En tu organización: ¿Sientes que debes encajar o que puedes pertenecer?
Brené Brown, autora de un libro de lectura reciente, distingue entre dos términos:
Encajar significa evaluar una situación y convertirnos en lo que hay que ser para que nos acepten.
Pertenecer, por el contrario, no nos exige cambiar lo que somos; nos exige ser lo que somos.
Ello me llevó a preguntarme si las personas, cuando entran a formar parte de una organización, se plantean el dilema de este artículo.
Hoy por hoy, una mayoría sigue haciendo todo lo posible para encajar confiando que ello le permita ser aceptado; una elección que supone ocultar determinados aspectos de sí mismo que cree no apropiados en aquel contexto (imperfecciones, emociones,...). Y ahí la autora comenta: "..., para sentir que pertenezco de verdad, tengo que poner sobre la mesa mi yo auténtico, y eso solo lo consigo amándome a mí misma. Durante años creí que era al revés: haré lo que haga falta para encajar, sentiré que me aceptan y de ese modo conseguiré gustarme más a mí misma".
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Brené Brown es muy clara al hablar de pertenencia: "La pertenencia es el deseo humano innato de formar parte de algo mayor que nosotros mismos. Como este anhelo es tan instintivo, a menudo intentamos cubrirlo encajando y buscando aprobación, acciones que no solo actúan como sustitutos huecos de la pertenencia, sino que muchas veces se convierten en barreras para alcanzarla. Dado que la verdadera pertenencia solo se produce cuando presentamos nuestro yo auténtico e imperfecto al mundo, nuestra sensación de pertenencia jamás puede ser mayor que nuestro nivel de autoaceptación".
Y en este momento me pregunté hasta qué punto las organizaciones, sin pretender ahondar en la complejidad humana, simplemente sacan provecho (de forma más o menos consciente) de este anhelo instintivo de pertenencia del ser humano.
La cosa se complica cuando uno descubre que además de encajar hay que destacar... La autora dice: "El mandato de la comparación se convierte en la aplastante paradoja de "encajar y destacar". No se trata de cultivar la autoaceptación, la pertenencia y la autenticidad; lo único que se pretende es ser como todos los demás, pero mejor".
Está claro que se impone la opción menos eficiente y menos sostenible desde el punto de vista humano ya que la mayoría de organizaciones no están por la labor de explorar y, además, la necesidad de viabilidad económica del trabajador comporta un baño de realismo que relega la pregunta planteada a la utopía. No obstante, me planteo otras preguntas: ¿Deberíamos quedarnos indiferentes ante esta realidad que cercena una parte del trabajador imprescindible para la vida plena de todo ser humano? ¿Somos realmente conscientes de como incide esta realidad en nuestras vidas? Asumiendo la conveniencia de adaptación como lo normal, ¿no nos estaremos perdiendo algo valioso que no somos capaces de intuir y, por tanto, no echamos en falta? Y en este proceso homogeneizador promovido por las organizaciones, ¿no es un contrasentido que se planteen ser creativas si previamente han cercenado partes del ser humano que tienen que ver con la exclusividad inherente a cada uno?
Co-fundadora LivNativa/ Comunicación Corporativa/ Sostenibilidad Empresarial / Reputación Corporativa / Comunicación multinivel / Relaciones Institucionales
1 añoHola Josip, me pareció muy interesante el artículo puesto que concuerdo a 100%. Si lo llevamos a las empresas vienen los populares "washing" , quiero decir el 8M todos son morados, en junio todos multicolor, en octubre todos rosa ... esto muchas veces sin hacer el autoanálisis de la cultura o posición corporativa simplemente lo hacen para encajar. Esto es muy peligroso pues ponen su reputación ne juego, si no hay coherencia con los valores ... todo está hecho sobre un piso muy inestable. Gracias por el artículo, muy bueno.