Evolución de las guerrillas colombianas.
Las guerrillas colombianas se han convertido en colombo-venezolanas.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han venido desplegando, desde hace años, una presencia creciente de sus estructuras armadas en la frontera entre Colombia y Venezuela y en el interior del territorio venezolano, áreas en las que, en la actualidad, el guerrillerismo colombiano sigue operando.
En el caso de las FARC, dicha presencia duró hasta 2017.
Con posterioridad a ese año, los grupos que se desgajaron de las FARC -hasta 30 de ellos, a los que se les conoce como ex-FARC Mafia- han prolongado su despliegue en Venezuela, hasta nuestros días, tras los Acuerdos de Paz que el gobierno de Colombia firmó con las FARC, en 2016, y tras la desmovilización de ese grupo guerrillero, en 2017.
A partir de ese momento, la presencia simultánea, tanto en Colombia como en Venezuela, del ELN y de las facciones disidentes de las FARC se hizo permanente y estas bandas pasaron de ser guerrillas colombianas para convertirse en guerrillas binacionales.
Además del despliegue geográfico que alcanzaron dentro de Venezuela, este país se convirtió para las guerrillas en:
Tras el fracaso en Colombia de las negociaciones de paz entre los combatientes terroristas y el presidente Pastrana (1998-2002) y hasta la llegada al poder del presidente Uribe (2002-2010), aquellos facciosos se sintieron bienvenidos en Venezuela.
Los guerrilleros colombianos encontraron una buena acogida en ese país vecino y, de esa forma, lo convirtieron en su santuario particular, en el que pudieron refugiarse, descansar, planificar y entrenar, lejos del alcance de las Fuerzas Armadas de Colombia, a pesar de las quejas formales, al respecto, del presidente Uribe ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
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El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, estableció, en definitiva, una relación estrecha con las FARC.
Tanto fue así que Chávez llegó a entregar dirigentes del ELN, establecidos en Venezuela, al gobierno colombiano de Álvaro Uribe.
Desde 1993, el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, en cambio, ha coordinado mejor la relación de su régimen con el ELN.
En efecto, durante la presidencia de Maduro no se han producido ni acciones represivas, ni asesinatos contra los dirigentes elenos - sustantivo por el cual se conoce popularmente a los miembros del ELN-, mientras que, por el contrario, sí se han sucedido contra los líderes de las facciones disidentes de las FARC tras su disolución.
En 2022, Venezuela ya no es sólo un santuario para la guerrilla colombiana.
El ELN y la ex-FARC Mafia han echado raíces profundas en los Estados venezolanos -Zulia, Táchira, Apure o Amazonas- fronterizos con Colombia, se están adentrando hacia el sur de Venezuela, acercándose a la frontera de las Guayanas, y dominan ya gran parte de la frontera con Brasil.
La gobernanza criminal de las guerrillas colombianas, hoy, colombo-venezolanas, se extiende y profundiza en numerosos Estados de Venezuela con la complicidad y con la coordinación del gobierno de Nicolás Maduro.
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