ESTRÉS (… y no hay que permitir que llegue a CUATRO)
Necesitamos el ESTRÉS ya que es como se prepara nuestro cuerpo (o sea, lo que somos, biológicamente hablando) para poder reaccionar ante peligros, sobrellevar miedos y afrontar retos. Esto lo hace (nuestro ser biológico) segregando de golpe y porrazo (o de repente, a bote pronto o ipso facto, que vienen a decir lo mismo) ADRENALINA y GLUCOCORTICOIDES, dos estupendas hormonas que aceleran el ritmo cardíaco, mandan energía a la musculatura, aumentan significativamente la atención y la rapidez mental y además inhiben funciones que no son imprescindibles ante una emergencia tales como la digestión (que suele acelerarse y de ahí la expresión “cagarse de miedo”) el crecimiento y la reproducción. Todo esto durante un ratito de higo a breva (es decir, un tiempo cada mucho tiempo) no supone más que algo lógico y llevadero en este nuestro mundo de la existencia, ahora bien, los seres humanos o personas (únicamente) hemos desarrollado algo denominado “PENSAMIENTO ABSTRACTO” que es ni más ni menos que una evolución de nuestra imaginación que, cuando es positivo, está muy bien porque hace que veamos otras probabilidades diferentes para una misma acción, impulsa nuestra creatividad, nos ayuda a formar criterio y favorece la independencia personal, pero cuando es negativo (¡ay, ay, ay!) llega a conseguir que somaticemos sufrimientos y estados de ansiedad aún cuando no los estamos padeciendo (somatizar es la acción de convertir pensamientos en síntomas orgánicos funcionales tales como tics, dolores, secreciones corporales, calambres y tirones musculares, etc.) Cuando imaginamos una acción o una situación que nos ha generado mucho estrés, este “pensamiento abstracto” hace lo posible porque revivamos tal acción o situación como si fuera real y si esto se hace crónico (que es lo que se dice en sanidad cuando algo malo dura mucho tiempo) se empieza a somatizar, destruyéndose así neuronas del hipocampo (afectando a la memoria cotidiana) a debilitarse el sistema inmunológico (favoreciendo que el organismo sea más propenso a contraer enfermedades) a aumentar la presión arterial, a redistribuirse las grasas en el cuerpo, a propiciarse envejecimiento prematuro, a alterarse el ciclo menstrual en la mujer, a aparecer disfunción eréctil en el hombre y a aumentar el riesgo de sufrir afecciones cardíacas… ¡¡¡ Vaya con nuestra IMAGINACIÓN!!!...
CURSO DE GESTIÓN DE ESTRÉS A TRAVÉS DE TÉCNICAS MOTIVACIONALES
Dinámicas para definir recursos con los que reducir la incidencia tanto física como psicológica del estrés.