder, desde este punto de vista, estarían en el control de recursos o en el control de los procesos de toma de decisiones. De esta manera podemos arribar a una concepción del poder como relación social, la cual se compone de dos agentes, ubicados socio - históricamente en una base material asimétrica, en entran en conflicto por un recurso que uno controla y que al otro le interesa (Serrano-García & López Sánchez, 1994). Este estado asimétrico deviene en relaciones de poder en tanto un individuo o colectivo percibe esta ideología imperante. Aquí es donde vuelve a surgir la “conciencia” como tema central.
El “diálogo” en Freire (1969, 1997) es un componente central de su pedagogía liberadora, y nos llama la atención sobre las condiciones de desigualdad y de opresión que niegan la posibilidad de dialogar. De ahí la necesidad de desarrollar acciones que nos permitan hacer partícipes a todas las personas de la construcción del mundo humano y cultural (Alfaro, 2000), perspectiva inimaginable bajo condiciones de dominación socio –cultural.
Entramos, entonces, en tierra de nadie, al visualizar un terreno de dominación socio –cultural, para la cual la propuesta de Freire (sin salirse del positivismo de Zimmerman) es llevar a la comunidad a sacudirse de estas estructuras de dominación mediante la conciencia de ello. Su educación popular transita por senderos de indesmentible hálito Marxista, mientras Zimmerman obvia el cambio social estructural, y deja la conciencia crítica como componente individual (empoderamiento Psicológico), sin siquiera mencionarla en el nivel organizacional o en el comunitario, dejando una visión de un tipo de cambio social “descafeinado” muy “políticamente correcto”.
Este cambio social “políticamente correcto”, puede ser presentable para quienes toman las decisiones y sostienen las intervenciones a nivel social comunitario, pero se puede tornar intolerable e indigno para quienes a nivel de comunidad sufren las consecuencias de condiciones estructurales, las que terminan por cobrar un carácter de intocables para los interventores, los cuales están en medio de un incómodo conflicto de lealtades entre sus “principios” y sus “benefactores – mecenas”, debiendo, la mayor parte de las veces, ejecutar acciones cosméticas sobre sus proyectos de modo tal de darles un aspecto limpio y exento de “los peligros de la politización de los procesos sociales”.
Esta estrategia es, por lo menos, peligrosa, hace emerger una esquizofrenia funcional que agota a los equipos, que distrae a los profesionales, y arrastra a los extremos del cinismo, arrastrando a los equipos a hacer casi cualquier cosa por terminar presentándose histéricamente condescendientes con aquellos a los que deben rendir cuenta. Si bien puede aparecer como una estrategia legítima por cuanto resulta adaptativa (al fin y al cabo “entregan la plata”), da clara cuenta de la carencia de legitimidad de nuestras propuestas teórico - técnicas. Esta suerte de guerra de guerrillas puede incluso verse como una curiosidad, pero nos deja en una situación de fragilidad profesional que puede llevarnos sencillamente a la extinción.
De cierto modo, el escenario que se traza da lugar a comprender que los psicólogos comunitarios (y también otras profesiones que realizan trabajo con comunidades) sostienen un doble discurso muy “funcional”. Por una parte sostienen argumentos para quienes sean que financias sus actividades: gobierno o fundaciones, a las que se las halaga poniendo en los proyectos cada una de las palabras que ellos mismos han transmitido en su meta de trabajo o en su papelería; mientras que por otra parte se mantiene un discurso interno muy crítico y “subversivo”, que rastrea las bases de la situación que como organización abordan, situando las raíces del desarrollo en el cambio social (o algo muy parecido a ello), lo que obviamente jamás saldrá de esas paredes, pues los financistas saldrían en desbandada de enterarse de aquello (al menos eso es lo que se cree).
De seguir así, por no hacer lo que se cree se terminará haciendo lo que se dice, esto es, sosteniendo estrategias de intervención vacías, superficiales y solo dirigidas a mantener el flujo de dinero que permite la existencia de la institución, sin que tal organización se dirija, efectivamente hacia ninguna parte.
Referencias:
Alfaro, J. (2000). Discusiones en Psicología Comunitaria. Santiago: Universidad Diego Portales.
Freire, P. (1997). Pedagogía del oprimido. México: Siglo Veintiuno Editores.
Freire, P. (1969). Educação como pratica da liberdade. Brasil: Terra Nuova.
Montero, M. (2003). Teoría y Práctica de la Psicología Comunitaria. Buenos Aires: Paidós.
Montero, M. (2004). Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Buenos Aires: Paidós.
Serrano-García, I. & López, G. (1994). Una perspectiva diferente del poder y el cambio social para la psicología social – comunitaria. En Montero, M. (Ed.) Psicología Social – Comunitaria. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.
Roth, E. (2000). Cambio social y decisiones comunitarias. Análisis de factores psicosociales. Revista Latinoamericana de Psicología, 32 (1), 9 – 29.
Zimmerman, M. (2000). Empowerment Theory: Psychological, Organizational and Community Levels of Analysis. En Rapaport, J. & Seidman (Eds.) Handbook of Community Psychology. New York, NY: Kluwer. 43 – 63.
Originalmente publicada en 2003, en www.comunitaria.cl