Esto va de hacer. Sin acción no hay transformación.
¿Cuántos planes has escrito en los últimos meses? ¿Cuántas listas de objetivos tienes? ¿Cuántos deseos en tu cabeza? Y, ¿cuántos has puesto en practica? Da igual, no hace falta que me contestes…
Te entiendo perfectamente, porque a mí también me pasaba y aún me pasa en algún tema concreto. Por eso, hoy reflexiono sobre porqué en ocasiones nos cuesta tanto pasar a la acción.
Lo primero que me viene a la cabeza –y lo siento en el estomago- es el miedo. Miedo a fallar, miedo al que dirán, miedo al ‘y si…’, miedo a no ser aceptado, miedo al éxito, miedo a…. Da igual el apellido que le pongamos: es miedo.
Y sí, llamémosle por su nombre. No pasa nada. No es un monstruo. Es simplemente una emoción. Como todas las emociones tienen su utilidad, su sentido. Así que el primer paso es aceptarla, reconocerla y… abrazarla. Pregúntate qué mensaje te trae, para qué está aquí. Desde ahí, déjala estar, no pongas foco en querer evitarla. Ya sabes, es una emoción. Siéntela y déjala pasar. Qué fluya.
Ahora, ¿qué hacer con nuestros amigos ‘los loros’ –nuestros jueces internos- los que saben lo que se puede y no se puede hacer, los que todo controlan, y todo lo juzgan? ‘No puedes tener miedo’ ‘Evita el miedo’ ‘Te va a pasar algo horrible’ ‘lo vas a hacer fatal…’ ¿Te suenan?
Ésos sí que son un fastidio. Ésos sí que no tienen ninguna utilidad ‘sana’. ¿Qué hacer con ellos? Saca fuera a todos esos pájaros juzgadores ¡que tanto ruido hacen! Calma tu mente. Deja de pensar en ello, cuánto más pienses más grande se va a hacer. Nuestro cerebro no entiende el ‘no’. Si piensas ‘no tengo miedo’, ¿Qué vas a tener? Más miedo. Ya verás: No pienses en una montaña con nieve. ¿En qué has pensado? ¿En una montaña con nieve? Si te he dicho que no pensarás en ello. ;-)
Toma consciencia de qué te cuentas como si fueras un observador. ¿Para qué te lo cuentas y de qué te está sirviendo? ¿Para no arriesgar?, ¿para quedarte cómodo/a?, ¿para no hacerlo?
¿Sabes qué pasa si no lo haces? Te quedas sin feedback, una información valiosísima para aprender, ver si era el camino o tienes que modificar algo, y volver a actuar. Es la forma de avanzar.
Muchas veces nos quedamos quietos porque creemos que no somos capaces, porque creemos que no podemos. Creemos, creemos…. La clave está en que te acompañes y te lo pongas tan sencillo que tu loro –tu creencia- se mantenga dormido.
Hace unos días, en una sesión en un MBA en el que participo, una alumna creía que no era capaz de contar su proyecto en público. ‘No puedo’ ,‘no puedo’, decía cuando salió y se puso frente a sus compañeros. La invité a hacerlo varias veces… ‘no puedo, no puedo’, decía. Al final le propuse que dijera una idea breve –en lugar de todo el proyecto-. ¿Sabes qué pasó? Que lo hizo. Había convertido su ‘no puedo’ en ‘sí puedo’. Había transformado su creencia. Y ta chán: ¡ya podía!
Hay una frase que me encanta: Acción mata juicio. Te la regalo.
Te propongo que pienses en algo que te cuesta llevar a cabo. ¿Lo tienes? ¿Preparado/a para hacerlo? Aquí tienes 4 pasos para conseguirlo:
- ¿A qué es el miedo? ¿Cómo puedes aceptarlo?
- ¿Qué creencias rondan alrededor de esa emoción?
- ¿Cuál es la minina acción que puedas hacer hoy que transforme tus pensamientos –tu creencia- ? Póntelo fácil, busca esa micro acción
- ¡Hazlo!
¡Enhorabuena, valiente!