EVOLUCIÓN DISARMÓNICA: EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO Y EL METABOLISMO HUMANO
La evolución del sistema nervioso autónomo (SNA) y del metabolismo humano ha seguido trayectorias radicalmente diferentes en los últimos 10.000 años. Mientras que el metabolismo ha demostrado adaptabilidad para satisfacer las demandas dietéticas y energéticas de un entorno cambiante, el SNA permanece esencialmente inalterado, preservando funciones diseñadas para un entorno primitivo. Este desajuste tiene profundas implicaciones en la salud moderna, especialmente en la regulación del estrés, el sueño y la homeostasis energética.
EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO: UN MECANISMO CONSERVADO
El SNA es una red de control involuntario que regula funciones críticas como la respiración, la frecuencia cardíaca y la respuesta al estrés. Dividido en dos ramas principales, simpática ("fight or flight") y parasimpática ("rest and digest"), este sistema evolutivamente primitivo está optimizado para garantizar la supervivencia en un entorno hostil.
En este contexto, el SNA reaccionaba a estímulos agudos, como la presencia de un depredador, activando el eje HPA. El resultado era la liberación de cortisol y catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), que movilizan glucosa desde el hígado a través de la gluconeogénesis y glucogenólisis para proporcionar energía inmediata.
Un vestigio de esta evolución es la sensibilidad nocturna al cortisol. Durante el sueño, esta hormona alcanza niveles basales, pero su fluctuación circadiana permite rápidas activaciones ante posibles amenazas. En la sociedad moderna, este mecanismo puede traducirse en insomnio o sueño superficial, exacerbado por el estrés crónico y la sobreestimulación.
EL METABOLISMO: ADAPTABILIDAD ENERGÉTICA
El metabolismo humano, por otro lado, ha mostrado una notable capacidad de adaptación. La revolución agrícola introdujo carbohidratos complejos como cereales, legumbres y tubérculos, lo que llevó a un cambio dietético significativo. Este proceso moldeó la biología metabólica:
1. Preferencia por la glucosa: El cerebro humano, que representa apenas el 2% del peso corporal, consume aproximadamente el 20% de la energía total en forma de glucosa, siendo esta su fuente principal. Este requerimiento se satisface mediante la glucólisis aeróbica, que genera 36 moléculas de ATP por cada molécula de glucosa metabolizada.
2. Amilasa salival y digestión de almidones: Las poblaciones que adoptaron dietas ricas en carbohidratos experimentaron un incremento en las copias del gen AMY1, lo que optimizó la hidrólisis de almidones en maltosa y glucosa durante la digestión.
3. Almacenamiento energético eficiente: La glucosa que no se utiliza inmediatamente se almacena como glucógeno en el hígado y los músculos, garantizando reservas rápidas para actividades físicas de alta intensidad, donde el metabolismo anaeróbico de la glucosa genera ATP sin oxígeno.
DESCONEXIÓN EVOLUTIVA ENTRE SNA Y METABOLISMO
El desajuste entre el SNA y el metabolismo en el entorno moderno plantea desafíos importantes:
- Sobreactivación del SNA: El estrés crónico activa continuamente el eje HPA, generando una sobreproducción de cortisol. Esto no solo afecta la calidad del sueño, sino que también promueve la resistencia a la insulina al estimular la gluconeogénesis y aumentar los niveles de glucosa en sangre.
- Impacto metabólico del exceso energético: Mientras el metabolismo evolucionó para procesar carbohidratos como fuente primaria, el entorno moderno de alta disponibilidad calórica y baja actividad física genera almacenamiento excesivo de grasas, resistencia insulínica e inflamación crónica.
ASPECTOS BIOQUÍMICOS CLAVE
- La glucólisis y el cerebro: El cerebro depende de la glucosa como fuente principal debido a su incapacidad para utilizar ácidos grasos. La glucólisis en el cerebro genera ATP y piruvato, que entra en el ciclo de Krebs para producir energía en presencia de oxígeno.
- La respuesta al estrés y la glucosa: En situaciones de estrés, las catecolaminas estimulan receptores beta-adrenérgicos en el hígado, activando la adenilato ciclasa y aumentando el AMP cíclico. Este segundo mensajero activa la glucogenólisis, liberando glucosa al torrente sanguíneo.
- Insulina y cortisol: La insulina no solo regula los niveles de glucosa, sino que su actividad nocturna puede "llamar" cortisol debido a la interacción en la regulación circadiana del eje HPA. Por ello, es crucial estimular la secreción de insulina durante las horas diurnas, favoreciendo un metabolismo energético acorde con el ritmo circadiano.
UN ENFOQUE MODERNO PARA UNA FISIOLOGÍA PRIMITIVA
Para mitigar los efectos de esta desconexión evolutiva, es fundamental adoptar un enfoque integrador que optimice tanto el SNA como el metabolismo:
- Regulación del SNA: Implementar técnicas de relajación que promuevan la actividad parasimpática, como respiración diafragmática y preparación para el sueño, puede reducir la sobreproducción de cortisol.
- Optimización metabólica: Favorecer la secreción de insulina en las horas diurnas mediante comidas adecuadamente distribuidas evita la activación nocturna del eje HPA, reduciendo la liberación de cortisol y sus efectos sobre la inflamación crónica.
- Modulación circadiana: Exponerse a luz natural durante el día y evitar luz artificial por la noche ayuda a sincronizar el eje HPA, promoviendo un sueño más reparador.
El sistema nervioso autónomo no ha evolucionado significativamente en los últimos 10.000 años, manteniendo un diseño adaptado a amenazas agudas. En cambio, el metabolismo ha desarrollado la capacidad de procesar carbohidratos como fuente energética primaria. Reconocer esta desconexión y aplicar estrategias basadas en evidencia permite armonizar estos sistemas, mejorando la salud integral en un contexto moderno.
⚕️MSL wannabe 💬 Scientific Communication 🌱 Growth Mindset 🧭Innovator 🚑 Ambulance Volunteer ⛵ Sailor
1 mesMuy interesante esta visión evolutiva del SN