¿Es Costa Rica el Nuevo Panamá para Ecuador?
Aunque suele ubicarse al tratado de Itamaraty de 1998 (firma de la paz con el Perú) como el punto final de cierre de fronteras del Ecuador, existe un hito posterior, que data apenas de 2016. En ese año el país adscribió al Convenio de Delimitación Marítima firmado tripartitamente con Colombia y Costa Rica. Este tratado fijó los linderos, dos líneas largas rectas sobre el Pacífico, que colindan el perímetro de 200 millas alrededor de las Galápagos con las 200 millas alrededor de la isla costarricense del Coco; y que convirtió a los dos países en oficialmente limítrofes. La demarcación, naturalmente, reviste interés geopolítico, tanto por el aprovechamiento de rutas comerciales, como por la riqueza biológica y mineral, en su mayoría desconocida, que guardan el mar territorial y el subsuelo marino para futuras generaciones. La noticia fue destacada por la prensa internacional como el inicio de una nueva era de cooperación e integración entre Costa Rica y Ecuador, y enfatizó la buena fe con la que se condujo la negociación, en comparación a las polémicas bélicas que han caracterizado la historia de límites en América Latina. Se trató de un proceso eficiente, pues en el acuerdo prevalecieron los criterios emanados de pericias técnicas, y no de sentimientos chauvinistas. Ello es, sin embargo, compresible desde la perspectiva de que en ambos casos se trata de geografías de altamar, muy alejadas de los respectivos territorios continentales, sin reales recursos en explotación, y en general despoblados.
Sin embargo, como suele ocurrir, la realidad es cambiante, y nuevas dinámicas están entrando y entrarán para ejercer presión sobre los acuerdos. Ecuador experimenta un auge de actividades delictivas en el océano, como el narcotráfico y la pesca ilegal, que suponen la necesidad de una vigilancia marítima más estricta y mayor cooperación internacional. Sin embargo, vale destacar otro problema derivado del cambio climático, que podría alterar la importancia del límite marítimo. La afectación que está teniendo el canal de Panamá, se está secando por falta de lluvias, mermando su capacidad de transporte, y ello representa un problema gravísimo para varios países, entre ellos el Ecuador, exportadores de bienes primarios (banano, flores, camarones, etc.), que requieran como apoyo a sus cadenas de frío, un paso ágil al Atlántico, a fin de entregar su producción a sus principales mercados en la costa este de los EEUU y Europa, por ejemplo.
Si la utilidad del canal de Panamá fuera suspendida en los años venideros, se requerirán rutas alternativas, que ganarán en frecuencia. Como muestra López Obrador ha anunciado que México se preparará para el escenario construyendo una vía ferroviaria que sostenga el comercio de océano a océano. Ecuador no tiene esa posibilidad. Por lo tanto, podría analizar opciones como el comercio a través del mar contiguo con Costa Rica, país con el que además se está suscribiendo un tratado de libre comercio, por lo que parecería como el paso más adecuado para suplir un eventual bloqueo climático del canal de Panamá. En conclusión, el acceso marítimo con fines comercial al mar costarricense podría implicar una necesidad más apremiante para el Ecuador en el mediano y largo plazo, por lo que una serie de acuerdos e instrumentos complementarios, muy probablemente estarán a lugar; y ellos estarán enmarcados en la CONVEMAR, el propio Convenio de Delimitación Marítima, y en general en el derecho internacional. D.N.