Estrés hídrico
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Estrés hídrico

Por: Gerardo Garza


La relación entre el agua salada y el agua dulce en el mundo es significativamente desigual. Aproximadamente el 97.5% del agua en el mundo es salada, encontrándose principalmente en los océanos, mientras que solo el 2.5% es agua dulce. De este porcentaje de agua dulce, una gran parte está contenida en glaciares, capas de hielo, y bajo la superficie de la tierra en acuíferos, dejando una cantidad relativamente pequeña disponible para el consumo humano en ríos, lagos, y embalses.


El agua salada no es adecuada para el consumo humano principalmente debido a su alto contenido de sal, específicamente cloruro de sodio, junto con otros minerales y sustancias disueltas. Consumir agua salada puede llevar a una condición conocida como hipernatremia, la cual ocurre cuando el nivel de sodio en la sangre se eleva demasiado. Esto puede causar deshidratación severa porque el cuerpo necesita aún más agua para diluir el exceso de sal en el sistema, lo cual a su vez incrementa la sed y puede llevar a un ciclo peligroso. Además, el proceso para que los riñones filtren y excreten cantidades excesivas de sal impone una carga adicional sobre estos órganos, pudiendo resultar en daño renal.


La desalinización es un proceso que puede hacer el agua salada segura para el consumo, pero es costoso y energéticamente demandante, lo que limita su uso principalmente a regiones con escasez crítica de agua dulce y la capacidad financiera para soportar la infraestructura necesaria.




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