?Es cierto? ¡No puedo creer!

Durante los últimos siete años, Ecuador ha experimentado cambios sin precedentes políticamente, socialmente y en términos de aumento constante y más violento del crimen. Las razones son muchas, demasiadas para tratar en este breve artículo, suficiente decir que se necesita mucho trabajo y la mayoría de este será controvertido y dividirá a la población. Fortalecimiento judicial, aplicación y refuerzo por un lado, y por otro reforma social aumentada.

Hay muchas emociones circulando actualmente en el pequeño país sudamericano que es Ecuador, concerniente a la revelación a la que la mayoría de los compatriotas están despertando esta mañana. Su nuevo Presidente, Daniel Noboa, ordenó a unidades armadas de la Policía y del Ejército violar la seguridad exterior e interior de la embajada mexicana en Quito y detener a un fugitivo condenado que se refugiaba dentro.

Esto es una violación de varias leyes internacionales, convenciones y acuerdos diplomáticos que garantizan la soberanía de todas las embajadas en todo el mundo. Hay razones por las cuales estos acuerdos están en su lugar y hay razones por las cuales las sanciones contra aquellos que se atreven a romper tales acuerdos se consideran severas. ¡Tan severas de hecho que hasta ahora solo Irán ha sido sometido a ellas!

Me pregunto entonces ¿Qué sanciones, si las hay, impondrá la comunidad internacional a Ecuador?

¿Deberías poder infringir forzosamente en una nación soberana para hacer cumplir las leyes de otra nación soberana, incluso cuando todas las convenciones dicen que la colaboración política básica sugeriría lo contrario? Y, si la respuesta es sí, ¿Dónde se detendría esto?

¿Cuándo se convertiría en un abuso de poder o incluso en un acto criminal? ¿Se convertirá la diplomacia en nada más que un truco publicitario, siempre a merced de quien elija ignorarla?

¿Vamos a tener tratados reconocidos internacionalmente, en los que todos puedan estar de acuerdo? Encima de todo, ¿No es nuestra capacidad para comunicarnos, acordar en desacuerdo y comprometernos lo que nos diferencia de todas las demás criaturas?

¿Necesitamos cambiar algunas leyes internacionales, establecer nuevas convenciones acordadas internacionalmente o repensar completamente lo que se cree y se acuerda por la mayoría como correcto, simplemente porque un presidente o primer ministro cree que están por encima de las creencias del resto porque uno podría ver ventaja política doméstica, o incluso sentir que su imagen y ego han sido atacados?

Solo se necesita un pequeño estiramiento de la imaginación para pensar que el recién elegido presidente, que tendrá que rescindir su poder en los próximos días para iniciar su campaña de nuevo elección, acaba de burlarse de la ley internacional y la colaboración política, como un juego para ganar algunos votantes que podrían haber pensado que su lucha, aún no especificada, contra el creciente crimen o el plan de paz en la guerra contra los carteles de narcotráfico y las mafias internacionales no estaba yendo según lo planeado.

Entonces, ¿de qué se trata todo esto?

En diciembre del año pasado, el ex vicepresidente del gobierno de Rafael Correa se refugió en la embajada mexicana, después de ser liberado de la cárcel, debido a lo que describió como Persecución Política. El viernes, finalmente se le concedió asilo para vivir como hombre libre en México, adjudicando que sus afirmaciones eran reales. Horas después, el presidente ecuatoriano envió una unidad policial especializada, con apoyo militar, a la Embajada para capturar a Jorge Glas y llevarlo bajo custodia. Fue transportado bajo fuerte custodia, calles cerrados y luego en avión a la prisión de máxima seguridad de Guayaquil, "La Roca", donde reside actualmente. ¡Una prisión cuyo índice de seguridad supera con creces los delitos de los que está condenado, semejante el situación actual de Julian Assange!!!!

El presidente Daniel Noboa justificó el asalto y la detención de Glas, alegando que México había violado la misión de su embajada de servir como un "espacio diplomático" para fortalecer las relaciones entre países. "No se pretende proporcionar refugio a criminales", dijo.

Una acusación que muchos podrían haber respaldado cuando un gobierno ecuatoriano anterior concedió asilo, durante 7 años en su embajada en Londres, a Julian Assange, la policía británica ni el gobierno violaron los acuerdos internacionales para capturarlo, por respeto a las convenciones internacionales. Y cuando finalmente entraron en la embajada para arrestar a Julian Assange lo hicieron bajo la invitación del entonces presidente ecuatoriano, Lenin Moreno.

Lenin Moreno es actualmente un fugitivo de la justicia ecuatoriana en Perú. Su predecesor, Rafael Correo, a quien Lenin Moreno, algunos argumentarían, traicionó, también es un fugitivo de la justicia y reside en Bélgica. El último presidente, Guillermo Lasso, fue destituido por malversación de fondos y falsificación de contratos, y su destitución fue lo que llevó a las elecciones de emergencia que llevaron a Daniel Naboa al poder después del asesinato de Fernando Villavicencio, que dañó seriamente las oportunidades de los otros principales candidatos. Daniel Naboa fue elegido.

"Ningún delincuente común puede considerarse políticamente perseguido y Jorge Glas ha sido condenado con una sentencia ejecutable y enfrenta otros cargos en casos pendientes", dijo Noboa. ¿Es cierto que el uno negar la posibilidad del otro?

"Al haber abusado de las inmunidades y privilegios otorgados a la misión diplomática mexicana que albergaba a Jorge Glas, y otorgarle asilo diplomático contrario al marco legal convencional, se ha llevado a cabo su arresto".

Un día antes, las tensiones entre los dos países aumentaron después de que López Obrador hiciera declaraciones que Ecuador consideró "muy desafortunadas" sobre las últimas elecciones, que ganó el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa.

En reacción, el gobierno ecuatoriano declaró persona non grata al embajador mexicano.

Para ser claros, entrar por la fuerza en una embajada, aunque es una grave violación del derecho internacional y del protocolo diplomático, generalmente no constituye un acto de guerra en sí mismo. Las embajadas se consideran territorio soberano del país que representan, y violar la santidad de una embajada es una violación de las normas diplomáticas y puede tensar las relaciones internacionales.

Sin embargo, si tal acción se consideraría un acto de guerra depende de varios factores, como la intención detrás de entrar por la fuerza en una embajada y el contexto en el que ocurre. Si es un acto deliberado de agresión por parte de un estado extranjero contra otra nación soberana, podría potencialmente llevar a un conflicto militar. Violentar la soberanía de una embajada es una violación del derecho internacional, incluida la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. Los estados pueden buscar recurso diplomático o legal a través de organismos internacionales como las Naciones Unidas o la Corte Internacional de Justicia en lugar de recurrir a la guerra.

Luego están las dinámicas políticas entre los países involucrados. Sabemos que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se refirió recientemente públicamente al asesinato de Fernando Villavicencio, durante la última campaña electoral, diciendo que la única entidad política que se benefició del asesinato fue la actual administración ecuatoriana. Lo que significa que eso no augura una pronta resolución para este incidente actual. Los esfuerzos diplomáticos, las sanciones económicas u otras medidas no militares pueden ser empleadas en lugar de la acción militar, pero parece poco probable que no haya consecuencias.

Sí, las sanciones económicas pueden ser impuestas, pero si la comunidad internacional en su conjunto se involucra depende de varios factores:

La opinión pública y la cobertura mediática pueden influir en la respuesta de la comunidad internacional. La condena generalizada de la violación puede poner presión sobre la parte culpable para rectificar la situación y mitigar el riesgo de escaladas.

Si la violación resulta en consecuencias humanitarias, violando los derechos de las personas que buscan refugio en la embajada (que en este caso era la única intención), la comunidad internacional puede responder con iniciativas diplomáticas para abordar la situación.

Históricamente, México y Ecuador han mantenido relaciones diplomáticas generalmente positivas, cooperando a menudo en diversos temas como el comercio, la inmigración y la integración regional dentro de América Latina. Ambos países son miembros de organizaciones como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza del Pacífico.

Ecuador es un destino popular para los turistas mexicanos, y hay lazos culturales e históricos significativos entre los dos países. Además, ambas naciones comparten intereses comunes en promover el desarrollo económico, el progreso social y la estabilidad regional, y la aplicación de la ley especialmente en sus lucha contra los narcotraficantes, contrabandistas y carteles. Sin embargo, se debe afirmar que el gobierno de izquierda de México trabajaba mejor con los anteriores gobiernos de izquierda de Ecuador.

Daniel Naboa ha dado nueva vida de muchas maneras a lo que rápidamente se estaba convirtiendo en un clima político ecuatoriano estancado. Ha avanzado con su deseo de instigar reformas e iniciativas para combatir el crimen, la delincuencia y la corrupción, que han cobrado un gran costo en una República Sudamericana increíble, generalmente pacífica, amistosa y acogida.

Ha prometido luchar contra el crimen y la corrupción donde sea que se encuentren y su gobierno en ciernes ha abierto casos contra jefes de policía, líderes militares, jueces, fiscales y abogados, así como muchos profundamente arraigados en los podridos servicios penitenciarios. Algo que la mayoría de los ecuatorianos desean y apoyan. Así que para muchos, su toma de control de esta situación parecerá positiva, pero ¿a qué costo?

Solo el tiempo dirá si su escaso respeto por los tratados internacionales sobre su convicción y dedicación a las "Necesidades de Seguridad Nacional" de su propio país darán frutos o le costarán caro. Tiene muchas luchas por delante en los próximos meses y este no fue el mejor momento para alienar posibles aliados.

Constantemente predico que la comunicación y no la confrontación es lo que nos da seguridad, así que me resulta difícil no condenar estas acciones recientes. Sin embargo, cuando necesitas a alguien de acción, ¡no puedes condenarlo por tomar medidas!

?O sí?