Es 2018 y la gente sigue odiando a los millennials
Cada generación trae consigo una serie de aportes a las dinámicas sociales y del trabajo, pero también de estereotipos. Mientras que el grito por la libertad de expresión de los baby boomers que clamaba “nunca confíes en nadie mayor que 30” se queda en el olvido, los millennials han acarreado un sin fin de estereotipos que son tema de discusión todos los días.
Si han tenido la oportunidad de trabajar con millennials seguramente tuvieron la clásica discusión al respecto de su excesiva confianza en sí mismos, problemas con la autoridad, su incapacidad para comprometerse a las empresas (o fechas de entrega) y lo demandante de su flexibilidad. Pero, ¿por qué llevamos tantos años escuchando el mismo y cansado mensaje en el buzón de quejas?
A continuación, tres razones del porqué la gente odia a los millennials, pero de las que nadie habla.
1. Cuestionan la manera en la que se hace el trabajo
¿Por qué tengo que estar en cierto lugar, durante cierto horario, cuando la tecnología me permite trabajar desde cualquier parte del mundo?
Este cuestionamiento se puede interpretar simplemente como “ molesto” o "en contra del sistema". Lo cierto es que también encierra dentro de su protesta la cultura de innovación en su pragmatismo. Hace cuatro años Carlos Slim, de entonces 74 años, consideraba una jornada laboral de 3 días adecuada a nuestros tiempos ¿qué respuesta tuvo? El Financiero y Bloomberg expresaron su interés en la propuesta.
¿Por qué debo comprometer cada hora del día a un trabajo que apenas y se compromete conmigo?
La lógica detrás de este cuestionamiento es poder identificar un ambiente idóneo donde pueda crecer, o cuándo sea tiempo de buscarse uno mejor.
2. No strings attached
La velocidad de cómo avanzan las carreras profesionales de los millennials muchas veces recae en la misma facilidad que tienen para moverse lateralmente cuando se topan con una escalera rota, mientras pivotean en búsqueda de su trabajo idea. Sin tener límites de intentos muchos buscan más la experiencia y el reconocimiento, y pueden descartar a diestra o siniestra un trabajo por su relevancia o impacto más allá de su propuesta económica. Las ausencia de hipotecas, pagos parciales de automóviles -o colegiaturas de universidad-, asistido por el apoyo económico parcial de su núcleo familiar y en muchos casos el ingreso de actividades como el freelance, les permiten la libertad de decidir emocionalmente dónde trabajar, o ponerle un "hasta aquí" cuando identifican un ambiente tóxico de trabajo.
3. Del networking al destierro
Los baby boomers a su vez acarrean otros estereotipos tambien, algunos derivados de ser "migrantes digitales", por ejemplo esta idea de que son apenas capaces de operar un celular, de llevar vidas inactivas en el mundo offline o de sólo estar interesados en retirarse. Como con los millennials, no se puede generalizar. Lo que sí es una realidad, es la discriminación por la edad. Quienes no hayan podido mantener y alimentar su red de contactos a lo largo de estos años, enfrentará dificultades para construir una nueva desde cero (digitalmente hablando). La interconectividad de los millennials los expone a nuevas oportunidades y micro engagements con reclutadores y su red de contactos extendida cuando se trata de buscar nuevos trabajos; en mi experiencia, el proceso de reclutación de los últimos tres trabajos comenzaron en LinkedIn y grupos de WhatsApp sobre la industria.
No tiene caso discutir entre colegas qué generación es mejor cuando se toca el tema de la edad. La mejor manera de aliviar la resistencia al cambio y las críticas respecto a la edad es siento uno mismo y bajar las barreras.
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