Familias comprometidas: el secreto para impulsar el aprendizaje
Cuando una niña o un niño se siente querido, apoyado y respaldado, su desarrollo cognitivo y en consecuencia sus resultados académicos mejoran significativamente. Esto debido a que la seguridad emocional que les proporciona la familia les permite aprender con más facilidad. El compromiso de la familia en la educación es un factor clave para el desarrollo integral y desempeño académico. Es importante considerar que el aprendizaje no solo depende de lo que sucede en la escuela, sino también del bienestar emocional que se cultiva en casa.
1. Apoyar emocionalmente: El apoyo emocional de la familia aumenta la autoestima y la motivación de niñas, niños y adolescentes. Cuando se sienten emocionalmente seguros, son más propensos a explorar, experimentar y aprender
2. Acompañar y guiar: Las familias comprometidas participan activamente en la educación de sus hijas e hijos, ofreciendo su apoyo para el desarrollo de tareas y proyectos escolares. Además, es importante establecer hábitos y rutinas que estén alineados con los horarios del colegio, desde la hora de levantarse hasta la hora de dormir
3. Crear un ambiente que invite a aprender: Un entorno familiar que valora la educación, fomenta hábitos de estudio positivos y un interés genuino por aprender. Un ambiente seguro emocionalmente anima a ser curiosos, hacer preguntas y desarrollar habilidades de pensamiento crítico
4. Mejorar la comunicación: Mantener una comunicación abierta con los educadores es fundamental para fortalecer la alianza familias- escuela, desde la primera infancia. Conocer los espacios de participación de las familias en el colegio o en jardín de su hija o hijo, e involúcrese activamente.
5. Construir metas: Las familias comprometidas motivan a sus hijas e hijos a tener metas y sueños, y les acompañan el proceso de lograrlos. Reconozca y aproveche sus fortalezas y busque superar las limitaciones y retos que niñas y niños puedan enfrentar en el camino.
6. Establecer expectativas realistas: Las expectativas ajustadas a la realidad aumentan la motivación y la autoestima, haciendo que las niñas y niños se sientan valorados más allá de sus resultados. Aquellos que se sienten seguros y apreciados tienden a tener una actitud positiva hacia el aprendizaje y se esfuerzan más en clase.
7. Desarrollar habilidades sociales: Las interacciones familiares y el apoyo en actividades escolares ayudan a desarrollar habilidades sociales esenciales para el trabajo en equipo y la convivencia en la escuela. Modelar comportamientos como la empatía y la comunicación efectiva en casa es fundamental
8. Fomentar la resiliencia: Niñas y niños que cuentan con el apoyo de sus familias son más propensos a enfrentar y superar obstáculos académicos pues son más resilientes ante los cambios y desafíos, como el inicio de un nuevo año escolar o la transición a nuevas etapas educativas. Esto les permite adaptarse mejor y aprovechar las oportunidades de aprendizaje
En colaboración con: Catalina Sanz Jaramillo .
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