Estar bien con, no estar bien: cómo afrontar la tristeza
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Estar bien con, no estar bien: cómo afrontar la tristeza

No podemos ser felices el 100% del tiempo, por lo que admitir que estamos tristes y afrontarlo es una parte importante de una vida floreciente.

¿Cuál es tu respuesta instintiva cuando alguien te pregunta cómo estás?

"Bien".

"¡Genial!"

"¡Muy bien, gracias!


¿Y si estás teniendo un día infernal en el trabajo, o acabas de separarte de tu pareja, o estás esperando con nerviosismo los resultados de unas temibles pruebas médicas?

Si eres como yo, puede que sigas teniendo la tentación de responder: "¡Estoy muy bien, gracias!". Siempre pense que era un atributo de los mexicanos, pero hay evidencia de que no es exclusivo de nosotros.

"Parece que no hay ancho de banda para que la gente diga realmente que no somos felices en este momento", dice Helen Russell, autora de Cómo estar triste: Todo lo que he aprendido sobre ser más feliz estando más triste.

"La tristeza es lo que se supone que debemos sentir cuando experimentamos una pérdida o una decepción, pero esto parecía culturalmente inaceptable".

Helen era una escritora de éxito en revistas femeninas y cada vez notaba más artículos dedicados a la felicidad. ¿Qué era la felicidad? ¿Y dónde se encuentra? Decidió dedicar su carrera a encontrar las respuestas. Pero cuando daba charlas estaba claro que su público solía pensar que debían ser felices independientemente de lo que ocurriera en sus vidas.

"La gente preguntaba: '¿Cómo puedo ser feliz?' Y esto ocurría a menudo cuando habían pasado cosas realmente duras. Alguien que había perdido recientemente a un ser querido. Gente que se había quedado sin trabajo o sin casa, o que había sufrido una mala ruptura. Y seguía habiendo una sensación de "¿Cómo puedo ser feliz?" Existe una verdadera reticencia a estar triste".

La historia de Helen me recordó una gran idea errónea sobre la felicidad que describió perfectamente el gran psicólogo de Harvard Dan Gilbert:

"La gente cree que la felicidad es un lugar al que, si pudieran llegar, podrían construir una casa y vivir allí toda la vida. Es sólo un destino de vacaciones. Es un lugar que puedes visitar cada vez más a menudo si haces las cosas correctas. Y puedes quedarte cada vez más tiempo. Pero no puedes quedarte para siempre".

Si realmente queremos ser felices, tenemos que aceptar que está bien sentirse triste a veces.

Ser honestos con nosotros mismos sobre la tristeza es más importante de lo que crees. Si alguna vez tienes la tentación de reprimir los pensamientos dolorosos, recuerda que los llamados "procesos irónicos" de tu cerebro sólo trabajarán en tu contra. Cuanto más intentes ignorar los pensamientos tristes o dolorosos, más se abrirán paso.

Y si esto parece agotador, lo es. El trabajo cognitivo que supone suprimir cosas como el dolor y la tristeza acaba afectando a cosas como nuestra presión arterial. También afectará a nuestro rendimiento (algunas investigaciones sugieren que los estudiantes que reprimen los sentimientos de tristeza obtienen peores resultados en las pruebas de memoria que sus compañeros que son más abiertos a sus sentimientos dolorosos).

Entonces, ¿cómo podemos afrontar nuestros sentimientos de tristeza en lugar de reprimirlos? Una forma eficaz de afrontar nuestra tristeza es plasmar nuestros pensamientos en papel, en lugar de dejar que los recuerdos tristes se agiten caóticamente en nuestra cabeza. Las investigaciones demuestran que el mero hecho de escribir nuestros problemas nos permite organizarlos con mayor claridad. Contar la "historia" de nuestros problemas hace que éstos sean más fáciles de procesar.

Jamie Pennebaker, profesor de psicología de la Universidad de Texas en Austin, es un experto en el poder de expresar nuestras emociones. Ha descubierto que las personas que escriben sus pensamientos más tristes suelen experimentar una reducción de los síntomas de depresión y del trastorno de estrés postraumático. Jamie también ha demostrado que la escritura expresiva tiene efectos positivos en nuestra salud física: descubrió que los participantes en sus estudios de investigación visitaban al médico con menos frecuencia si habían escrito sobre sus experiencias tristes. Esto es completamente contraintuitivo, al menos para mi. Cuando descubrí que mi hija de 13 mantiene un record en audio de estos mementos mi primera intuición fué detenerla. Pero recorde esta investigación.

Aunque escribir un diario es una gran opción para afrontar los momentos más tristes que todos sufrimos, también es posible que quieras ser más abierto con las personas que te rodean. Y no tienen por qué ser tus seres más queridos.


En un podcast sobre la tristeza de la Dra Laurie Santos, Helen Russell comparte una trágica historia familiar: su hermana murió en la infancia, a lo que siguió rápidamente el colapso del matrimonio de sus padres. La madre de Helen no tenía a nadie con quien hablar de estos devastadores golpes gemelos. "Nadie quería hablar de las cosas tristes", dijo más tarde a Helen. "Se esperaba que simplemente siguiera adelante".

Entonces la lavadora de la madre de Helen se estropeó. El técnico -un desconocido- escuchó a la afligida divorciada mientras intentaba arreglar la máquina. Cuando se marchó, la madre de Helen decidió romper deliberadamente la lavadora, que aún estaba en garantía. Después, reservó al mismo técnico para que volviera.

"Él la escuchó y escuchó su dolor y se tomó un té con ella", dice Helen. "Y creo que también mi madre, rompió la lavadora un par de veces más. Este tipo sin conexión con nuestras familias, realmente ayudó a mi madre cuando estaba en su punto más bajo; le estaré siempre agradecida".

Aunque no estoy sugiriendo que rompas ningún electrodoméstico, creo que todos podemos aprender de la madre de Helen. Cuando alguien, cualquiera, nos pregunte cómo estamos... tal vez no debamos recurrir a la respuesta habitual y decir simplemente: "Bien".

Tal vez deberíamos ser más honestos. Podemos decir: "En realidad me siento triste". Porque eso está bien.

Déjame tus comentarios.

Diana Cedillo

Diseñadora Industrial

2 años

Por los tabúes de la sociedad y nuestro lenguaje acerca del éxito profesional, es vergonzoso hablar de que estamos experimentando emociones negativas, por alguna razón debilitan nuestra identidad. Sin embargo, cada vez más veo el discurso dirigido a no ocultarlas, sino que asumirlas. Las emociones provocan que uno se mueva, no quiere decir que la dirección la maracá una emoción, sino que sentirla es un indicador, Por cierto, recuerdo que en su clase siempre iniciábamos contando buenas noticias entre nosotros del grupo! Eso era una terapia que apreciaré siempre. Abrazos profe

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