¿Es posible dominar la mente ajena?

¿Es posible dominar la mente ajena?

Lo hemos visto infinidad de veces, desde el cine a los espectáculos de los magos en el escenario, pero también como parte de supuestas terapias.    Y según a quién preguntemos entre “el público en general”, habrá quienes digan que crean a pies juntillas en ello, y quienes que aseguren que todo es un gran fraude.

En el siglo XIX diversos científicos investigaron el fenómeno, ya desde el punto de vista estrictamente fisiológico y psicológico baja la denominación de hipnosis“ e hipnotismo”, derivadas de sueño en griego y acuñadas por el francés Félix d¨Henin de Cuvillers.   

El escosés James Bride fue uno de sus más grandes impulsores, buscando el paralelismo de las técnicas orientales de yoga y la meditación.

A partir de entonces, la hipnosis comenzó a abrirse camino en el mundo de la medicina.

La ciencia de la hipnosis.

La hipnosis suena a algo tan viejo y familiar que a estas alturas ya deberíamos saber qué y cuánto hay de real en ella, si lo hay.   Se ha equiparado a los estados de trance utilizados desde tiempos antiguo en ceremonias de diversas culturas. 

Es bien sabido que muchas sustancias son capaces de inducir estos estados, pero la ciencia moderna ha mostrado que es posible provocar alucinaciones y síntomas disociativos sin la intervención de drogas.

 En el siglo XVIII, el monje indopurtugués José Custodió  de Faria,  uno de los pioneros en su estudio científico, rechazó  el elemento mágico Mesmer para proponer que la hipnosis  funcionaba  como un estado de concentración y atención en el que la clave es la sugestión, que no depende de las habilidades del hipnotizador.

 En el siglo XVIII el médico alemán Franz Mesmer creía en la existencia de un “magnetismo animal” que podría transmitirse entre las personas, y que podía manipularse mediante una técnica de pases para curar enfermedades. 

El llamado mesmerismo se unión a otras creencias paranormales de la época, como el espiritismo o la clarividencia, y su paranormales o la clarividencia, y su popularidad se amplificó gracias a las obras de escritures del mundo sobrenatural como Edgard Allan Poe.    José Custodió de Faria lo rechazó como un elemento mágico para proponer que la hipnosis funcionaba por mera sugestión.

 El austríaco Sigmund Freud abandonaría la investigación neurológica para desarrollar su psicoterapia, el método adquirió tanta notoriedad que se convirtió en un ingrediente de la cultura popular occidental, encumbrando a su autor como el “psiquiatra”, algo que nunca fue.  Lo hizo envuelto en una perenne polémica: ¿Existen pruebas científicas que avalen el psicoanálisis?   ¿O es solo una pseudociencia, incluso entre las más académicas de todas ellas?

 Con la información y los estudios hoy disponibles, el resumen más aproximado sería decir que la hipnosis existe, más allá de que sea un gancho frecuente para fraudes, bulos paranormales y proclamas cuanto menos dudosas.

 Según los psicólogos Terhune, y Jay Lynn, “nadie puede hipnotizarte en contra de tu voluntad”. 

Uno de los clichés más manoseados en la ficción es la aplicación de la hipnósis para rescatar recuerdos traumáticos reprimidos.

En los años 80 y 90 se desató la histeria del llamado “abuso ritual satánico”, con una proliferación de presuntos casos de niños sacrificados por cultos diabólicos.

La película de Alejandro Amenábar “Regresión” retrataba como la hipnosis implató falsos recuerdos en personas que confesaron. crímenes que nunca habían cometido.  

Según los expertos, los recuerdos traumáticos reprimidos, una idea introducida por Freud, en realidad son raros.  Y aunque generalmente se acepta el concepto de “falsa memoria”, puede inducirse externamente, aún hay debates sobre su posible alcance.

El anhelo del ser humano por saber qué cruza por la mente de sus semejantes es tan irrefrenable que ha puesto nombre a algo que no existe, la telepatía, y lo ha convertido de un clásico de los espectáculos de magia.  

Y, sin embargo, leer la mente no es enteramente una fantasía, sino algo teóricamente posible:  los pensamientos nacen de un sustrato físico, los procesos electrofisiológicos del cerebro, y por lo tanto es una cuestión de tecnología poder llegar a descifrarlos a partir de esa huella cerebral. 

Hoy son muchos los grupos de investigación que ya están recorriendo este camino.

 

 

 

Erasmo Medina.

Agricultural Consulting at Erasmo Medina and Associates

1 año

Gracias Rosa también se habla del término parapsicología es lo mismo?

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