Rupturismo o más de lo mismo

Rupturismo o más de lo mismo

En septiembre de 1974 durante una cena con Dick Cheney y Donald Rumsfeld, como una broma (desmentida posteriormente, pero en el relato queda estupendo) Arthur Laffer garabateó su famosa curva en una servilleta, y convenció a los comensales con su original idea. Estuvo en el consejo económico del presidente Reagan, y ahora lo está en el de Trump. La Curva de Laffer habla de rebajar la imposición fiscal y que esto repercute a su vez en una mayor actividad económica y redunda en aumento de los ingresos de las arcas públicas. Laffer también habla de reducir el gasto en el presupuesto nacional, y de otras cosas. Tanto Reagan como Thatcher recogieron el guante, y la historia es conocida. En boca del mundo anglosajón, todo un hito revolucionario, un cambio de paradigma sin parangón ni precedente. Sin duda ese mundo sabe venderse, no como los españoles, que ni siquiera somos capaces de quitarnos el sambenito de la inquisición o de la leyenda negra. La servilleta aquella desapareció, sino estaría ahora en alguna vitrina.

El tratado de Comercio Libre

En España, al acabar la guerra de los 7 años (1ª realmente internacional), se publica el Decreto del Comercio Libre, el 16 de octubre de 1765. El siglo XVIII fue un no parar. Antes habíamos estado en múltiples fregados, comenzando por la guerra de sucesión /1701/13), la de la Cuádruple Alianza (1718/20), la conocida como Guerra de la Oreja de Jenkins, 1739/48, (permiso para comercializar), que por cierto fue tan humillante para los británicos que el rey Jorge II prohibió escribir sobre ello. Si eliminas algo, al no poder encontrarlo, ya no existe, incluso a posteriori puedes recontarlo a tu manera. Eso es arte. El Decreto y posterior reglamentación de noviembre, lo que hace es dar un nuevo impulso a la política mercantil, iniciada ya hacia unas décadas. Contiene en sí el germen de algo tan innovador como es una regulación del comercio libre, además de otros conceptos, que se irán ampliando en sucesivas normas, hasta la última de 1778 con su reglamento y aranceles.

Al advenimiento de Carlos III, España se encontraba en un contexto internacional radicalmente distinto. Tras tanta guerra y todos los territorios perdidos, el Estado estaba en bancarrota. Cierto que mantenía el monopolio comercial con sus colonias, salvo las concesiones hechas a Gran Bretaña, relativas al navío de permiso y el comercio de esclavos, pero la Carrera de Indias no estaba dando los frutos esperados. Según escritos de la época, como si fuesen informes de una Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, España “estaba despoblada y empobrecida; sus campos, yermos; sus fábricas, inactivas. Las manufacturas españolas apenas se valoraban en el extranjero y la moneda, a pesar de poseer las mayores reservas metálicas del mundo, valía poco" (Lorenzo Hermoso de Mendoza). El problema fundamental estribaba, al entender de entonces, en la mala regulación comercial, en el pésimo sistema de flotas y galeones, así como en los absurdos impuestos de tonelada y de palmeo. Habría que sumar otra causa a nuestra decadencia, el contrabando, sobre todo a manos de británicos y neerlandeses. La cantidad de oro que se extraía de nuestras minas americanas en 1765, sumaba unos 35 millones de pesos (Vicente Rodríguez Casado), de ellos, solo 19,5 millones llegaron a la metrópoli. Suponiendo que se quedasen en América unos 4, para cubrir sus necesidades, los extranjeros se apoderaban del resto. También existía mucho fraude, sobornos, no observancia de las leyes, concentración de negocios, de tierras y de comercio en pocas manos, … Ante este panorama, cargar de impuestos aún más a la población no parecía la mejor alternativa. Teníamos la urgente necesidad de inventar una nueva política.

Rupturismo

Nos encontramos en un momento histórico donde el despotismo ilustrado era la forma de gobernar, mientras en el plano económico se adopta el mercantilismo. ¿Algo así como China actualmente? La ilustración, en síntesis, propugnaba una reforma del sistema educativo, primando las ciencias, para lograr un progreso técnico y científico; había una fuerte crítica a los estamentos privilegiados, por considerarlos clase improductiva; favorecía el desarrollo de las actividades económicas, incluso el Estado creó numerosas manufacturas reales (tapices, cristal, porcelana, armas) y dio entrada a algún nuevo jugador.

A través del Decreto citado, se autoriza el comercio interno entre 5 islas del Caribe: Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Trinidad y Margarita, con nueve puertos de España: Cádiz, Sevilla, Málaga, Alicante, Barcelona, Cartagena, Santander, La Coruña y Gijón. En años sucesivos habrá nuevas ampliaciones de zonas y puertos. Esto es un hecho inédito. Romper el monopolio de la metrópoli (y de unos pocos privilegiados) era ir en contra de todo lo “normal”. La innovación no quedó sólo es esto. Se rediseñó la política fiscal, reduciendo los impuestos en un 50% para generar una mayor riqueza, aplicando la Curva de Laffer, por supuesto. De igual modo, la norma contenía una simplificación burocrática y agilidad organizativa jamás vista. A menos control exhaustivo se ganó en eficiencia, y con el mismo personal se hizo un mayor trabajo, simplemente cambiando determinadas tareas, suprimiendo otras, o moviéndoles de sitio. Otro punto anunciado era diseñar un arancel bien estudiado para que no nos pudiese causar perjuicio la competencia extranjera.

En definitiva, en este Decreto y demás informes elaborados, asomaron toda una batería de medidas que quebraban el mundo económico/comercial/social conocido. Con perspectiva, ese fue el inicio de un camino en el que, por desgracia, no se prosiguió con la suficiente energía. El movimiento ilustrado caló poco en las élites españolas, y los enemigos de las Luces, los tradicionalistas, supieron resistir, y hacer que muchas de aquellas ideas quedaran en saco roto.

Aplicar una visión rupturista y a muchos años vista, cien ó más, es un tema de creativos valientes, y de gente con generosidad intergeneracional. Carlos III, en la parte explicativa del documento, habla de amor, y puntualiza que “teniendo como fin la felicidad de todos sus súbditos, había llegado a la conclusión de que sólo un comercio libre y protegido entre europeos y españoles de América podría restaurar la agricultura y la industria”. El resultado fue muy positivo, las exportaciones como mínimo se doblaron en aquellos decenios, y estimaciones como las de J.R. Fisher hablan de +400%. Los americanos del norte, si es hoy, ya hubieran sistematizado aquella forma de trabajar y vendido al mundo una metodología.

Más de lo mismo

El análisis, visión y planteamiento llevado a cabo en ese momento, nos diferenció de los intereses y decisiones de otras naciones del entorno, y continuamos siendo primera potencia muchas décadas más. Dejamos de mirar sólo a Europa y pensamos de manera revolucionaria y en la globalidad, además de con un enfoque a largo plazo. Francia y Centroeuropa a lo suyo, peleando por el viejo continente, e Inglaterra con eso y sus Actas de Navegación, insistiendo en más de lo mismo. Estas surgen en 1648, como respuesta al hecho que España, después de firmar la paz con los Países Bajos, les permitiera comerciar con el Imperio Español. Así que, "pactar la paz de aquella Guerra (civil) de los 80 Años y habilitar el comercio con ellos, tuvo como una de sus primeras consecuencias colapsar el comercio inglés de una manera salvaje durante más de un siglo".

Desde sus inicios, las Actas iban reeditándolas para «perfeccionarlas» (1660, 1663, 1673, 1696, 1760,…) hasta que fueron derogadas en 1849, época en que ya por fin se impuso el librecambismo frente al proteccionismo absurdo (tardaron unos pocos años en entenderlo). Entre algunas joyas que contenían, figuran que el comercio con las colonias estuviera monopolizado por los navegantes ingleses, se prohibía cualquier desarrollo industrial en las colonias capaz de competir con Inglaterra, o el alza de impuestos. El resentimiento contra esas leyes motivaría, entre otras cosas, las guerras anglo-neerlandesas, o la Guerra de la Independencia (1776).

El dominio del relato

Las 13 Colonias no tuvieron nunca Universidad, hasta convertirse en EEUU, frente a un mundo Hispanoamericano donde florecía la cultura, el mestizaje, la economía, el comercio y las grandes ciudades. España, a lo largo de muchos siglos, ha dado ejemplos de verdadero revolucionismo en las formas de hacer negocios. Además, en su filosofía y leyes, buscó respetar e integrar a las personas nativas (en los 4 continentes), aunque sólo fuera por trasfondo evangelizador. Hay que saber mirar sin descontextualizar. Entre tanto, el resto de potencias no han pretendido otra cosa que apropiarse, imponer, arrasar y el apartheid clasista. Basta con ver lo que queda de Australia o de los indígenas en EEUU. Si bien nosotros, en el relato, aun contando con grandísimos escritores, parecemos medio lerdos y meros seguidistas.

Es posible que muchos de nuestros problemas deriven del desconocimiento de nuestra propia Historia, de no saber extraer lecciones ni de trasmitir lo positivo. Incluso actualmente da la sensación estemos estancados y dándole vueltas a lo mismo, ni al último siglo siquiera. Como si nuestro viejo y rico mundo empezase en la guerra civil de 1936 y en esa corta memoria que se quiere revisar continuamente. Es como si no nos diéramos importancia, cuando a lo largo de los siglos demostramos ser un pueblo muy innovador y adelantado. Incapaces de reconocerlo, permitimos que otros muten, maten y cuenten el relato a su antojo y beneficio. ¿Por qué, en muchos, ese autodesprecio, mentalidad de inferiores, minusvaloración y falta de consideración? ¿Deviene de la ignorancia, de absurdos intereses particulares? Historiemos más, por favor. Cualquier conquista, como bien sabemos, empieza en uno mismo; y para hacer algo interesante, lo primero es creérselo. Conocer y destacar determinados hechos nos hace más fuertes, nos da mayor confianza, erradica prejuicios, nos une, nos revaloriza, y hace afrontar las situaciones con mentalidad ganadora. Todo muy útil en estos momentos. 

Roberto García Casado (©) 2020 _Vila-seca, 19.05.2020 (revisado 29.05.2020)

Dentro de Ensayo del Olvido (7)

Otros artículos_en Casado & López

Manuel Sala

GM Buyer Books, Mags and News, Gift Food

4 años

Gracias por el relato y el trasfondo económico

SALVADOR MARTINEZ

Resultados a través de personas. Consultor en organización, cambio cultural y personas. Co-autor de ´El día después. Guía para pymes´. Homologado por International Standards for Gender Equality.

4 años

Interesante y rupturista visión de Roberto García. Del pueblo español podríamos decir aquello de: que buen vasallo si tuviese buen señor (hablando en términos históricos y con algunas excepciones).

Montse Ruana

Auxiliar administrativo en Ajuntament de Salou

4 años

És interessant veure com alguns països ens venen la història al seu favor i veure que nosaltres no som capaços de veure lo grans que vam ser. Aquí sembla que la història comenci amb Franco... Gràcies per aquesta lliçó.

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