¿Está mal estar mal?
Vale, estoy de acuerdo, como sentirse bien no hay nada, es mejor sentirse bien que mal, más que nada porque ¡te sientes bien! Perogrullada aparte, obviedad aparte, sentirse satisfecho, contento, feliz, apacible, tranquilo, es lo ideal, es señal de que estamos pasando una buena racha o que estamos tan ciegos y sordos que no nos damos cuenta que no es tan buena la racha; sea como fuera, benditas las risas aunque sean incoherentes.
Yo me pregunto, ¿está mal sentirse mal o estar mal?, ¿no será que hemos pontificado y endiosado eso de sentirse bien, como si sentirse bien fuera sinónimo de felicidad, de evolución espiritual? Cierto que también se ha endiosado eso de sentirse mal, que si no estás agobiado o pasando penurias entonces no eres un buen cristiano o no estás quemando karma o no estás evolucionando, con eso de aceptar como cierto el aforismo de que el conocimiento te hace sufrir o que los sabios sufren.
A veces hay que sufrir, a veces hay que llorar, a veces se puede estar triste, deprimido, ansioso, delirante, neurótico, a veces puedes estar airado, dolido, envidioso, insoportable, a veces puedes ser la persona más detestable de la vecindad o de la humanidad... El cuerpo tiene sus enfermedades, sus males, sus días negros. El alma, la psique, nuestra mente y nuestro corazón también pueden padecer enfermedades, trastornos, más o menos agudos, más o menos crónicos, más o menos graves. Todo forma parte de nuestra evolución, de nuestra esencia como humanos.
Incluso, yendo más lejos, creo necesario el sufrimiento para despertar las conciencias, pero claro, con mesura, en su justa medida. Una bofetada en la vida te espabila, dos te hacen fuerte, con tres te encumbras en la iluminación, pero cuatro, cinco, mil, te hunde en ti mismo, te atrapa en el yoísmo, te deprime de manera aguda, crónica si no lo remedias. Hay gente que tiende a buscar el sufrimiento porque se hace adicta a la queja, otros acuden a las drogas, ya sean estas legales o ilegales, sea una fluoxetina, alcohol o marihuana, da igual; otros recurren a la distracción permanente, una huida hacia delante, para obviar sus verdaderos problemas, sus verdaderos sentimientos, y ríen, parecen felices.
Ahora la pregunta sería, ¿está mal el que está bien o parece estar bien?, ¿está bien estar mal? Creo, bajo una manta de interrogantes y modestas excusas, que todo tiene sentido, que el equilibrio es lo ideal, que no es malo estar mal ni estar bien, siempre y cuando aprendamos la lección, nos sirva para algo y no se enquiste haciéndonos la vida imposible. No se puede vivir toda una vida sufriendo, ni tampoco que parezca un chiste siempre. Reír siempre parece, por raro que parezca, más espeluznante que llorar siempre. Pero no se debe llorar ni reír constantemente. La vida es suficientemente larga como para sentir de todo, vivir de todo. A veces es corta; es corta si el dolor o la estupidez embargan nuestra alma y no aprendemos ni experimentamos nada de la vida.
Consejos prácticos:
- Si padeces una depresión aprovecha la oportunidad, mientras te tratas debidamente, para reflexionar y meditar. La depresión es una invitación al mundo interno, a conocerte a ti mismo.
- Si padeces ansiedad, es el momento para correr, para saltar, para gritar, para gastar esa energía. Es el momento para poner orden en tu vida, para marcarte una agenda plausible, para soltar lastre.
- Si en la vida se te presenta una situación dolorosa, un duelo, una pérdida, una enfermedad, un desastre: no te cortes, llora, grita, déjate llevar por los sentimientos, por esas sensaciones, no te hagas el fuerte, sé humano. Luego, según quede de ti, haz lo de los puntos anteriores.
- Si se hace crónico el punto anterior, porque no superes la situación o sea toda una vida de congojas y desastres, después de buscar ayuda profesional haz el punto 1 y/o 2.