¿Es el Covid 19 el contexto perfecto para redefinir la relación con los espacios de trabajo?

El COVID 19, la pandemia, el estado de Alarma en España, las distintas olas, la vacuna… Se ha generado un nuevo contexto laboral donde “el no saber” predomina sobre lo que ya conocemos. Se ha generado un entorno donde no existen espejos en los que mirarse, donde las decisiones que tomemos como empresa son únicas y específicas, donde impera la necesidad de salir adelante y hacerse camino, como siempre, y aún así, más que nunca.

La inestabilidad política, social y laboral además de la difusa regulación existente suponen variables adicionales que aumentan el reto que se nos presenta.

Parece que la concepción de los modelos de trabajo ha evolucionado instantáneamente y llega para quedarse, lo que nos obliga a redefinir cuál va a ser el modelo de trabajo particular de cada empresa. Particular de cada empresa porque, como decíamos antes, ya no hay dos empresas iguales, ya no sirve el “café para todos” de los 90, ahora tú lo tomas sólo, yo con soja, con avena, corto, sin espuma, sirope de ágave… Lo que vendría siendo un desayuno en Malasaña un día cualquiera…

Cada empresa debe mirarse a sí misma, analizarse, auditarse, entenderse, identificar la realidad de cada organismo que la conforma y, sobre ese conocimiento, definir un nuevo modelo de trabajo que asiente las bases de las futuras relaciones con sus empleados, sus proveedores y por supuesto con sus gestores. 

Las empresas (igual que las modernas cafeterías de Malasaña con el café) que quieran evolucionar y ser competitivas deben generar ese contexto y espacio de trabajo adaptativo que permita a cada persona cumplir los objetivos marcados por la empresa relacionándose con ella de la forma más óptima en función de sus necesidades. Esto es, dinámicas de trabajo flexibles capaces de asumir los modelos de gestión y control que la empresa establece para garantizar sus servicios con la mayor calidad, al mismo tiempo que permiten a los empleados satisfacer sus necesidades y aspiraciones individuales de movilidad, conciliación o restricciones. Todo esto a la velocidad que la dinámica global establece porque hoy, en 2020, lo de VUCA parece que se ha quedado corto como concepto.

Por todo esto, se hace necesario diseñar las nuevas formas de relacionarnos con los espacios de trabajo, con nuestros compañeros, con los clientes y con los empleados. Nuevas formas que permitan alcanzar los distintos propósitos empresariales, colectivos e individuales. Un nuevo sistema de éxito. Eso es evolucionar.