Explorando Innovaciones Educativas: Dimensiones y Estrategias de Evaluación
¿De qué hablamos cuando hablamos de innovación educativa? Parece que, en los años recientes, hemos relacionado la inclusión de las tecnologías con una falsa idea de innovación educativa. Esto lo podemos ver tanto en titulares de la prensa, como en conferencias educativas y hasta en el discurso de la política pública educativa de los países. La innovación y la tecnología parecieran ir de la mano, pero realmente ¿qué es innovar?, ¿podemos asumir que todo uso de la tecnología es innovación? La segunda pregunta es mucho más sencilla de contestar que la primera. La respuesta en este caso es un rotundo no. Su justificación parte, principalmente, de contestar la primera pregunta, lo cual intentaré hacer brevemente en este artículo.
¿Qué es innovación educativa?
La definición de innovación dependerá de la tradición o del autor que hablemos. Por ejemplo, para Michael Fullan y Alan Pomfret, en su artículo investigar la implementación del currículo y la enseñanza, la innovación se entiende como un cambio intencionado que busca transformar los contenidos de una materia, la estructura organizacional, el rol de los involucrados, las formas de conocer y entender, y los procesos de internalización de valores. La innovación, también, puede ser entendida como la introducción de un elemento novedoso a un escenario en particular. Para Rivas, esta novedad constituye un grado de relatividad contextual. Es decir, la innovación puede implicar utilizar elementos ya implementados en otros contextos con el fin de mejorar un determinado aspecto en un contexto inexplorado.
En este sentido, la innovación se relaciona con tres ideas, principalmente: cambio, novedad relativa, y mejora. La innovación, entonces, es una estrategia planeada de cambio o introducción de un nuevo elemento con un específico de mejorar algún elemento del sistema escolar. La innovación tiene un propósito y escenarios clave de actuación que permiten alcanzar la mejora esperada al igual que transformar ciertos ámbitos del entorno educativo. Pero ¿de qué ámbitos hablamos, cuando queremos innovar en educación? Frente a esta interrogante, podemos considerar los elementos mencionados por Michael Fullan y Alan Pomfret, previamente. Sin embargo, recientes aproximaciones pueden darnos más claridades.
Dimensiones de una innovación educativa
En el libro de lineamientos para investigar y evaluar innovaciones educativas, Gary Cifuentes y Andrés Caldas mencionan seis tipos de dimensiones que pueden ayudarnos no solo a caracterizar innovaciones educativas, sino entenderlas y situarlas en diferentes niveles:
Con esta breve caracterización y conceptualización de la idea de innovación, ya es más sencillo identificar aquellas estrategias de innovación de las que no lo son. En el caso de la pregunta que planteamos al principio en torno a asumir que todo uso de la tecnología es innovación, podemos decir que, si bien hay un proceso de inclusión de elementos que pueden ser novedosos, relativamente, si su inclusión se da desde la falta de una teoría de cambio que permita determinar una línea base y un estado ideal, no se están generando procesos de innovación educativa. Pero bueno, ¿cómo podemos determinar que hemos o no cumplido con los objetivos de nuestra estrategia de innovación educativa?
Evaluar una innovación educativa
Evaluar implica generar un juicio sobre el cumplimiento de un elemento de la estrategia que ha sido diseñada. Si bien uno de los enfoques más utilizados en los procesos de evaluación es la evaluación de impacto, lo cierto es que existen diferentes acercamientos que pueden enriquecer la valoración que generemos de la estrategia:
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En la mayoría de los casos, se confunde la evaluación de resultados con la evaluación de impacto. Asimismo, dentro de esta confusión, se promueven procesos de evaluación que no son siempre pertinentes con el estado de implementación o cumplimiento de la estrategia. Una evaluación de impacto busca describir y sustentar una relación de causa y efecto entre la estrategia diseñada y los resultados obtenidos. Para esto, se debe tener en cuenta la diferencia entre la media de los resultados obtenidos con la aplicación del estrategia y la media basada en los posibles resultados si los participantes no hubieran hecho parte de la estrategia o E[Yi(1) | D=1] - E[Yi(0) | D=1].
La innovación educativa, como hemos visto, abarca más que un único componente de transformación. Si bien la inclusión de las tecnologías puede ser un componente que enriquezca el sistema educativo, este enriquecimiento únicamente se da a través de una correcta planeación y teoría de cambio. Asimismo, para determinar que nuestra estrategia de innovación educativa es pertinente, coherente y que está cumpliendo con lo esperado podemos utilizar los diferentes enfoques de evaluación aquí abordados.
Luis Rojas Quesada es un investigador y consultor en educación que se enfoca en el estudio de las políticas educativas latinoamericanas, integración de nuevos medios digitales en escenarios educativos e innovación educativa.
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