Entre el caos financiero y la playa. Ockham nos guía.

Entre el caos financiero y la playa. Ockham nos guía.

Como suele suceder en medio de un severo ajuste en los mercados financieros, los analistas se atropellan en una frenética carrera por imponer sus teorías, cada uno convencido de que ha encontrado la clave definitiva para desentrañar el misterio. Y si, de paso, logran captar la atención de las masas, mejor aún. Hoy, por ejemplo, he oído de todo: desde una inminente crisis económica en EE.UU., pasando por el desmantelamiento de un carry trade con el yen, hasta la inminente explosión de una burbuja en la inteligencia artificial.

 

Un abanico de teorías tan colorido como variopinto, que muestra el entusiasmo atolondrado y la impaciencia de mis distinguidos colegas. Sin embargo, no puedo evitar notar cómo esta noble corte de explicadores seriales parece olvidar uno de los principios más venerados en los mercados: la Navaja de Ockham.

 

Este antiguo adagio nos enseña que, cuando se nos presentan múltiples explicaciones para un fenómeno, deberíamos inclinarnos por la más sencilla, la que requiere menos suposiciones. Personalmente, me siento irresistiblemente atraído por este principio, que, aunque no garantiza que la respuesta más simple sea siempre la correcta, sí sugiere que, en ausencia de pruebas concluyentes, la simplicidad es una brújula valiosa en nuestra búsqueda de la verdad. A lo largo de mi vida, he encontrado en esta postura un aliado confiable para desvelar ciertos enigmas. Recuerdo, por ejemplo, una tarde en que llegué a casa y encontré la cocina en un estado caótico: harina esparcida por todas partes, galletas rotas en el suelo y leche derramada. ¿Acaso un grupo de ninjas irrumpió en mi hogar para una yincana gourmet y desapareció sin limpiar su desorden? No. Mi perro subió a la encimera, alcanzó las galletas, derramó la leche que mi hija no se acabó por la mañana y, en su torpe huida, resbalando como un patinador principiante volcó el tarro de harina mirando atrás con cara de “no fui yo”. Misterio resuelto gracias a la Navaja de Ockham.

 

Bromas aparte, creo sinceramente que debemos aplicar este principio al enigma actual, para comprender la verdadera naturaleza de las turbulentas jornadas que hemos presenciado. Y es precisamente al abrazar la simplicidad que creo haber dado con la explicación más simple, y por ende, la más probable: Donald Trump ya no es el claro favorito para ganar las elecciones presidenciales de noviembre. Las casas de apuestas (y los mercados) ahora otorgan a Trump y Kamala Harris probabilidades casi iguales. Esto significa que, en lugar de asumir como algo seguro impuestos corporativos más bajos y una desregulación prometidos por Trump, el mercado empezó a considerar que las empresas estadounidenses puedan enfrentar mayores impuestos y regulaciones bajo Harris. Un panorama que ha hecho que las acciones pierdan atractivo a una velocidad anticlimática. Fin.

 

Por cierto, los bonos del Tesoro me han parecido estar sobrecomprados estos días, lo que los hace vulnerables a una corrección. Algo parecido ocurre con las acciones, aparentemente sobrevendidas estos días, y podrían estar al borde de un rebote. Después de todo, la elección de noviembre es tan incierta que comenzar a descontar el peor escenario con tal virulencia parece, como mínimo, precipitado.

Algunas acciones de crecimiento en EE.UU. siguen siendo caras. Sin embargo, la reciente caída en los rendimientos de los bonos reduce la tasa a la que se descuentan las ganancias futuras, lo que podría ayudar a que estas acciones inicien un rebote táctico en cualquier momento. Una posibilidad que se vuelve más plausible a medida que los rendimientos de los bonos continúan explorando nuevos mínimos.

 

Gracias al elegante simplismo de este franciscano de Surrey (Inglaterra), y al sublime trabajo sobre lógica y teología que nos dejó, probablemente estemos ahora más cera de la verdad.

No se agoten buscando explicaciones y multiplicando argumentos hasta el infinito. Nosotros nos ocupamos del lío mientras Ockham nos echa una mano. Ustedes disfruten de la playa, la montaña, o lo que les plazca, en la grata compañía de sus familias. No hay mejor inversión.

 

¡Hasta la próxima y que el sol les acompañe!

 

Alex Fusté

Economista Jefe de Andbank

Jose Caturla Vicente

Profesional Independiente

4 meses

Coincido totalmente contigo,Alex A veces, el problema es que lo sencillo, no vende Abrazo

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