En homenaje a un aviador legendario:


El Capitán Piero Lovatto Tello, mi querido amigo de la infancia, hoy 30 de noviembre de 2024, ha marcado el fin de una era al retirarse oficialmente después de completar su último vuelo como piloto comercial, al mando del vuelo BR226, de EVA Air en ruta de Singapur a Taipei.

Con más de 45 años de experiencia en los cielos, el Capitán Lovatto acumuló un total de 29,934 horas de vuelo, cruzando el Pacífico en más de 1,700 ocasiones. Durante casi 20 años, fue capitán de uno de los aviones más emblemáticos, el Boeing 747, y hoy cierra su etapa en EVA Air tras 27 años de servicio, una carrera que comenzó en Mexicana de Aviación, cuando esta aerolínea era un verdadero símbolo de orgullo nacional.


A lo largo de su carrera, el Capitán Piero salvaguardó la vida de decenas de miles de pasajeros en todo el mundo, destacándose por su habilidad excepcional y su dedicación inquebrantable. He sido testigo de su integridad y de sus firmes valores, cualidades que le permitieron ganar amigos en todos los rincones del planeta, de diferentes culturas y nacionalidades.


Pero más allá de su legado en la aviación, el Capitán Lovatto es también un amigo entrañable, con quien comparto una profunda pasión por la aviación. Nos convertimos en pilotos casi al mismo tiempo, pero nuestros caminos tomaron rumbos distintos: yo seguí mi carrera en Marketing, mientras él continuó volando y disfrutando de su amor por la aviación.


A pesar de la distancia, nuestra amistad nunca se vio afectada. A través de sus relatos, fotos y experiencias, he podido vivir la magnificencia de la aviación a través de sus ojos. Siempre me llenaba de orgullo cuando me contaba que la inspiración para convertirse en piloto comercial vino de mi padre, el Capitán Hugo Redondo Guerrero.


Hoy, al comenzar un nuevo capítulo en su vida, le deseo un retiro pleno, rodeado de salud, paz y momentos especiales en compañía de mi querida Ana y el resto de su familia.


Que su vida esté colmada de satisfacciones, y que los recuerdos de los paisajes impresionantes que admiró desde la cabina continúen nutriéndolo con orgullo, sirviendo como tributo a una carrera profesional intachable.


Que Dios lo acompañe siempre, tanto en el cielo como en la tierra.