Espiritualidad y empresa en tiempos de crisis
Que detrás de cada crisis hay una, o varias, oportunidades ocultas, es algo que se oye desde hace tiempo en el entorno empresarial. Y no me refiero a los oportunistas, aquellos que consiguen grandes beneficios a costa de los que sufren esa crisis, no, me refiero a saber encontrar la oportunidad de aprendizaje en cada situación, por dificil que parezca.
En nuestro mundo dual, de polaridades, la tercera opción es la buena.
No es blanco, ni negro, sino gris: algo totalmente distinto pero a la vez fruto de la unión de lo precedente.
Durante años, hemos polarizado nuestra sociedad, lo productivo por un lado, la persona por otro. Como buena base del sistema económico actual, hemos puesto a la persona al servicio de lo productivo, creando un sistema que ha perdido de vista la dimensión humana, sus motivaciones, aspiraciones, deseos, necesidades, etc. Somos responsables de crear nuestra propia alienación, poniendo el foco en lo externo, lo material, lo ilusorio.
Como si esa grandeza fuera a satisfacernos de forma permanente, la hicimos global, la impusimos en todas partes y generamos estructuras mundiales que gestionasen su funcionamiento.
Pero perdimos de vista algo muy importante, de qué estamos hechos y quiénes somos en realidad.
Somos grandes creadores, podemos pintar el cuadro más maravilloso o crear una bomba atómica. ¿A qué hemos dedicado nuestros esfuerzos?
Algo tan pequeño como un virus nos ha mostrado la fragilidad de un sistema que ya no puede salvarnos de nuestro vacío interior. Consumimos espiritualidad pensando que podremos sobrellevarlo, pero ya no hay marcha atrás.
Hay que echarlo abajo y crear algo nuevo. El negro ya no sirve. El blanco tampoco nos sirvió. ¿Qué podemos aprovechar para crear nuestro nuevo gris?
Cuando nuestro interior ansía la unión con tanta fuerza, con el otro, con el entorno, con el cosmos, ¿qué papel juega la nueva empresa? ¿cómo podemos hacer la transición? ¿cómo podemos servir a este nuevo orden?
La clave, my friend, es el propósito
El nivel más elevado de consciencia es el de servicio, ser útil a los demás.
Las empresas, como grupo de personas, pueden lograr este propósito indagando en su propio ADN, en sus valores, en su cultura. SIEMPRE puede haber un propósito de servicio allí donde haya personas.
Si volvemos a colocarnos en el centro, si volvemos a recuperar nuestra dimensión, seremos capaces de crear ese gris brillante y luminoso que nos conducirá, con una sonrisa, a nuestro nuevo mañana.
Responsable Producción Informática Andbank. Agile Coach. Executive & Personal Coach ACC by ICF.
4 añosGracias Cristina! Una gran aportación!