Formarse o Morir...

He tenido la suerte de trabajar para empresas que se preocupan por invertir en formación para sus empleados. Y he tenido más suerte aún de trabajar para jefes que han facilitado mi desarrollo.

A lo largo de los últimos diez años he podido formarme en lo que más me gusta: el desarrollo personal. En ocasiones he invertido mi propio dinero y en otras ocasiones, ha sido mi empresa la que me ha facilitado la formación.

Si tuviera que sacar una conclusión o principal aprendizaje, sería no dejar de aprender.

Ya sea a través de cursos más tradicionales, formación online, proyectos o asignaciones profesionales o algo tan simple como leer un buen libro. Es mejor no desdeñar las oportunidades que se nos ofrecen para crecer.

Aprender es cómo entrenarse para el cambio. De la misma manera que un buen entrenamiento nos facilita competir a un nivel adecuado, aprender contribuye a la plasticidad de nuestro cerebro y nos facilita la adaptación a nuevos entornos o situaciones cambiantes.

Si nos fijamos en el entorno profesional, tras más de 12 años como profesional de las Personas, puedo decir que la capacidad para aprender es una de las claves para tener éxito en las organizaciones, para adaptarse a los cambios internos y externos y sentirse realizados profesionalmente.

Los empleados que muestran una actitud proactiva y abierta al aprendizaje tienen una ventaja competitiva frente a aquellos que prefieren seguir haciendo lo que han hecho siempre. No solo por que adquieran más conocimientos y desarrollen más habilidades, sino por que esa actitud muestra compromiso de cara a sus superiores.

Hoy en día el conocimiento está a nuestro alcance de una manera sin precedentes y no aprovecharlo es una temeridad.

Hace poco asistí a una formación en habilidades comerciales y me sorprendió escuchar a algunos de los participantes decirme que era la primera formación de este tipo a la que asistían. Y no eran perfiles junior, precisamente. Evidentemente, los participantes de aquella formación no son necesariamente una muestra representativa, pero si lo fueran, ¡sería como para preocuparse!

Yo cada año trato de participar en uno o dos programas formativos experienciales intensivos y de alto impacto, más aquellas conferencias, mesas redondas o reuniones de profesionales a las que puedo asistir y hace tiempo que sustituí la televisión por las noches por lectura de libros.

Creo que cada experiencia que vivimos y cada decisión que tomamos encierran un aprendizaje, y es una cuestión de actitud y de dónde ponemos nuestro foco el integrar ese aprendizaje. Se trata de tomar la decisión consciente de querer aprender y convertirlo en un valor importante para uno mismo.

Solo se me ocurre decirte que, en lo profesional, inviertas tiempo en actividades que tengan retorno. No te quedes quieto y formate. Elige bien dónde pones tu dinero y ¡a por ello! Con que hagas una sola formación de impacto cada año, realizarás seguramente más de 35 a lo largo de tu carrera. Eso es mucho más de lo que hace la mayoría de la gente...

La clave para sobrevivir es formarse. ¡No lo olvides!