En la red...o ¿enredados?
Armas de Distracción Masiva
Sólo recientemente he sabido que la tragedia del Titanic pudo ser evitada. Pensaba que había sido fruto de la arrogancia humana y la creencia que el barco era indestructible, pero en realidad el Titanic se hundió por culpa de la distracción. Otros barcos que habían pasado por la zona habían advertido de la zona de icebergs y habían avisado. El Titanic no cambió el rumbo. En el último momento, una hora antes, tiempo suficiente para evitar el choque, al Capitán Edward Smith, le avisaron por radio desde un barco cercano rodeado de hielo y como estaba cenando con sus invitados ricos y famosos no quiso escuchar al operador.
Cuando vieron el iceberg delante ya era demasiado tarde para cenar la inercia del barco.
No hace falta irse a 1912 para tener otro ejemplo de distracción ejemplar. Un siglo después, el Capitán Francesco Schettino, embarrancó el Costa Concordia en la isla de Giglio. A escala individual sabemos la multitud de accidentes de tráfico por mirar el móvil, o atropellos por cruzar sin parar o caerse por un agujero del suelo o chocarse contra una farola por enviar un mensaje mientras caminan distraídos.
La evidencia es que las personas distraídas se hacen daño a sí mismas y a otros.
Tecnologías de interrupción.
En la década de 1930, el poeta y ensayista T.S. Eliot escribió: “La distracción nos distrae de la distracción”, lo cual parece reflejar perfectamente nuestro presente.
¿Cómo hemos llegado aquí?
La respuesta es que nuestras vidas, pensamientos y relaciones están siendo influidas y moldeadas por un conjunto de tecnologías de interrupción. Todo un ecosistema interconectado de redes sociales, servicios, apps y todo lo que te puedas imaginar accesibles desde smartphones, tablets y ordenadores., sin importar el momento y el lugar.
Ha habido varios filósofos que a lo largo de la historia han demostrado que la tecnología interactúa con los usuarios cambiando comportamientos, pensamientos, normas sociales y algunos dicen que hasta la estructura física cerebral. Puede costar aceptarlo, pero parece que las tecnologías y herramientas que creamos terminan por controlarnos.
Encontré esclarecedoras las palabras del filósofo, activista político y formador francés, Jacques Ellul que con claridad meridiana expresaba "que una vez que la tecnología ingresa en la cultura, toma el control. Se alimenta a sí misma, asistida por la ávida adopción de las personas y todavía exige más. Las estructuras sociales, valores, comportamientos y política, no pueden evitar organizarse en torno a los valores de la nueva tecnología. El resultado predecible es la pérdida de las tradiciones existentes y la aparición de una nueva cultura."
Me gustaría rechazar este pensamiento determinista del “desempoderamiento” humano a favor de las tecnologías de interrupción. Pero veo que J. Ellul tiene razón. Escribimos un e-mail al compañero que tenemos en la oficina de al lado, un Whatsapp para pedir perdón o pedimos el divorcio con un mensaje de texto. Estamos en una reunión y no podemos evitar revisar el teléfono cada 5 minutos. Veo a los adolescentes juntos, pero cada uno atento a sus smartphones, grabándose continuamente y comunicándose por el teléfono aunque están uno al lado del otro. Veo la tele y a la vez sigo los comentarios en Tweeter siendo este más divertido que el propio programa. Estas son pruebas de cómo las tecnologías de interrupción moldean la cultura y la sociedad. La tecnología se ha hecho cargo.
La imprenta de Gutenberg fue el equivalente al internet de nuestra era. Debido a que puso la información en manos de cualquier persona se le atribuye el surgimiento de la alfabetización, extendió el conocimiento entre todas las clases sociales y un disparador de todas las repercusiones posteriores incluyendo La Ilustración.
No se crean que soy contrario a todas estas cosas, fui de las primeras 1000 personas en tener conexión a internet cuando solo lo ofrecía IBM y Goya servicios telemáticos y todo era en texto. Veo claro todos sus beneficios. Usted no leería este artículo si no hubiera hecho mis investigaciones en Internet y publicado en Linkedin, pero intento enfocarme más allá de estas características por beneficiosas que sean.
Me doy cuenta que la red y las tecnologías captan mi atención solo para distraerme. Me cuesta enfocarme si constantemente recibo whatsapps, e-mails, alertas, videos estúpidos, eso si no me pierdo solo detrás de links locos de blog en blog.
La consecuencia de este mundo rico en distracción, de acceso instantáneo y terriblemente seductor es que no estamos en la red. Estamos enredados.
Es la naturaleza de nuestra época.
Jubilado, pero muy activo. Del viejo...la consulta y el consejo.
3 añosCuando en los extremos esta el vicio..en el centro está la virtud..o viceversa. El ser humano no debería perder el libre albedrío ni la capacidad de poder centrarse o descentrarse, a voluntad, en cualquier actividad que acometa..lo contrario, lleva a la alienación de voluntades, manipulación e incluso lavado de cerebros..esto es válido, para las redes, la tv, el fútbol, la publicidad, etc..en el equilibrio, la educación en valores y el autocontrol está la medicina contra estas amenazas actuales.
Como siempre nos enredas en tus enredos y nos atrapas con tus seductoras redes de arrastre dejándonos un único dilema: ¿Frito o a la plancha?
🧪🧬 Te ayudo a conocer las pruebas del laboratorio clínico. Soy Patologo Clínico y fundador de Medicina de Laboratorio
3 añosDeacuerdo. Enredados y con dilemas sociales por las redes, como el documental The Social Dilemma lo gráfica explícitamente. Crear conciencia de su uso es el detalle, excluirnos una utopía. Felicitaciones Miguel por tu excelente articulo 🎉👍