Escasez de Líderes.

Muchos han escrito acerca del liderazgo, de la diferencia, entre LIDER y JEFE, yo no pretendo seguir en esa vereda, sería muy presuntuoso intentar dar cátedra de ello, sin embargo, quiero escribir sobre la falta de líderes, de lo perjudicial que es tener una persona en un puesto que requiere serlo y no serlo finalmente.

El recurso humano es importante como crítico a la vez, sin embargo, cuando hablamos de la cadena de mando, se hace aún más importante y crítico tener supervisores, jefes, gerentes o directores incapaces de liderar, de humanizar su gestión de líder y llevarla sólo al plano del resultado, convirtiéndolos así en simples "portagalones", es fatal; para sus subordinados, ellos mismo (falta de ascendiente y compromiso de su gente) y finalmente para la empresa u organización. Si ésta se resiente, se resienten todos.

Hoy las empresas requieren de LíDERES, que sean capaces de cumplir sus metas con equipos comprometidos, para esto hay varias formas, caminos, recetas, etc; (para mi) hay una que es la básica y de la cual se desprenden todas las restantes: “Uno de los mejores medios de dar firmeza al carácter moralmente obligatorio de la autoridad del jefe es manifestarnos nosotros mismos lealmente adictos a nuestros deberes para con nuestros subalternos” (El Arte de Mandar. El Arte de Mandar. De André Gavet). En otras palabras: El ejemplo es la autoridad moral en le ejercicio de la conducción.

Un profesional, debe tener claro que es intrínseco a su título, la función de líder y por lo tanto, debe desarrollar su carácter, moldear su conducta y no despreocupar sus conocimientos técnicos y profesionales. Es cierto que, de un profesional se espera que rinda dentro del trabajo y en las horas por las cuales se le paga, pero un profesional íntegro, rinde dentro y fuera del horario por el cual se le paga. Para que se entienda, lo grafico así: todo el día laboral hablando de la seguridad y la prevención de riesgos, sin embargo, a la hora de salir de su trabajo y manejar su auto, lo hace sin cinturón de seguridad, sin respetar la ley de tránsito y sin todos los conceptos que transmite en su trabajo respecto de la seguridad. ¿Qué tenemos aquí?; no es acaso un antilíder, con ésta incongruencia en su actuar, se desprestigia él, la cadena de mando en toda su línea y finalmente, la empresa que deberá lamentar un accidente de uno de sus gerentes, o de sus colaboradores o simplemente un ambiente de trabajo tenso y sin compromiso de nadie.

En mi artículo anterior “La cuarta revolución industrial”, señalo que el hombre viene y cada vez más, reemplazado por las máquinas, por la inteligencia artificial. Es en este escenario que cobra aún más relevancia EL LIDER, no todas las personas serán reemplazados por máquinas, hay funciones que seguirá siendo desarrolladas por el hombre, pero toda esta nueva forma de industria sólo tendrá a los más capaces a su cabeza, con la tarea de liderar múltiples procesos y personas; y conjugarlos para el logro de la meta que tengan.

Pero antes que llegue ese escenario, tenemos el modelo actual bastante masificado aún, dónde el mayor valor de las empresas es o debiese ser su gente, sus colaboradores. Ellos necesitas no sólo descriptores de cargos claros, requieren ser liderados, siempre no sólo en los momentos difíciles, sino también en los otros. Esto genera principalmente compromiso hacia su líder, dado que el colaborado aprecia que ha dejado de ser un número para su superior y reconoce que él es importante para éste. Sin embargo, ser líder no es fácil ni se trata de ser un portavoz de las bases hacia la dirección, ni tampoco ser condescendiente en todo, para evitar problemas y mantener la fiesta en paz.

No; ser líder es conducir a quienes se les ha confiado para llevarlos alcanzar las metas y tareas que se les ha dispuesto, incluso cuando existan algunos colaboradores que se muestren reacios a ello. Únicamente llegando al corazón de sus colaboradores, en una atmósfera de respeto, confianza y alumbrando a su alrededor con la llama de la justicia, tendrán a su lado el afecto y compromiso de sus equipos, quedando apto para cumplir con ellos cualquier desafío que la empresa los haya invitado.