Fanatismos

¿Qué está pasando en el mundo actual. cada día con más guerras, guerrillas, atentados y muertes solo por pensar diferente? ¿ Qué está pasando en Palestina o en Ucrania?¿ Qué en países sudamericanos o africanos, que no salen en las noticias?.

Que mundo tan absurdo es este en el que vivimos. Cuánto fanatismo peligroso y violento...

Hay muchísima gente que está convencida de que hemos nacido para sufrir, de que el mundo es un valle de lágrimas. Siento por ella una gran compasión y una invencible antipatía. Siempre me han parecido los peores enemigos de su dios, sea el que sea.

Opinar que para introducirse en el Paraíso hay que pagar una entrada de llanto y sufrimiento, de sacrificio humano, opinar que la espada del arcángel guardián sólo puede abatirse con la aflicción ( y mejor si es inútil y además provocada) la considero la más grave blasfemia.

La vida es, por encima y por debajo de todo, alegría. Hay millones y millones de buenas cosas que nos suceden o que podemos gozar y que son gratis: la elegancia de los animales, su incomparable colorido, el aroma infinito y tenue de las flores, las luces que ni un solo segundo son idénticas, la belleza con que las reciben los pétalos, los campos y las montañas, las alas de las mariposas y demás insectos, la inmensidad del mar, sus albas y ocasos...Los sentimientos auténticos: Amor, Amistad, Lealtad, Solidaridad, Entrega...No es un dislate pensar que el Edén verdadero se halla en donde nosotros nos hallamos, aunque existan quienes han decidido no disfrutarlo sino sufrir en él.

El dolor es un hecho consustancial con la vida; la alegría de la vida, otro. Y ambos son compatibles: compatibles y opuestos. La alegría ha de destruir los cimientos del dolor, minarle su terreno, sustraérselo, hacerlo desaparecer, más cada día de este valle que alguien dijo que era de lágrimas y sufrimiento.

El espíritu de sacrificio gratuito es un invento estúpido. El sacrificio cuando sea imprescindible o necesario, se aceptará, pero con alegría: hasta las penas hay que saberlas llevar con resiliencia entre las manos. Lo otro, el fanatismo del dolor y de la muerte, me provoca arcadas, porque los que lo predican nunca se sacrifican ni mueren. Solo los más pobres, los que tienen menos cultura, y los desheredados de la Tierra sufren las consecuencias de las guerras y atentados, los lideres y jefes, no.

Que nazcamos para sufrir es una gravísima falacia, la diga quien la diga. Es una aberración y el pecado mayor que puede cometerse contra la vida: el don supremo y el supremo destino. Quién agregue un gramo de dolor inútil al que ya hay en la tierra será quien más atente contra cualquier dios que la sostenga y en el que crea. Detesto esas religiones o esas sectas que añaden más dolor al que los hombres han conseguido, por su torpeza, sus malas decisiones y su egoísmo, sembrar a nuestro alrededor. Ellas son responsables de la angustia, de la sombría sensación de culpabilidad que destrozan a tanto ser humano. Y deberán atenerse a las funestas consecuencias de sus funestos fanatismos. Porque fanatismo es la ceguera de los que se toman rotundamente en serio a sí mismos y sus opiniones. Fanatismo, considerarse en posesión de la verdad absoluta y considerar sus creencias fijas e inamovibles. Fanatismo, no admitir la menor vacilación, la menor discusión con sus ideas, sean éstas religiosas, políticas, o referidas a un equipo de futbol, me da igual. Fanatismo, es alardear de superioridad en el campo de que se trate, obedecer y obligar a que otros obedezcan consignas indiscutibles aunque se puedan refutar, y estar seguros que con semejante comportamiento se consigue nada menos, por ejemplo, que la eterna salvación. Vivir plácidamente en el Paraíso

Aborrezco a tales tipos, vengan de donde vengan y adoren al dios  o a los dioses que adoren. No conseguirán nunca que nadie ame a una divinidad por las fuerzas de sus armas asesinas. Porque nadie puede creer en la omnipotencia de un dios malvado, y amarlo, mucho menos.

Contra estos imbéciles engreídos que, en general, suelen autoconsagrarse administradores del misterio divino, no cabe mejor respuesta que la justicia, la condena, la indiferencia y el olvido.

Que nunca pueda quitarnos la risa. No como ruido vano, sino como manifestación de la alegría, como afirmación de nuestra privilegiada condición humana, ya que el hombre es el único animal que sabe reír. En la risa solo caben la identificación, el compañerismo, la sinceridad, la coincidencia espontánea, y también el respeto, la amistad y la lealtad.

Leonardo Da Vinci, el más alto ápice de la creatividad dijo que, si fuera posible, "se debería hacer reír hasta a los muertos". Se que alguien que se ríe no será demasiado peligroso, y que acabará ganando las guerras de este mundo, inventadas por los siempre cabreados fanáticos y por los sin escrúpulos.

Ante todos los sucios fanatismos que nos ensombrecen y nos acosan hemos de responder de la misma manera: con las armas letales y juiciosas del: El amor, la empatía, la comprensión, la cultura, la justicia y la risa.

No más guerras. No más muertos inocentes... No os dejéis engañar


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