¿Es un obstáculo la Mediación para la Abogacía?

¿Es un obstáculo la Mediación para la Abogacía?

Hoy en día, el mercado de servicios jurídicos está saturado desde hace ya mucho tiempo. Abogados compitiendo por cuotas de mercado. Despachos unipersonales o pequeños despachos que luchan continuamente por mantenerse a flote.

En muchas ocasiones, el trabajo del #abogado es inabarcable. Es fácil desde el desconocimiento, concluir que un abogado tan sólo se limita a recibir visitas, redactar demandas, contestaciones, asistencia a juicios y pasar minutas excesivas.

 El letrado primero ha de formarse y no sólo para empezar a ejercer su profesión, sino para mantenerse en ella. Pero la formación no le basta, necesita clientes como cualquier otro profesional en un mercado de bienes y servicios. Antiguamente eran menos abogados en el tablero y el boca a boca, un letrero en el portal y unas tarjetas de visita eran herramientas para empezar a labrarse una cartera de clientes poco a poco, a fuego lento. Claro está, si se heredaba despacho familiar ya era una gran ventaja, pero incluso una herencia como esa hay que cuidarla y quien la mantiene, merito tiene.

Las grandes corporaciones jurídicas, las fusiones de despachos de abogados cuyas condiciones para competir son más ventajosas frente a los pequeños, van ampliando sus carteras de clientes, siendo duros rivales para esos pequeños supervivientes; y esa parece ser la tendencia.

Yo ejerzo la Procura desde el 2005 y he visto muchos pequeños despachos de abogados que lo han dejado definitivamente. Conozco otros tantos que llevan unos años pensándolo hacer. Y por supuesto también veo cerrar la paraeta en mi profesión como Procurador de los Tribunales y es que somos necesariamente vasos comunicantes.

Respeto profundamente la profesión de abogado por estas y por más razones, tantas como abogados conozco. Es muy complicado hacer una cartera de clientes. Es más complicado mantenerla y fácil perderla. Para ello el servicio que debe dar al cliente es cada vez más exigente con el objetivo de no perderlo; con la esperanza de que vuelva la próxima vez que necesite un abogado. Y esa labor de mantenimiento del cliente, ese esfuerzo y dedicación, implica que deban prestar atención a necesidades en ocasiones que van más allá de lo estrictamente jurídico.

El pequeño o modesto abogado/a no tiene los mismos recursos que los grandes despachos y tiene que desdoblarse para llegar a dar el mismo servicio. Por eso entiendo las reticencias de muchos abogados a que les pongan ahora más baches y dificultades para trabajar.

Conocemos los requisitos de procedibilidad que quieren aprobar con el Proyecto de ley de eficiencia procesal. Con lo que cuesta cerrar una hoja de encargo con un cliente, como para explicarle a ese potencial cliente que antes de presentar esa demanda que pretende, tendrá previamente que intentar llegar a un acuerdo con aquel con quien tiene un conflicto, con aquel con quien no quiere volverse a ver.

Hay muchos abogados que ya conocen la #mediación por experiencia. Ejercen la #mediación desde hace ya algunos años y conciben este método como el adecuado para determinados conflictos con los que se encuentran. Hay otros abogados que a pesar de entender y conocer los beneficios de la #mediación no ven claro en qué les beneficia a ellos y a su medio de vida.

Por tanto, ¿podríamos decir que hay un #conflicto entre la mediación y un sector importante de la abogacía? Como bien saben los mediadores, ante un conflicto y posiciones encontradas hay que explorar intereses y necesidades. ¿qué necesita un abogado que pueda sentirse perjudicado por el Proyecto de la Ley de eficiencia procesal? ¿Posiblemente necesita que no implique más trabajo para el letrado/a?. ¿Probablemente que no suponga un riesgo o mayor dificultad para cerrar la hoja de encargo con su potencial cliente? ¿Quizá tema que suponga más coste para el cliente y por tanto vaya en detrimento de sus ingresos? ¿Quizá consideren que fomentando la mediación y dándola a conocer, una cuota de mercado más que pierde el pequeño despacho? Son los abogados los que tiene que manifestar estas necesidades, quizás ya lo hicieron y por eso el Proyecto de Ley deja abiertas otras opciones que salvarían el requisito previo para poder presentar una demanda ante los juzgados. Me refiero a los #MASC.

En todo caso parémonos a pensar y reflexionar sobre los efectos que puede tener la mediación en la abogacía y sobre todo en el pequeño despacho. Veamos si la mediación será o no una amenaza o cuanto menos un obstáculo.

Me he propuesto compartir en futuras publicaciones los beneficios que la mediación puede aportar al ejercicio del día a día de un abogado/a. Así podemos tener oportunidad de intercambiar pareceres, incluso de ver no sólo las ventajas sino las dificultades y los peros que pueden ver los compañeros.

Podemos hablar de los costes de un procedimiento judicial y de los de una mediación. Podemos hablar de los tiempos judiciales y de los de una mediación. Hablaremos de costes emocionales o reputacionales. Hablaremos de las ejecuciones de títulos judiciales incluso podemos hablar de la mediación penal, la justicia restaurativa. Hablemos de todo esto y más y veamos si beneficia a los abogados y por tanto a su medio de vida.

Decía antes que respeto profundamente el trabajo de los abogados, modestos y no tan modestos. Por eso creo que la mediación no es una amenaza, es una oportunidad para facilitar su carga de trabajo, mejorar su calidad de vida profesional, dar mayor fluidez a sus ingresos, mejorar la relación con sus clientes y ampliar su red de colaboradores. No es la panacea a todos los problemas del día a día del abogado, pero estoy convencido de que la mediación es una herramienta que ayudará a la abogacía.

Andrea Matilde Grade.

✴Abogada y Mediadora / Lawyer-Mediator. ✴Mediación e Intermediación bancaria-Inmobiliaria. ✴Negociación. ✴Gestión de Conflicto problemática de la vivienda. Miembro de FIMEP ▪ Socia de ACDMA▪ Centro de Pensamiento ODS 8

1 año

Hola! No debería ser un obstáculo..en todo caso una aportación. Creo que aveces por miedo vemos amenazas cuando en realidad la intervención de un profesional de la abogacía puede ser una auténtica colaboración en positivo.

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